sábado, 22 de enero de 2011

... CLARA SANCHIS (Septiembre 2010)



Qué pasaría si dos personajes de dos obras de Shakespeare se encontrasen en el mundo de los sueños. Qué pasaría si Julieta no hubiese muerto y aún así, “viera” pasar los años en el interior de la cripta junto a las enamoradas cenizas de Romeo. La respuesta nos la ha dado José Sanchis Sinisterra, en una obra en la que Próspero, el todopoderoso mago de la Tempestad, se encuentra con Julieta. Ambos viven en un mundo onírico donde todo es posible. Clara Sanchis, da vida en esta obra a una Julieta con más de treinta años que conserva en sus ademanes y en su optimismo la inocencia de una juventud interrumpida por las prisas (esa es la determinación a la que llega tras preguntárselo jornada a jornada), hemos tenido la oportunidad de charlar con una de nuestras mejores actrices, que durante bastante tiempo ha formado parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que ha desarrollado labores periodísticas en prensa escrita y televisión, que pisó por primera vez los escenarios de la mano de la música, pues se formó musicalmente, y que finalmente encontró en la palabra su mejor instrumento:

Pregunta: Julieta, aún siendo un sueño, puede sobrevivir sin Romeo. ¿Romeo sin Julieta hubiera podido hacerlo?

Clara Sanchis: (risas) ... No se me había ocurrido (risas)... A ver, Yo creo que sí, porque de hecho Julieta, a lo largo de su monólogo habla varias veces de Rosalina... La historia de “Romeo y Julieta”... en realidad, si escarbas un poquito, es tremenda. Romeo, diez minutos antes de entrar en el baile, qué diez minutos, un minuto antes de entrar en el famoso baile de las máscaras donde conoce a Julieta y se enamora porque es la mujer de su vida y demás, está hablando de una tal Rosalina de la que está enamoradísimo... En fin, Romeo era un poquito variable y en el monólogo de Julieta que yo interpreto se habla de Rosalina... Julieta está un poco celosa del pasado, de esta Rosalina... Así pues, me da la impresión de que Romeo sí sobreviviría, incluso creo lo que en un momento dado piensa “mi Julieta”, que igual esto podía haber sido una tormenta de verano...

Pregunta:... Una tormenta de verano, fugaz y veloz, tremendamente veloz, algo que también reprocha Julieta a su Romeo...


Clara Sanchis: A ver... Ella qué puede hacer ahí encerrada en esa cripta, con las cenizas de Romeo... pues darle vueltas al tema... qué pasó, por qué pasó... Ella construye sus mundos para sobrevivir, unos mundos que a veces son muy divertidos y otras veces son angustiosos... Entonces, ese día, el día de nuestra función, para Julieta hay un gran descubrimiento y es que, ella lleva treinta años haciéndose esa pregunta, rumiándola incluso, cómo se torció todo... De pronto, ella cree descubrir que la clave de todo está en las prisas del amor, la impaciencia desenfrenada, esa especie de incendio que lo quema todo en un segundo y que fue todo a tal velocidad que... qué sentido tiene perder la vida, como ella la ha perdido, siendo ahora un animalillo encerrado, en esta versión; en la de Shakespeare muriendo directamente, por ese nivel de precipitación.

Pregunta: Hablas de “tu Julieta”; una Julieta que aunque han transcurrido treinta años, mantiene la inocencia, ese toque infantil que no sé si ha hecho tu trabajo de una riqueza considerable...


Clara Sanchis: Sí, es un personaje que no tiene precio, de hecho, no me he visto con una así... Ni por complejidad, ni por riqueza, que vienen a ser las dos caras de la misma moneda y en el fondo es una gran suerte, porque como actor, cuantas más cosas tengas, cuantos más materiales, más posibilidades... en un cierto sentido lo hace más difícil, pero también te lo facilita, porque tienes tanto donde rascar, donde escoger, donde buscar... entonces, Julieta, cuando pasa toda la carnicería de Verona y el final de la obra de Shakespeare, tiene trece o catorce años, ahora tiene cuarenta... lleva todo ese tiempo... y su forma de madurar ha sido muy peculiar, es un poco un Robinson Crusoe y claro queda mucho de la parte infantil... Creo que tiene una mezcla, del propio texto de Sanchis Sinisterra y de la dirección de María Ruíz, un poco en el trabajo de equipo que hemos hecho todos, de mujer madura, de mujer que es capaz de reírse de sí misma, pero también de mujer que está completamente fuera de la vida y se ha quedado en los trece años, también. No ha podido vivir más.

Pregunta: ¿Qué supone en el proceso de maduración de Julieta, el encuentro con Próspero y el hallazgo de otra vertiente para esa pregunta?... Pues al final, podemos ver que ambos son dos sueños, dentro de otro sueño...

Clara Sanchis: Sí, a mí me parece fascinante la idea de que dos personajes de dos obras de Shakespeare que no tienen nada que ver, se encuentren... Claro eso sólo podía ocurrir en el mundo de lo soñado... Hay un juego contínuo de Sanchis Sinisterra sobre los sueños, sobre la imaginación, sobre la fantasía, yo creo que eso está rondando todo el tiempo función, incluso los mismos personajes parece que salimos; en algún momento, cuando creo que es de noche, digo: “La noche con su manto de tinieblas llega...” y luego añado: “como dijo no sé quién”... el texto está lleno de esos pequeños guiños, de quién nos da la palabra, por qué estamos ahí... hay una especie de pequeño existencialismo de personaje, que cierra toda la obra... claro, para que dos personajes se encontraran debía de tratarse de un sueño, porque Shakespeare no lo hizo así, entonces, creo que Sinisterra coloca ahí esa idea de que esto en el fondo, no es posible... y entonces, en el mundo de lo irreal, es la libertad total, una libertad fantástica.

Pregunta: Tanto Héctor Colomé (Próspero) como tú, habéis comentado que este texto reivindica el teatro de palabra, ¿es necesario esa actitud, esa acción?


Clara Sanchís: Personalmente, no pienso tanto que haya que reivindicarlo porque no creo que haya desaparecido nunca... bueno hay opiniones para todos los gustos. Me parece muy bien que haya teatro de todo tipo, me parece fantástico cualquier teatro mientras sea bueno, mientras haya calidad debajo, una manera de trabajar seria tanto para hacer reír como para lo que haga falta, es mi opinión personal, no me parece nada mal una función donde nadie diga una sola palabra, me parecería también muy bien... Ahora que esta función es teatro de texto, teatro de palabra, por supuesto. Que es un lujo ver cómo los espectadores, que hoy en día estamos habituados al mundo de la imagen donde entra todo por los ojos, estamos en esa era ¿no? La era de lo visual, siguen con atención esta función donde sólo dos actores con este texto que es una filigrana... y lo conseguimos... Se ríen, están ahí, los sentimos... Esto estupendo para el mundo de las palabras... Está también en los propios personajes, tanto Julieta como Próspero, en el fondo, sobreviven gracias a que son capaces de hablar y eso está en la vida... Yo pienso muchas veces en eso, y me digo: “Ay que ver, somos monitos parlantes... qué seríamos sin el habla, cómo nos construye todo lo que decimos día a día...”

Pregunta: ¿Es complicado encontrar un texto que ofrezca esa misma riqueza en los personajes y en los diálogos?

Clara Sanchis: Sí, los actores nos quejamos mucho de la inexistencia de textos, pero yo creo que sí los hay... lo que ocurre es que leemos poco, de verdad lo creo. Los actores también estamos generando siempre proyectos nuevos, estamos buscando aquí y allá ¿no? Creo que sí hay... lo que no tenemos, fíjate, o si lo tenemos es cada vez en menos medida, es tiempo... tiempo para entrar en una biblioteca e inspeccionar, leer, buscar... hay grandes textos y tenemos autores ahora mismo como Juan Mayorga que es... bueno, cada función de Juan Mayorga es una puerta que se abre a un mundo... y es también teatro muy de palabra, donde los conflictos están en la palabra... Yo creo que eso es algo artesanal, la idea de la palabra, del teatro... El teatro es cada vez más humano, a medida que se deshumaniza nuestra vida, el teatro se llena más de esa humanidad... pero sí hay textos, la cuestión es buscarlos.

Pregunta: ... Y no hay tiempo para ello...

Clara Sanchis: Yo creo que estamos en una espiral, en ese sentido, un poco preocupante... ¿De dónde sacamos el tiempo para coger y sentarse uno, ya no a leer, a pensar...?

Pregunta: ¿Nos da miedo quizá pensar?


Clara Sanchis: No lo creo... A mí, no (risas)... Otra cosa que tiene esta obra, y todos los textos de Sanchis Sinisterra, es que ofrece esa puerta al espectador... en esta función hay un montón de cosas “rumiar” tras ver la obra... Permite al espectador que haga su propia lectura, que construya... Comentábamos el otro día que hubo una espectadora, cuando lo hicimos en El Escorial, que nos llegó a decir que ella pensaba que Próspero y Julieta en realidad eran un matrimonio, que se lo montaba así... Un poco como “El Amante” de Harold Pinter; que lo que ella había visto era un matrimonio, en el salón de su casa que juega todos los días porque se aburre, a que él es Próspero y ella es Julieta, y hacen esa aventura... imagínate las posibilidades que ofrece esta obra... entonces, sí es cierto que el teatro llama a la reflexión y hoy en día es necesario... sobre todo porque no es que seamos más burros, en absoluto, lo que pasa es que como no paramos en todo el día... yo veo a todo el mundo desesperado, desde que se levanta hasta que se acuesta, incluso los parados... situación donde los actores estamos continuamente, porque somos los parados universales que vamos y venimos... incluso ahí, porque en esa situación se emprende la carrera para encontrar un trabajo...

Pregunta:... Una carrera más compleja...

Clara Sanchis: Sí, es muy desesperante el día a día de quien busca trabajo y no para ni un minuto... Es muy estresante... con lo que este pequeño refugio que nos ofrece la escena, es una especie de pequeño rito muy necesario, de hecho la gente está yendo al teatro más que antes, incluso...

Pregunta: ... Pero tú no has parado mucho,estudiaste música e incluso has realizado labores periodísticas en prensa escrita y en televisión...

Clara Sanchis: Sí (risas)... he parado poco... Los actores siempre tenemos períodos de paro, eso es así, excepto... muy poquitos... diez actores diría yo; incluso ellos, los grandes, también tienen períodos, porque no hay industria para tanta gente; no hay trabajo para la cantidad de actores que somos, no hay suficientes películas... ahora la televisión está ayudando mucho, ha abierto una puerta muy importante porque está dando posibilidades a mucha gente; entonces, yo siempre he hecho un poco de todo, he sido inquieta e incluso dispersa, cosa que he pensado durante muchos años... Yo quise ser músico, mi vocación era la música y me formé musicalmente, me formé muy en serio y empecé a trabajar como pianista pero la vida me fue llevando a los escenarios, primero con el piano, a través de funciones donde tocaba, también a través del cabaret; empecé a hablar en el escenario y en mi caso hubo un elemento que ahora ya me resulta divertido y hasta literario, pero en su momento fue muy duro, yo tenía pánico escénico a la música y no a la interpretación; a mí me daba miedo tocar en público. ¿Por qué? Nunca lo sabré, pero cuando llegaba el momento de tocar... seguramente porque yo no era músico, yo no tenía ese material... tenía la vocación, tenía el trabajo detrás... pero algo, para mí, de una sobredificultad... era peor músico en el escenario que fuera del escenario.. entonces, claro, eso no puede ser... Cuando empecé a decir textos, al lado de tocar a Mozart, me parecía de una facilidad... me parecía un juego y con la idea del juego, fui entrando... luego ya no, luego ya vi lo difícil que es, la formación que hay que tener, en fin... de fácil no tiene nada... Pero bueno, la vida me fue llevando por ese camino y luego con el paso del tiempo he vuelto a compaginar las dos cosas, porque también pienso que se complementan perfectamente...

Pregunta: Desde luego, y seguramente tener esa formación musical te ha ayudado mucho como actriz...

Clara Sanchis: Sí, yo incluso la trato de aplicar en el escenario. Uno en cualquier cosa que hace va con su mochila de todo lo que tiene y para mí la música es una ayuda enorme... porque las palabras son sonido y sobre todo el ritmo, su manejo, las transiciones... es lo mismo.

Pregunta: Seguramente esa aplicación es más eficaz aún en el verso, en el teatro clásico, en cuya compañía te hemos visto en numerosas ocasiones...

Clara Sanchis: Sí, por supuesto. En el verso ya el asunto rítmico... y además, hablaba mucho de esto con el gran Arturo Querejeta o Pepa Pedroche, es muy interesante el verso... con Vicente Fuentes que en el momento en el que estuve allí, era la persona que nos formaba en el verso, y nos invitaba a escucharlo... porque el ritmo que tiene, machacón, el verso, es muy interesante saber cómo jugarlo, que esté ahí pero que no se note, que se perciba pero que no pese... como hacía Chopin, cuando mantenía el compás con la mano izquierda y con la derecha se movía por otro lado... Es que yo creo que la música vale para todo... hasta para cocinar, para vivir... pienso que la música debería ser uno de los pilares de la enseñanza, lo tengo clarísimo.

Pregunta: Hace pocos días hablaba con un cantante lírico, y me decía que España es un país musicalmente inculto...

Clara Sanchis: Muchísimo... yo también tuve una enseñanza, no quiero echar la culpa a nada porque la responsabilidad es mía, pero tuve una enseñanza musical en general bastante mala... por un lado el sistema de enseñanza, es curioso porque no se oye, cuando estudias armonía, contrapunto, que son los pasos hacia la composición... eso que escribes, que es muy complicado, que es el estilo de Bach... no se escucha, tú imagínate en qué país puede pasar eso; te pasas meses escribiendo notas en un pentagrama... haciendo algo con unas normas dificilísimo y luego no lo oyes... eso era así entonces, espero que ahora haya cambiado algo... la carrera de instrumentista era una carrera de velocidad, salvo gloriosas excepciones, pero yo pienso que en España, por lo menos... no sé ahora cómo estará la cosa, pero entonces, los músicos que tiraban hacia delante, que los hay, tenemos músicos excepcionales, pero era gente, que tenía tal motor... es que salía porque no tenía más remedio... porque se trata de auténticos genios y ellos solos, con todo su talento, consiguen llegar donde están... Claro, pero ¿cómo se enseña la música en las escuelas, en la enseñanza secundaria? Es de risa, es una asignatura que colorean, pero colorean pentagramas a los doce años... y tocan la flauta... pero cuatro notas... ¿por qué si sabemos que el estudio de la música con la mezcla que tiene de la vertiente matemática y expresiva y emocional, es beneficioso?
Está más que demostrado que los niños que estudian música fuera de las escuelas tienen mucha más facilidad en todo lo demás, es una asignatura de apoyo... los hace mucho más ágiles... pero bueno, ahí estamos con programas como el que yo hacía “Programa de mano” intentando machacar, intentando acercar la música clásica a todo el mundo.

Pregunta: No sé si la deficiencia musical camina de la mano de la deficiencia en el gusto por la lectura...


Clara Sanchis: Sí, ya sabemos que el humanismo es algo que está cada vez más lejos de nuestra sociedad; pero fíjate, tengo la sensación de que, quizá también por la función que estoy haciendo, hay algo muy reconfortante cuando entras en el mundo del teatro... percibes ese interés, empiezas a ver gente que se ha tomado la molestia de salir de su casa, comprar una entrada para verte, no sólo a ti, sino a escuchar un texto en el que hablan dos personajes de Shakespeare... Pero es que nos están formando hacia un mundo tecnológico que está muy bien, me parece que tiene cosas maravillosas y todo eso, pero falta el otro lado... hay que alimentar el otro lado, por supuesto.

Pregunta:... Alimentando ese otro lado tan necesario, ¿Cuánto camino le queda por recorrer a “Próspero sueña Julieta” que por cierto, ha hecho ya un largo camino?

Clara Sanchis: No lo sabemos aún, eso nunca se sabe, yo creo que esta función va a durar bastante, no ya en Madrid que acabamos ya mismo, sino de gira. Sé que la productora está haciendo gestiones en Latinoamérica, ahora vamos a Toledo, eso sí lo sé... pero no sé decirte más plazas porque me equivocaría, pero hay una gira por España, eso por supuesto, y creo que va a ser una pequeña función que va a tener un recorrido largo, eso deseamos todos.

Pregunta: ... Una pequeña función que hacéis grande...

Clara Sanchis: Muchas gracias, yo lo creo así, de hecho yo la califico como “una pequeña joya” porque es un lujo de texto y además muy insólito... Es un texto que entra por la inteligencia, pero también por lo sensorial... y que todo ello esté ahí, me parece una suerte para mí.

Pregunta: Como en los sueños todo es posible, imaginemos que Julieta, junto a Próspero, abre la puerta de la cripta y sale a ese exterior que tanto asusta a este último. ¿Qué haría Julieta, qué preguntas se haría en este punto, al volver dentro?

Clara Sanchis: ... ¿Pero vuelve dentro...?

Pregunta: Ya que lo preguntas, ¿qué haría tu Julieta volvería dentro o se quedaría fuera? Porque quizá eso en Próspero sería más claro, tiene mucho temor a lo que hay más allá...

Clara Sanchis: ... Eso es muy bonito también en el texto, Próspero es el lobo solitario, quiere estar solo, quiere su mundo, sus palabras... en cambio Julieta, es todo lo contrario, quiere gente, quiere hablar, quiere salir...

Pregunta: Es el diálogo...


Clara Sanchis: Exacto, de hecho en ella está ese continuo juego... Próspero quiere el monólogo y Julieta quiere el diálogo y de hecho el monólogo de Julieta es un diálogo con las cenizas de Romeo, pero él le contesta, opina y hasta discuten varias veces...
Caramba, que salieran fuera, me parece fantástico, de hecho es una tentación... ir imaginando, seguir tirando del hilo, esa cosa, cuando te cuentan un cuento, cuando de niña me contaban un cuento, recuerdo que yo decía, al acabar: “y ahora qué, y qué más...” cuando una historia te interesa... No sé, Julieta se ha convertido en un personaje muy moderno para aparecer de pronto en la Verona de la época de Shakespeare... Julieta en esa época sería una marciana, no sé si se podría adaptar, quizá preferiría volver a la cripta en ese caso es posible que sí, con Próspero...

Pregunta: Pero también que en los sueños cada minuto, cada año, son cinco o diez o veinte... ¿y si al abrir la puerta se encontrasen en la época actual?

Clara Sanchis: (risas) Sí, además es muy curioso cómo está jugado el tema del sueño en la función, también por la dirección de María Ruiz que ha sido... María nos ha exprimido como un limón aunque nos ha dado un margen muy amplio de libertad, pero ha sido un trabajo de una meticulosidad desconocido, palabra a palabra... El tratamiento que ella ha dado del sueño que lo ha querido hacer en la escenografía situándonos en una especie de extraño lugar en el que no sabes realmente dónde están, con objetos... para mí entra mucho en el lenguaje de los sueños el hecho de que para mí sólo hay siete objetos que son las cosas que estaban en la cripta, pero hay muchas más cosas a mi alrededor, eso es muy de los sueños... Así que sí, podría ser que se abriese la cripta y los personajes salieran a la Plaza de Santa Ana (risas)

Pregunta: ¿Qué preguntaría Julieta, entonces?


Clara Sanchis: No lo sé... ¿qué piensas tú, ayúdame?

Pregunta: Ahora mismo, se me ocurre que al salir vería si es noche o día, con lo que eso que la atormenta de las alondras, los ruiseñores...

Clara Sanchis: Sí, es cierto... eso también es muy curioso porque ése es el mundo Beckett, ese problema que tiene, cuando habla el autor de que se inspira en Beckett para bajar a estos dos personajes y llevarlos a la actualidad, son esas pequeñas guerras, esos pequeños conflictos que son muy “beckettianos” ¿no?... Julieta está muy rallada con el tema de quién anuncia el día, si el ruiseñor o la alondra... y claro, no puede preguntárselo a nadie, con lo que me parece perfecto que salga y se vaya a una biblioteca, busque una enciclopedia de biología y trate de averiguar... esa sería una escena muy buena... Julieta cogiendo un autobús y yendo a la Biblioteca Nacional...

Pregunta: Pero es demasiado tiempo, ¿no le preguntaría al primero que viese?


Clara Sanchis: Sí, es cierto... aunque, claro qué ocurriría, es muy probable que la señora o el señor no lo sepa... porque hoy lo de las alondras y los ruiseñores...

Pregunta: Sí, es cierto, quizá volviese a la cripta desencantada...


Clara Sanchis: Puede ser, pero quizá se lleve a alguien con ella... porque eso de estar sola no le gusta nada... quizá se lleve a alguien para hablar...

Sofía Basalo.

domingo, 9 de enero de 2011

... MARIO ZORRILLA (Julio 2010)



La leyenda de la mujer en cuyo vientre se aloja un arma que aniquila a todo aquél que yace con ella (salvo a su marido) regresa a Madrid. Lo hará el 20 de julio para permanecer durante cinco días en el Teatro Arenal. Hemos hablado con Mario Zorrilla, coautor del texto e intérprete de este monólogo intenso y pasional, que ha dirigido Luis Araújo y que durante dos meses pudimos no sólo ver, sino vivir, en el Teatro de las Aguas.
Mario Zorrilla es Juan Fernández, un hombre capaz de esperar a una mujer incondicionalmente, no es un sueño, es “La mujer del sexo tatuado”:

Pregunta: ¿El amor puede enloquecer, tal vez lo hace el desamor...?

Mario Zorrilla: El amor enloquece. Una gran pasión puede enloquecer y puede transformar la vida de una persona, sí. Creo que fundamentalmente trastorna nuestras vidas para bien o para mal, el amor... Sin amor no se puede vivir.

Pregunta: ¿Juan Fernández, tu personaje en “La mujer del sexo tatuado” enloquece de amor?


Mario Zorrilla: Enloquece de amor, sí... Porque está enamoradísimo de una mujer que después de un suceso desgraciado, como es haber compartido una leyenda, simplemente. Esta leyenda se transforma desgraciadamente en una realidad luctuosa y esto provoca que el personaje de ella, de la que sabemos en la función a través de unas cartas que le escribió, que es el mayor tesoro de Juan Fernández, mi personaje, decidió que como ellos habían compartido esa circunstancia, ese extrañamiento con la leyenda, decidió esperarla, dedicar su vida a esperar a que saliera del psiquiátrico penitenciario donde está supuestamente ingresada, pagando la pena por haber asesinado a tres hombres, por haber creído una leyenda que cuenta, según la que, después de tatuar un cuchillo en su vientre, se convierte en el protector de la pareja, por decirlo así, con respecto a otros hombres... en el caso de que la mujer yaciera con otros hombres, el cuchillo cobraba vida y mataba a esos amantes... esta leyenda brutal que es una inspiración de un cuento venezolano, nos sirvió para armar esta función “la mujer del sexo tatuado” para describir la brutalidad de este amor tan descarnado y que ha llevado al personaje a una situación, a una existencia al límite de la cordura, por decirlo así. Es un personaje apasionante, precisamente por intentar no traspasar el umbral de la cordura, aunque obviamente ya la decisión es dura y desde luego no es común y no está de moda... esperar a alguien de cualquier manera, sin condiciones... incluso, sobre la felicidad de uno mismo... Es un hombre que renuncia a la felicidad de la sociedad en la que vivimos en aras del amor, porque prima más el amor y concretamente el amor por esta mujer... que cualquier otra oferta de la sociedad. Esta es la propuesta de esta función.

Pregunta: Una propuesta diferente... no ya en el teatro mismo, sino en la cotidianidad que vivimos. Entrar en el teatro para ver esta obra es entrar en una especie de oasis ¿no?...

Mario Zorrilla: No quiero ponerme medallas en el sentido de ser una persona que ejerza o que sea un “dador” de normas o moralidad, pero sí como persona, como actor y como creador, creo que el teatro tiene que comunicar, tenemos que comunicar estos valores en los que creemos como individuos y aquellos que quisiéramos que fueran genéricos en la convivencia, entonces, en la producción, aparte de la subsistencia del personaje a través del amor, hay otras manifestaciones amorosas también como el personaje después del viaje a la costa de Marruecos, cuando vuelve, en uno de los sitios en donde habita, comparte una cabaña abandonada de unos pescadores... la escenografía son redes y aperos de pesca... y entonces se encuentra con que su amigo ha fallecido, su gran amigo del alma, con quien ha compartido tantas horas y tanta desventura... y han consumido el tiempo, otra de las reflexiones que se incluyen en la función... dice en un momento dado “podríamos descontar el tiempo por botellas vacías”... ahí vemos cómo le hace una alabanza, un panegírico al personaje fallecido, al que no ha podido contarle las últimas circunstancias de su vida... y que de alguna manera lo ha abandonado, quedándose solo... ese encuentro también tiene una emoción importante en la función, porque la última verdad del personaje “Juan Fernández” se la transmite a este amigo fallecido, que en vida no pudo contarle su vida... son esos dos frentes llenos de amor, sobre los que gira la función: Por un lado las cartas que recibió de ella y el recuerdo de su amigo fallecido que lo tiene ahí delante.

Pregunta: ¿Cómo decidís llevar adelante un proyecto tan distinto a lo que vemos hoy en día sobre los escenarios y también tan arriesgado.?

Mario Zorrilla: Sí es arriesgado... el texto... es diferente... Hay lírica por parte nuestra, mía propia, que soy coautor de la obra y luego hay dos partes líricas de autores granadinos, uno se llama Javier Egea y el otro José María Heredia Maya que aportan tensión dramática a lo que es la estructura que hemos creado y también compromiso social, por decirlo así. El texto creo que tiene varias virtudes, entre ellas, cierta mezcla de géneros literarios. Hay una parte donde se narran las noticias de Rosario López Fuertes, desde que sale de prisión... donde prima el lenguaje periodístico; la leyenda propia está escrita con un lirismo hermoso, de contador de cuentos, un poco antiguo... Luego está la parte del personaje, un tanto cruda, donde hablaríamos de un realismo duro y esta mezcla de lenguajes distintos, que están plenamente ensamblados genera una tensión dramática que es emocionante hacerlo y hasta el momento, el público que ha visto la función la reconoce como una de las virtudes importantes de la función, porque hay estremecimientos por parte del actor que indudablemente llegan al patio de butacas... con lo que es establece una comunicación y un respeto hacia esta función que es verdaderamente emocionante...

Pregunta: Hablando del público, no sé si lo más bonito que le pueden decir a un actor es que no han estado en el teatro viendo una función, sino que ante sí, han tenido la vida misma, la realidad en toda su crudeza...


Mario Zorrilla: Sí... es muy hermoso... no sé, para mí el teatro es “verdad”, tiene que ser “la verdad” y tiene que ser el respeto a uno mismo y a las personas que lo están viendo y hay teatro para todos los gustos... y yo trabajo un texto y hago una puesta en escena... donde quiero compartir verdades mías, sentimientos propios con toda la honradez de la que sea capaz hacia el público que tenga... no entiendo ni el arte ni la creación si no pasa por un sentimiento de sinceridad y de verdad muy propio... y a partir de ahí, intentar que a través, en este caso de las palabras, se pueda llegar al público y comunicarnos y tener emociones parejas y reconfortarnos de alguna manera al compartir un momento así.

Pregunta: No sé si con esos principios y esos valores que comentas, es complicado hoy en día moverse en este mundo teatral...

Mario Zorrilla: Sí, pero mira, en mi caso, tal vez parezca un poco rebelde, pero yo llego hasta donde llego, no me puedo pelear contra cosas que son imposibles para mí. Entonces, creo en lo que hago voy al “tran-tran”, como los jugadores de mus... y hasta donde llegue lo doy por bueno, entonces, este espectáculo ha estado dos meses, los fines de semana en el Teatro de Las Aguas, vamos a estar cinco días en el Teatro Arenal, del 20 al 24 de julio, a las siete y media de la tarde, tengo vendidas algunas funciones después del verano, en Cuenca, Logroño... y esto es lo que sé del periplo de la función; tengo también una invitación que la vamos a llevar a cabo, una invitación para El Festival Internacional de Quito, Ecuador en la primavera del año que viene... y vamos a ir... y entonces, esto que ha empezado pequeño y que sigue siendo pequeño... sigue viviendo, va haciéndose más grande porque lo empujamos con el corazón y vamos a llegar hasta donde lleguemos... porque estamos contentos con lo que pueda pasar... porque no entro a competir con nadie ni con nada, soy absolutamente libre en ese sentido, ésta ha sido una opción propia y personal, he ejercido mi derecho de libertad como creador y como persona, entonces he asumido las consecuencias y el recorrido que tenga la función sin ningún tipo de pena o sin ningún tipo de complejos y sin pensar que me merezco más o menos... esto no forma parte de mi ámbito... mi objetivo es tener la convicción de querer hacer algo y lo importante es que mis compañeros y yo hemos sido capaces de hacerlo y esto es una cosa, también, que... en líneas generales es una crítica así, al aire, también lo decimos en la función “el mundo está lleno de charlatanes”... y la gente no remata... entonces, creo que con mi equipo tenemos la gran satisfacción de haber tenido una idea y haberla llevado a cabo.

Pregunta: Hablas de tu equipo. Creo que formáis una compañía independiente cuyo nombre es “La Carmela”...

Mario Zorrilla: Sí, una compañía independiente, muy poquitas personas... “La Carmela Teatro” es, en realidad, el artilugio que me inventé de algún modo para tener presencia teatral, en unos momentos de dificultad profesional... pensé, “si no encuentro textos que me gusten o ahora mismo llevo tiempo sin trabajar en cine o televisión y soy actor y como tal, necesito trabajar... tengo que hacer algo”... con lo que me inventé “La Carmela” para estar vivo y para que mi instrumento como actor esté lo más acorde y actualizado posible... desde entonces, cada dos años, más o menos, con “La Carmela” me hago un espectáculo, hasta ahora en solitario, porque surgen de necesidades muy personales y hasta el momento ha sido difícil compartir con otros compañeros, ojalá en el futuro me encuentre con personas con las que pueda compartir necesidades estéticas, éticas y de contenido sobre algunos temas y tengan ganas de lanzarse a la aventura... pero de momento voy un poco en solitario en cuanto a la presencia escénica, pero bueno, en este caso cuento con el coautor, hay una parte de producción importante, un jefe técnico de luces y sonido... y, en fin, voy con lo justo pero voy armadillo...

Pregunta: Es complicado hacer lo que uno quiere hacer hoy en día, además declarándote, como lo haces, independiente y libre...

Mario Zorrilla: Sí... es complicado pero es que sólo tenemos una vida, entonces, cuando lo tenemos claro y uno sabe que tiene que llevar a cabo sus cosas porque sino el tiempo pasa... no existe el miedo, lo que hay es una responsabilidad propia, consigo mismo... entonces yo no quiero que pase el tiempo y pensar “¿por qué no hice esto o lo otro?”... no me puedo soportar a mí mismo en esa duda... con lo que, en cuanto surge la necesidad, soy una persona que en ese sentido me pongo el mundo por montera y voy adelante con todo aquello en lo que tengo fe. Me puedo equivocar o no, ése es otro tema, pero que voy hacia delante, seguro... en este aspecto, y en general en todos los aspectos de la vida, soy así. Creo en las cosas y voy hacia delante... insisto, con respeto, con cariño...

Pregunta: Escuchándote hablar, no sé si en algún momento te ha resultado frustrante que te encasillen en personajes “malvados”...

Mario Zorrilla: Bueno, no... al fin y al cabo gracias a esos papeles, he podido hacer mi pequeña trayectoria y mi pequeño prestigio profesional y en todos ellos he intentado incorporar cosas nuevas y aprender y... de la maldad se aprende muchísimo... además, luego descubres que nadie es malo del todo, que todo el mundo tenemos algo bueno y algo malo... mis trabajos en cine y televisión, cuando he interpretado algún personaje malvado, siempre me han reportado satisfacción... además, esto me ha dado la oportunidad de hacer personajes buenos, buenísimos!!! (risas) esto también ocurre, en alguna ocasión.

Pregunta: Tienes una extensa trayectoria profesional y he leído que todo comenzó por “tu curiosidad desmedida por el hecho teatral” porque veías que ocurrían cosas inexplicables sobre el escenario...

Mario Zorrilla: Soy nacido en Bilbao. En un principio comencé en una compañía de teatro amateur, hacíamos “Beckett o el honor de Dios”, yo tenía una frase en la función, pero ahí ocurrían cosas maravillosas que no sabía qué eran... no les podía poner palabras, era muy joven y me subía a un escenario en aquellas circunstancias porque nos invitaban a cenar y luego había una tertulia con unas personas que me abrían la cabeza, el mundo y generaban unas expectativas vitales absolutamente nuevas... en ese sentido tengo una gran capacidad aventurera y me enganché increíblemente a esto... y me sentía muy mal por no comprender qué pasaba sobre el escenario. Entonces, querer conocerlo es lo que me convirtió definitivamente en actor... eso y los aplausos del público... porque esto de que yo era un estudiante muy normal y recibía cocorotas por todos los lados y que de pronto sentía que aplaudían... (risas)... me parecía que era lo más bonito de mi vida; desde entonces nunca he tenido dudas acerca de mi profesión, de lo que quiero ser en la vida... las cosas vienen bien, vienen mal, pero fundamentalmente tengo un amor a esta profesión, desmedido... porque es genial ser actor...

Pregunta: ¿La consideras una profesión o un oficio?


Mario Zorrilla: Muchas veces me siento un artesano de mi trabajo, en el sentido de que lo amo y que nunca trabajo con recetas teatrales o recetas técnicamente actorales, sino que soy inquieto siempre busco, siempre investigo, siempre trato de buscar lo mejor de mí para dárselo al personaje, es un proceso lento, laborioso y ese punto artesanal con el que yo entro en comunión... cuando me ha tocado hacer personajes en sitios donde se trabaja a otra velocidad, donde te exigen unos resultados etc... lo he hecho y generalmente no me ha ido mal y sin embargo no me he sentido bien como actor haciendo eso... sin embargo aquí, en mi proyecto, en “La Carmela” con esta función “La mujer del sexo tatuado” estoy muy feliz porque creo que es el mejor trabajo que he hecho hasta ahora, creo que es el trabajo más completo y el que resume de alguna forma lo que sé de teatro, lo que sé de mí como actor, y esto es bonito... saber que estás en un límite de conocimiento sobre el que ya tienes que seguir superándote... este compendio de sensaciones hasta haber llegado aquí, me parece hermoso... y estoy contento por ello...

Pregunta: Con respecto a lo que comentas, creo entender que le das más importancia a la hora de “ser” un personaje, al alma, a la pasión que a la técnica. Sin alma, por mucha técnica que puedas emplear, todo queda un poco frío y autómata ¿no?


Mario Zorrilla: Yo soy muy pasional... en todas las cosas que hago, entonces, la técnica es el primer paso a la hora de armar algo, pero luego le tienes que poner el alma y la pasión (en mi opinión) tienes que poner toda la carne en el asador y todas las emociones que seas capaz de generar porque tienes una responsabilidad muy grande con el público, con alguien que te va a ver, que precisamente va al teatro porque quiere poner nombre a las emociones, y quiere identificarse con esas emociones... creo que fundamentalmente el actor (ya lo decía un gran pedagogo) es un atleta de las emociones, ahí tenemos, entonces, nuestro gran reto y nuestra gran responsabilidad...

Pregunta: Una responsabilidad que va más allá incluso... ¿Es complicado conseguir que el público abra las puerta de sus sentimientos para dejarte entrar?

Mario Zorrilla: Hombre, cada función es distinta... también los objetivos de cada función varían en cuanto a los contenidos de esas funciones... creo que el público en líneas generales, hoy está ávido de emociones verdaderas, de que le cuenten las cosas de verdad... vivimos con un exceso de información y de información que no llega de una forma razonable, sino que muchas veces está manipulada... entre este tipo de información por un lado y la desinformación en la que vivimos, por el otro, estamos todos un poco perdidos y no sabemos reconocer cuáles son las cosas de verdad, qué es lo que verdaderamente vale. En este sentido te digo que tenemos una responsabilidad de ser coherentes y de ser lo más verdaderos posibles para que las emociones que demos sean lo más universales posibles, para que se puedan reconocer y puedas decir “mira, esto es una emoción de desamor, odio...” porque no sabemos reconocer las cosas y nos perdemos... los estados de angustia y de depresión son alarmantes en nuestra sociedad y entonces, la gente no sabe reconocer sus emociones, lo que le pasa...

Pregunta: ¿No puede ser que estos estados nos asusten y no queramos reconocerlos?


Mario Zorrilla: Sí, pero también tiene que ver con la desinformación, porque creo que el ser humano tiene unas circunstancias vitales que pasan por las emociones y que los cambios producen stress, crisis y tenemos que estar muy atentos y aprender de nosotros mismos porque es inevitable que los tengamos... lo que pasa es que tenemos la obligación social de ser feliz, pero... vamos a ver “¿cómo?” (risas)... ¿Me compro un coche y ya soy feliz?, pues No... entonces, en ese sentido, se vive una desinformación vital hacia el individuo, no hay una educación global de respeto hacia las personas, a uno mismo, en principio y luego hacia los demás... todos vivimos con un nivel de agresión desde la publicidad, el volumen de la música... entonces, estamos un poco descompuestos... entonces, por esto te digo que los actores cuando nos enfrentamos a un texto como el mío, creo que es importante que seamos responsables y honrados con las emociones para no aturullar más a nadie, ya que tienen la generosidad y la buena fe de venir a verte, y encima si los vas a confundir... no sería justo...

Pregunta: Confundir no, pero, ¿No pensasteis a la hora de llevar a escena “la mujer del sexo tatuado” que tal intensidad podría asustar, en cierta forma, al
público?


Mario Zorrilla: No, porque yo quiero a la gente, y no voy a hacer nada para asustar a nadie (risas)... Jamás se me ocurriría hacer nada para asustar a nadie...

Pregunta: Lo decía por la intensidad de las emociones por las que transita tu personaje...

Mario Zorrilla: No... pero si hay gente que le puede parecer muy denso o muy intenso, también es un motivo para que reflexione personalmente... cuál es su vida, por qué piensa que lo mío es duro y lo suyo es lo correcto... en ese sentido, cada uno puede abrir su debate consigo mismo. La función habla sobre el amor, la vida y la muerte, entonces esto no le puede asustar a nadie porque es el pan nuestro de cada día y entiendo que todo el mundo lo sabe. No hay que cerrar los ojos a ninguna realidad humana, sería absurdo perderse nada de la vida por muy duro que pueda ser. Además, estamos en constante aprendizaje y todo lo que ocurre es a valorar y a reflexionar y si es posible incorporarlo al bagaje personal, es lo que tiene que ser.

Pregunta: ¿Qué le falta por aprender a Mario Zorrilla?

Mario Zorrilla: Todo. Soy un niño de 44 años que sigue amando su profesión, amo a las personas de mi entorno y me queda por aprender todo, porque está todo por hacer. Estoy empezando como quien dice... Llevo veintitantos años trabajando como actor, pero la sensación que tengo es que estoy aprendiendo y que estoy empezando... es una sensación que no se me quita nunca y me place, porque tengo ilusión por las cosas...

Pregunta: Creo que eso es lo más importante, no perder la ilusión y no dejar de pensar que cada día puede ser extraordinario...


Mario Zorrilla: Claro, ¿sabes lo que pasa? Hablaba el otro día con un amigo, y creo que hay una cosita que sí he hecho bien en esta vida que es no ponerme en situaciones de riesgo excesivo. No entrar en competencias donde podía perder o me podían lastimar. Por eso te digo que he procurado ejercer siempre la libertad de autorrespeto y de respetar a los demás, y de no perder mi sitio de algún modo... entonces, sigo manteniendo mi ilusión porque no me he comprometido con nada que me haya puesto en una situación de debilidad, no he entrado a competir nunca con ningún compañero, no he deseado ni he sentido la envidia de ¿Por qué está esa función y no la mía?... no entro en cosas que me puedan hacer sufrir gratis... entonces, creo que esa actitud me está salvando...

Pregunta: Es una actitud muy inteligente...

Mario Zorrilla: Creo que sí, a mí me sirve, me ayuda y estoy muy contento... he trabajado en teatro comercial, pero la inmensa mayoría de mi trabajo como actor de teatro lo he hecho en las salas alternativas...

Pregunta: Salas, mal llamadas, Alternativas...

Mario Zorrilla: Así es... Ten en cuenta que soy casi fundador de la Sala Cuarta Pared; trabajé con Ángel Ruyero en ello cuando la sede de Cuarta Pared estaba en la Calle Olivar Número 7; vengo de ser un actor de batalla (risas) de esas épocas donde... ésta era la primera sala mal llamada alternativa de Madrid... entonces, ha sido un ámbito donde me he desarrollado, he sobrevivido y he podido tener foros para contar las historias que quería contar...

Pregunta: No sé si en ese teatro “alternativo” se saborea con más intensidad el oficio de actor que en el teatro comercial...

Mario Zorrilla: No sé... yo creo que si uno está contento con lo que hace, es lo mismo... si un día me llaman para estar en el CDN, lo voy a disfrutar igual que en el Teatro de las Aguas, porque el hecho teatral donde se produzca es milagroso... he hecho teatro de calle también, son todas experiencias muy enriquecedoras... no creo que haya hechos teatrales que puedan magnificarse por el lugar dónde se produzcan... el hecho teatral en sí, es un milagro.

Pregunta: Después de “La mujer del sexo tatuado” qué milagro te gustaría vivir...

Mario Zorrilla: mmm... creo que lo importante es seguir teniendo fuerzas para seguir investigando en propuestas escénicas, para poder llegar cada vez a mayor número de público... crecer de alguna manera...

Sofía Basalo.