viernes, 9 de diciembre de 2011

... ISABEL PINTOR (Julio 2011)



Despacito y sin hacer ruido, “Camas y mesas” ha ido recorriendo un largo e importante camino teatral. Se estrenó en 2010, en la Sala Triángulo. Gracias al éxito de público y crítica pudo dar el salto hacia el teatro comercial, donde ha permanecido hasta formar parte de la programación de los Veranos de La Villa 2011. Isabel Pintor, directora y desde hace algunos meses intérprete de esta obra, reivindica la necesidad de entidades que den oportunidad a textos y autores nuevos, que muestren un rostro renovado de un teatro que no tiene porqué ser siempre el mismo.
“Camas y mesas” nos habla del amor, de los diferentes tipos de amor que conjugamos en nuestro día a día, de las barreras que este amor ha de superar mientras sobrevivimos intentando convencernos de que el amor de verdad nos mira desde los ojos de la persona con quien amamos...
Hemos charlado con Isabel Pintor:



Pregunta: “Camas y Mesas” es una obra en la que el amor se muestra tal y como es, rompiendo quizá el mito de las películas de Hollywood, por las que a menudo concluimos que lo que quiere el ser humano es “enamorarse como en una película”...


Isabel Pintor: Sí, verdaderamente plantea dos tipos de amor, o dos tipos de personas que se plantean el amor de una manera absolutamente romántica e idílica, que a menudo coincide con el modo en el que lo viven las mujeres y por otro lado, los que se lo plantean de una manera más práctica e incluso tras haber tenido algunas experiencias en el amor muy negativas o muy frustrantes, deciden ser unos cínicos y determinan que nunca más van a abrir la caja de Pandora y se van a dejar envolver por los efluvios del amor, y van a ser personas frías y calculadoras, entonces se plantea cuál de los dos tipos de amor es el que realmente deberíamos elegir para que nuestra vida no fuera un desastre y un drama continuo... Y eso lo plantea de una manera no exactamente cómica, porque lo hacemos de una manera muy natural, para que la gente se vea reflejada y cuando ves reflejado lo patéticos que somos cuando nos enfrentamos a una situación de amor o de pareja en la que nos creemos que se va a acabar el mundo, hasta qué punto somos tontos y patéticos... Nosotros plasmamos eso, entonces el público, al verlo desde fuera se siente tan identificado, siente que en algún momento de su vida se ha comportado como alguno de los cuatro personajes y ahí es cuando aparece la comedia, pero no es una obra pretendidamente cómica, de hecho nosotros a la hora de trabajarla, durante los ensayos, lo vivimos como algo muy serio y cuando estrenamos y la gente empezó a reír... no sabíamos bien de qué se reía... Claro, se reían porque se veían a sí mismos y descubrían que en algún momento de su vida habían sido así... Visto desde fuera, el amor, como dice alguno de los personajes... “¿Por qué soy tan patético, por qué el amor me hace sentir tan patético?...

Pregunta: Hablas de dos tipos de amor, pero no sé si en el fondo es el mismo amor... Porque suele pasar que el que con más firmeza se niega a abrir “la caja de Pandora”... La acaba abriendo de par en par...

Isabel Pintor: Sí, desde luego, basta que lo digas para que te pase... Obviamente... Aparte que la postura “no me voy a volver a enamorar o no voy a perder los papeles de esta manera”... la verdad es que la vida sería un aburrimiento si... La chispa de la vida está ahí, si no te permites a ti mismo que te pasen esas cosas... qué aburrimiento... Lo que ocurre es que hay que saber perder, hay que saber tomárselo con cierto sentido del humor, no hay que obcecarse tanto en el amor, que a veces nos volvemos locos y nos hace sufrir demasiado...

Pregunta: ¿Si no nos volviéramos locos, no sería amor?


Isabel Pintor: Sería otra cosa (risas)... También la función plantea cuál es el verdadero amor, si el amor a los amigos, o el amor a la pareja... Los personajes, son dos parejas, una heterosexual y otra homosexual, y uno de los chicos de la pareja homosexual y la chica de la pareja heterosexual son íntimos amigos, de toda la vida... entonces, hay momentos en los que no sabes muy bien, cuál es el verdadero amor, el que ella siente por su amigo de toda la vida o el que siente por su pareja, hay veces que piensas que casi es más grande y dura toda la vida, el amor a los amigos... es más auténtico ese amor... el amor a la familia, a los amigos... aunque a lo mejor no es tan pasional, tan cegador... O el amor a la pareja que muchas veces termina... También la función plantea diferentes tipos de amor, aparte del amor de pareja que los hay y que son tan bonitos como el amor a la pareja...

Pregunta: Al hilo que de lo que comentas, ¿queremos más que amamos. Llegamos a Amar alguna vez?...

Isabel Pintor: Claro, es que a veces cuando queremos somos tan egoístas... cuando la cosa se convierte en “necesito”, “quiero algo”, “si no obtengo esto no soy feliz”... Creo que ahí es cuando comienzan los problemas... porque quizá la otra persona no quiere lo mismo que tú, a lo mejor quiere ir a otro ritmo o quiere a otra persona directamente... Yo creo que amar de verdad, el amor de verdad, que también se plantea en la función... ¿qué es el amor de verdad?... Ojalá lo supiéramos... habrá budistas que digan que el amor a Dios es el verdadero o el amor a tu familia... pero claro, yo creo que el amor de verdad es el que ama sin pretender o exigir recibir nada a cambio... Y eso es tan complicado...

Pregunta: También planteáis si en el amor de pareja es más importante la fidelidad o la lealtad...


Isabel Pintor: Sí, exacto... En un momento dado un personaje le dice a su pareja “¿Cuándo te he pedido fidelidad, lo único que te he pedido es que respetes mi intimidad?” Ahí es cuando uno de los miembros de la pareja rompe la intimidad de otro, espiándolo... entonces, para su pareja eso es mayor traición que si le hubiera sido infiel... Con lo que también se plantea qué es ser infiel, es poner los cuernos o es abusar de la generosidad de tu pareja, meterte en un campo de tu pareja que es secreto, íntimo... Para mí, como directora, el tema principal de la función es cómo el pasado de las personas puede, a veces, nublar el presente, cómo tu pasado puede provocar que tu pareja se obsesione, que no respete ese pasado, que pretenda que no hayas tenido vida hasta que lo has conocido... Todo lo que tiene que ver, sobre todo a ciertas edades, cuando necesariamente tienes un pasado, que no es tu primera pareja, sino que ya has tenido varias, cómo eso obsesiona... cómo eso obsesiona a tu pareja presente, si sigues acordándote de tus ex novios, si acaso sigues queriéndolos... Entonces, claro que sigues queriendo a personas que han formado parte de tu vida... Y cómo manejas eso, cómo manejas tu amor a alguien que forma parte de tu pasado, pero que de alguna manera sigue siendo parte de tu vida porque no lo puedes borrar de un plumazo y cómo las personas que aparecen nuevas en tu vida, tienen que aceptar eso y asumirlo, e incluso sentirse orgullosos de que a pesar de haber tenido otras experiencias anteriores, tú quieres estar con esa nueva persona que aparece en tu vida...

Pregunta: Por lo que vemos “Camas y mesas” podría ser un exhaustivo estudio y análisis de los sentimientos...


Isabel Pintor: Yo creo que sí y lo hace de una manera muy divertida y con un humor muy inteligente, por parte del autor, Emilio Williams, que es un autor muy joven, poco conocido en España, porque él ha estado casi todo el tiempo viviendo en Estados Unidos, de hecho esta obra está escrita primero en inglés y habla sobre la vida en Nueva York, está todo el rato haciendo referencias a Nueva York y aunque el tono es muy de comedia, profundiza muchísimo; creo que no está reñido lo uno con lo otro, parece que a veces cuando vas a al teatro a ver una comedia, se convierte en un chiste detrás de otro... Tú puedes estar contando algo muy profundo y hacer reír a la vez... Y yo creo que ése es el acierto de “Camas y mesas” porque hace que la gente salga... Van muchas parejas, cada vez nos hace más gracia ver que vienen parejas a ver la función... Y después comentan la jugada porque la función de mucho de sí... la función tiene muchas versiones posibles, la gente que la ve de repente te dice cosas que ni a nosotros se nos había ocurrido, siempre hay alguien que está a favor de uno de los personajes y en contra de los otros, pero nunca es el mismo... Ahí se ve cómo cada persona da su versión de la función, eso es lo bonito, se plantean cuatro tipos de personas sin decantarse por ninguna de ellas...

Pregunta: ¿Cómo llegó esta obra a tus manos y cómo surgió la oportunidad de dirigirla primero y después también interpretarla?


Isabel Pintor: Fue de una manera muy casual, como son muchas veces las cosas, porque yo soy actriz, había dirigido una cosita hacía poco tiempo, fui a ver una lectura de “Camas y mesas” a la SGAE y me enamoré de la función. Sólo con la lectura, me dije que quería dirigirla porque hablaba de cosas que me tocan tan de cerca que pensé que podría poner a los actores en el punto emocional para hacer esto... Y entonces, de repente, el autor se enteró de que me encantaba la obra y de que me encantaría dirigirla y me lo propuso... y claro, le dije que sí (risas) Con lo que, en un “impass” que tenía como actriz, la dirigí y esto fue hace ya más de un año, en marzo de 2010 y entonces, hace unos pocos meses, la actriz Marta Rubio, tuvo que dejar la función y nos vimos en la tesitura de sustituirla... Y en lugar de buscar a alguien nuevo y empezar de cero, pensamos que yo también era actriz, que conocía la obra... Y además, por edad y por todo podría hacerlo... y dije “venga, lo hacemos” (risas) No fue un proceso de interpretar y dirigir a la vez, cos que me hubiera dado bastante respeto, sino que fue una cosa de primero dirigirla, y después hacer una sustitución, cosa que muchos directores-actores hacen, porque se ven en ese tipo de situaciones... Han de salvar la función porque de repente un actor se cae... Y el director, dice, “lo hago yo”, cuando un director es actor, que hay bastantes casos... En el momento se me hizo raro tener que interpretar algo que había dirigido yo misma, tuve miedo de estar mirándome continuamente desde fuera y dirigiéndome, cosa que es horrible hacer y a veces un actor lo hace... pensé “¡Qué esquizofrenia!”... tenía ese miedo, y la verdad es que al final ha resultado una experiencia muy enriquecedora para mí, lo estoy pasando genial, es una función muy agradecida para los actores y estoy encantada...

Pregunta: ¿Cómo habéis vivido el salto de las salas alternativas al teatro comercial. Toda esta trayectoria tan sorprendente e inesperada?

Isabel Pintor: Sí totalmente; nuestra idea era una producción pequeña, que no pensábamos que iba a tener mucho recorrido. Cuando se estrenó en la Sala Triángulo y empezó a tener bastante aceptación, no sólo el público de la sala propiamente dicho, sino más gente... llenamos durante bastante tiempo allí y después ellos hicieron bolos por bastantes plazas de España y volvimos a Madrid a una sala pequeñita unos días, y allí nos vieron las personas que dirigen el Teatro Arenal y de repente se enamoraron de la obra y nos llamaron porque querían programarnos en la Sala Pequeña del Arenal, donde se hacen cosas... Mira, creo que es el único teatro que a pesar de ser comercial, apuesta por propuestas arriesgadas, no comerciales en el mal sentido de la palabra, sino que pretenden hacer pensar a la gente, no sólo el “jijijuju”, sino “te estamos contando una historia” sin demasiada parafernalia o demasiados medios, sino con lo más importante que es un texto y un actor y últimamente las cosas que se están haciendo, sobre todo en la sala pequeña del Arenal apuestan por eso, por textos nuevos de gente nueva con mucho talento y con actores que a pesar de no ser famosos o conocidos por el gran público tienen mucho que ofrecer también.

Pregunta: ¿Crees que son necesarios teatros, entidades como en este caso El Teatro Arenal, que apuesten por otra forma de entender el teatro?


Isabel Pintor: Jo... Claro, de hecho me parece que sin esa oportunidad es imposible que a los actores jóvenes y a los dramaturgos jóvenes se les dé una oportunidad... Y claro, las salas alternativas están tan restringidas, hay tan poca gente que accede a ellas, porque no hay una difusión muy grande, no tienen publicidad, no tienen presupuesto, no tienen subvenciones, no tienen prácticamente nada... entonces, para el gran público... la gente no se entera... A mí me da mucha pena que de más de mil obras que se hagan en las salas alternativas durante un año, sólo una pueda dar el salto a la sala pequeña del CDN o a la sala pequeña del Arenal, en nuestro caso... nosotros hemos tenido suerte, pero todas esas obras que se han quedado en el cajón ... estoy segura que mucha gente iría a verlas, pero es que ni se enteran de que existen o quizá no les llama la atención porque no hay actores conocidos... La verdad es que es una pena... debería haber más salas como ésta porque es una manera de renovar el teatro, porque mucha gente dice que va al teatro y se aburre, pero claro, es que si estás viendo una cosa que estuvo de moda hace treinta años... Es que muchas veces son como las mismas obras de teatro que vuelven y vuelven... Jo, vamos a dar oportunidad a autores nuevos, que no piense la gente que los autores nuevos no tienen nada que ofrecer o peor aún, que no hay... A veces escuchas el comentario de “no hay dramaturgos jóvenes”... cómo que no, claro que hay, lo que pasa es que nadie los conoce ni se interesa por ellos.

Pregunta:... Nadie los conoce, nadie se interesa por ellos... ¿No crees que también el público es responsable de ello. No crees que el público se ha acomodado en una posición conformista?

Isabel Pintor: Sí, hombre... la verdad es que, claro, es que la gente a la hora de gastarse un dinero, si ya viendo la tele se conforman con lo que les ponen y tienen que tragarse cosas que en el fondo... tú le preguntas a la gente sobre lo que está viendo y te responde que es que no hay otra cosa... ¿cómo que no?... entonces claro, los programadores no ponen otra cosa porque piensan que la gente no va a querer otra cosa, pero yo creo que la gente sí quiere otra cosa, lo que ocurre es que también hay que invitarles, convencerles... si pretendemos que la gente se vuelva loca buscando una obra de teatro para pasar un fin de semana, que se tire horas y horas investigando qué obra de teatro merece la pena...

Pregunta: Es pedir mucho ¿no?


Isabel Pintor: Claro, no sólo queremos que vengáis sino que os estudiéis la cartelera de arriba abajo, que os compréis dieciocho revistas y que luego digáis qué obra queréis ir a ver... Igual es pedir demasiado a la gente que lo que quiere es pasar un buen rato y ya está. Entonces, irá a ver lo que vea en todos los autobuses, en todas las marquesinas... la obra con la que estén torpedeando más en todas partes... Y sí, hombre, hay gente que se esfuerza más y gente que se esfuerza menos... Y claro, también hay gente que sólo va a ver a las caras conocidas, el morbo que provoca ver al que sale en la tele, en vivo y en directo... pero me niego a pensar que la mayoría de la gente se conforma con eso... Es que sino... qué depresión... Lo que ocurres es que hay que invitarlos, hay que convencerlos... hay que hablar de “Camas y Mesas” en las revistas, en las radios para que la gente sepa que existimos, porque sino cómo van a dar ellos con nosotros, si nosotros no damos con ellos...

Pregunta: Volvemos a “Camas y mesas”. El título me parece muy sugerente.¿Son acaso los dos planos en los que el amor se mueve a partes iguales?

Isabel Pintor: La verdad es que lees el título y dices “¿esto de qué va?” Porque así a primera vista crees que no tiene absolutamente nada que ver con el amor, pero claro, hablando con el autor, él llegaba a la reflexión de que en todas las situaciones importantes de la vida, tanto del amor como de la amistad, de las relaciones humanas... siempre hay una mesa o una cama de por medio... Y la verdad es que es totalmente cierto, entonces lo de “Camas y mesas” en plural, es porque en la función aparecen decenas de camas y decenas de mesas distintas, donde los personajes están y donde sus relaciones fluyen o no... Todo esto claro, creado con muy poquitos elementos, porque no tenemos presupuesto como para meter veinte camas distintas... que también tendría muy poca gracia, pero también sería una opción...

Pregunta: Pero el teatro es imaginación...

Isabel Pintor: También es cierto... Pero las grandes escenografías que siempre se han hecho... Aunque esta función no tendría sentido hacerla con un gran presupuesto, porque también el autor propone hacer una especie de guiño de teatro dentro del teatro y hace alusión literalmente al teatro de la escasez y de repente los personajes salen del texto y son actores y hablan con el público incluso... Es decir, que el autor apuesta desde el principio a hacer la función al desnudo, sólo lo importante en el teatro... Una buena interpretación y un buen texto, con eso puedes hacer maravillas, sin necesidad de parafernalias... Y eso a la gente le gusta. Las grandes escenografías imponen mucho, pero yo creo que la gente se acaba cansando y verdaderamente el teatro apela a la imaginación, porque si no es así, te vas a ver una película y ya está.

Sofía Basalo.

viernes, 2 de diciembre de 2011

... PATXI FREYTEZ. (Enero 2011)



Uno de los textos menos representados de Calderón de la Barca ha sido uno de las propuestas más atractivas en las navidades de la capital. “El Galán Fantasma”, bajo la actual mirada de Mariano de Paco ha permanecido durante casi veinte días en los Teatros del Canal. Rostros conocidos y nombres asentados en el teatro clásico han dado vida a los personajes creados por el gran autor español. Hemos podido charlar con el protagonista de este enredo, con el actor que ha dado vida a “Astolfo”, el galán que “burla” a la muerte con tal de vivir su amor, Patxi Freytez:

Pregunta: Has comentado que “El galán fantasma” es un espejo donde nada es lo que parece. ¿La sociedad misma es otro espejo, esta vez mayor y real?

Patxi Freytez: Yo creo que sí; creo que definitivamente ninguno somos lo que realmente parecemos. En la vida en la que vivimos, entre otras cosas, porque no nos queda más remedio si queremos sobrevivir. Si todos fuésemos como realmente somos, a muchos, seguramente no les iría tan bien como les va. En el caso de Calderón, porque él tenía su propia visión del mundo como dejó bien claro en sus grandes obras metafísicas, en sus dramas, en sus comedias... en las que ni los galanes son tan amantes incondicionales, ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos; por eso pienso que ni el galán es tan galán, y en esta función nadie es lo que parece ser.

Pregunta: ¿Cómo ha resultado esta experiencia. Cómo ha sido el hecho de enfrentarse al verso de un Calderón tan distinto y tan poco representado?

Patxi Freytez: Sí, que yo sepa la hizo José Luis Alonso en los años sesenta y desde entonces no la ha vuelto a hacer nadie. Para mí ha sido una experiencia tremenda, como actor, primero porque jamás había hecho teatro clásico y cuando me lo ofrecieron, fue una decisión que tuve que tomar de una forma muy seria, porque sinceramente, a pesar de que tengo la autoestima bastante alta, porque tengo mucha confianza en mí mismo, estaba pisando territorio desconocido, no sabía si lo iba a hacer bien, pero como yo soy un navarro “echao p’adelante” y soy de la ribera, me dije “venga”... Y al final resulta que fui capaz, creo que lo hago de una manera de una manera bastante decente para ser novato y encima me estoy divirtiendo como hacía mucho tiempo no lo hacía.

Pregunta: Supongo que hasta llegar a la diversión el camino del verso ha sido complejo...

Patxi Freytez: Bastante menos de lo que me imaginaba, aunque también he tenido la suerte de que en he tenido compañeros que ya llevaban mucho verso a sus espaldas, que me han ayudado muchísimo... Manuel Navarro que fue quien originalmente estrenó el espectáculo, lo que ocurre es que al poco del estreno, se tuvo que marchar a Colombia, y a mí me llamaron corriendo... entonces, en dos tardes donde me dijo más o menos cómo funcionaba la cosa, más la ayuda que tuve de Manuel Gallardo que ha hecho todo el clásico del mundo y más y de Juan Calot... entre unos y otros sacamos la historia adelante y creo que la cosa está más que decente...

Pregunta: ¿El hecho de que se trate de una obra poco representada os ha proporcionado una mayor libertad a la hora de interpretarla, de llevarla a escena?

Patxi Freytez: Supongo que sí. La verdad es que la propuesta de Mariano era bastante arriesgada; pues lo único que conserva clásico es el vestuario, la manera de decir el verso y poquito más, porque incluso los gags, el humor, tienen hasta un cierto sabor contemporáneo. Él decía al principio que quería intentar inspirarse en personajes de cómic para intentar quitarles esa especie de solemnidad que tienen los personajes de teatro clásico y bajarlos a la tierra. Yo creo que en ese sentido se ha logrado porque vemos que efectivamente los personajes son cercanos al público y éste se identifica enseguida con ellos y eso quiere decir que no los ven desde el olimpo de los grandes personajes clásicos... sino que los ven como personajes que casi casi pueden llegar a tocar.

Pregunta: Hace dos temporadas más o menos interpretabas “La importancia de llamarse Ernesto” otro clásico también pasado por el tamiz de la actualidad... ¿Consideras necesaria esas revisiones, algún purista puede decir que te estás especializando en ellas?

Patxi Freytez: Creo que hay que hacer cualquier cosa que nos pinte una sonrisa en la boca; porque con los tiempos con los que estamos viviendo, creo que todo lo que sea hacer que la gente se ría, se divierta, se olvide de los problemas, es positivo... Sinceramente, pienso que es más necesario que nunca hacer comedia, creo que es más necesario que nunca reírnos de nosotros mismos, pero si de paso también podemos aprovechar y señalar con el dedo a algunas personas, pues mejor que mejor (risas)... pero sobre todo estimo que es momento de reír, porque lo necesitamos en lo más profundo de nuestros corazones.

Pregunta: ¿A quién señalarías tú?

Patxi Freytez: Yo señalaría sin ningún tipo de reparo, no a los políticos, porque estos políticos que tenemos son unos pobrecitos desgraciaditos que no tienen ni “puta” idea de nada... Son unos pobrecicos que les dicen lo que tienen que hacer y ellos como cordericos dicen: “Sí Wana, Sí Wana”... Hay que señalar a unos señores que manejan esas grandes firmas comerciales que no tienen el más mínimo reparo en pactar con gobernantes corruptos, que roban a costa de sus pueblos y que luego no tienen el más mínimo problema en guardar el dinero que roban a sus países en bancos, en los que también nosotros guardamos nuestros ahorros... la diferencia es que nosotros guardamos unos ahorros que nos cuesta mucho trabajo ganar, y esos otros dineros que los bancos guardan, son dineros que expolian esas grandes compañías... a países en desarrollo... y de una manera absolutamente salvaje y cruel... A esos son a los que hay que señalar con el dedo... y creo que esta crisis nos va a servir para darnos cuenta de dónde está el verdadero enemigo... o eso creo yo...

Pregunta: ¿Sí? Fíjate, yo... no lo creo del todo...

Patxi Freytez: Es que creo que o pasa eso... o... es que nos queda muy poquito... Realmente nos queda muy poquito... Ya nos están avisando, vivimos como si fuéramos seres infinitos en un planeta finito... Dicen “Hay que volver a recuperar la economía que teníamos antes de la crisis” pero vamos a ver, si la economía que teníamos antes de la crisis era absolutamente salvaje... estábamos consumiendo cinco veces más de lo que realmente necesitábamos... lo que quiere decir que estábamos exigiéndole a la tierra una materia prima que no necesitábamos y esa materia prima es finita; si volvemos otra vez a lo mismo y encima, cada vez somos más, cada vez necesitaremos más y más, eso crece exponencialmente y lo siento mucho pero sólo tenemos un planeta... y nos están avisando y lo llevan haciendo desde hace mucho tiempo “esto se acaba”... pero como somos seres humanos totalmente cortoplacistas, nos importa una “mierda” lo que pase dentro de cincuenta años... Así nos va a lucir el pelo...

Pregunta: Sí, somos un poquito egoístas...


Patxi Freytez: Sí, pero luego también lo pienso y digo, bueno, es que la naturaleza es así... vamos camino de la extinción porque es así, “este ser humano va camino de la extinción, sobrevivirán los que estén más preparados para ello, y sobre estos nacerá una nueva civilización y así sucesivamente”... es la única lógica que le encuentro a todo esto (risas)

Pregunta: Volviendo al teatro, aunque no sé si hemos salido de él, ya que al fin y al cabo es o debe ser espejo de la realidad...

Patxi Freytez: Absolutamente, ésa es su principal y fundamental función...

Pregunta: Principal y fundamental... ¿puede que se esté perdiendo?


Patxi Freytez: No, creo que no. Además, actualmente no hay una gran crisis en el teatro, la gente sigue yendo al teatro. De lo que me doy cuenta, es que antes la gente salía a cenar, iba al teatro y luego seguía de copas; ahora o cenan en casa y van al teatro o dejan las copas, pero al teatro sigue yendo la gente... Mientras lo que ofrezcas sea algo que realmente sirva para pensar o sirva para la diversión, la gente seguirá yendo a verte... la gente sigue teniendo la necesidad de ver a una persona emocionarse, reír, llorar... delante de ella... quizá esto es lo único que nos recuerde que todavía seguimos siendo seres humanos, en muchas ocasiones.

Pregunta: Antes de “El Galán Fantasma”, el título con el que debiste llegar a Madrid fue “Luz de gas” ¿Qué pasó. Sigue siendo importante llegar a la capital o no tanto?

Patxi Freytez: “Luz de gas” fue un proyecto que empezó con muchas ganas pero... fue un cúmulo de pequeñas desgracias, problemas de fechas, presupuestarios... fueron muchas cosas que confluyeron en un determinado momento y que hicieron que “Luz de gas” se quedara allí, de hecho se hicieron cuatro bolos... nos dio mucha rabia porque esos cuatro bolos fueron cuatro éxitos rotundos... funcionó muy bien, pero por esas extrañas carambolas de la vida, la cosa se quedó ahí... pero bueno, creo que hay posibilidades de que las luces de ese gas vuelvan a encenderse (risas)

Pregunta: ¿Qué es más importante o más complicado si prefieres, entrar en Madrid o conseguir esos bolos?


Patxi Freytez: Hoy en día todo es muy difícil. Entrar en Madrid es muy difícil, porque primero, a los empresarios de Madrid lo único que les interesa es correr el menor riesgo posible e ingresar la mayor cantidad de dinero posible; entonces, la calidad del espectáculo que sea, es una cosa que no les importa demasiado, son empresarios y un empresario es una persona a la que lo único que le interesa es meter dinero en la buchaca, ¿por qué? Porque son muchos salarios que pagar, tienen muchas facturas que pagar... y una empresa se monta para ganar dinero, punto. De hecho, no hay más que ver, desde que ha empezado la crisis, la cartelera de Madrid... cómo la calidad ha bajado de forma exponencial... te habrás dado cuenta...

Pregunta: Sí, la verdad es que resulta complicado ponerle tres o cuatro estrellas a un espectáculo... De hecho quería comentarte, no hay crisis en el teatro con respecto al público que va a ver un título, pero sí la hay en cuanto a calidad, riesgo, iniciativa...

Patxi Freytez: Sí lo es. Efectivamente lo es. Creo que ahora puedes encontrar proyectos mucho más interesantes, yendo a una sala alternativa que viendo la cartelera de Madrid, donde claro hay proyectos que puedes salvar, hay proyectos interesantes, porque los hay... pero si desde luego, lo que estás buscando es riesgo en la cartelera de Madrid y sobre todo en los teatros privados difícilmente lo vas a encontrar... eso en Madrid, y fuera de Madrid... qué quieres que te diga... están los ayuntamientos “pelaos”... De hecho, fíjate, soy de la opinión de que esta crisis va a servir para hacer una criba tremenda... pienso que las compañías, las empresas más pequeñitas desgraciadamente muchas de ellas, se van a quedar por el camino, las empresas intermedia, creo que van a intentar aguantar el chaparrón y algunas pasarán y otras caerán... y las empresas gordas con muchos apuros y muchas apreturas conseguirán salir adelante entre otras cosas porque gran parte del mercado ya lo acaparan ellas... Entonces, claro, esto se pone duro para todos... para ellos, desde luego, no va a ser menos, pero para las compañías intermedias y para las pequeñas va a ser una auténtica salvajada...

Pregunta: Hablabas de ayuntamientos... hace poco una actriz criticaba, con acierto estimo, el error que cometían los consistorios “pelaos” como están, intentando ahorrarse un dinero, al elaborar una programación de recintos profesionales (teatros, obviamente) repleta de trabajos hechos por compañías de aficionados... Yo lo estoy viendo en la localidad donde vivo...

Patxi Freytez: Correcto. Así es. Estoy totalmente de acuerdo. Es evidente que un ayuntamiento que no tiene un duro tiene la obligación de ofrecer a sus ciudadanos una programación, pero como no tiene dinero para hacerlo con profesionales, tiene que hacerlo con amateurs... eso está más claro que el agua. De todas maneras, también es que, esta crisis está sirviendo para que haya muchas cosas que estén saliendo a la luz; una de ellas, es la cultura del “gratis total”... acostumbrar a la gente a ir al teatro a ver compañías profesionales por seis o tres euros... hombre, eso está muy bien, cuando nadamos en el dólar, cuando todos somos ricos y tenemos mucho dinero... Eso lo podrán hacer otros países como Alemania, Francia... pero nosotros desde luego no podemos hacerlo, porque un espectáculo cuesta mucho dinero producirlo... hay que pagar sueldos, la gente tiene que comer y desde luego si todo está subvencionado, en el momento en el que la subvención desaparece a la gente le dices que tiene que pagar veinte euros por ver a una compañía profesional y la gente no quiere... porque está acostumbrada a pagar cinco euros, por ejemplo.... Obviamente no va “ni Dios”... Eso es otro tremendo problema que tenemos, muy gordo...

Pregunta: No sé si esto refleja nuestra falta de cultura... pues no se paga esa cantidad, veinte euros, porque “se nos ha enseñado” que lo que vamos a ver, el espectáculo que vamos a ver “no tiene ese valor. No vale ese precio”...

Patxi Freytez: Es muy posible, pero tal vez sea porque eso es lo que, durante mucho tiempo, les hemos enseñado... Y es que lo que hay que subvencionar es la creación, pero no la exhibición. Obviamente, si no hubiera existido Shakespeare, por qué escribió todo lo que escribió... porque Shakespeare tuvo un rey y unos nobles que se encargaron de que ese señor se dedicara a escribir... y por qué ha existido el arte y la cultura durante tanto tiempo... porque ha habido mecenas que se han dedicado a decir “usted se va a dedicar a pintar, usted a escribir...” Gracias a eso tenemos lo que tenemos. Evidentemente a los autores, por supuesto, hay que ayudarles a crear, porque hacer una película cuesta mucho dinero, hacer una producción también cuesta mucho dinero, pero cuando la cosa ya está hecha, hay que pagar por ella su justo precio, pienso yo... Pero parece que durante muchos años no lo hemos entendido así y ahora nos van las cosas como nos van...

Pregunta: Has hablado de cine... En algún medio de comunicación has manifestado que la industria española del cine es raquítica y endogámica...


Patxi Freytez: Sí, absolutamente. Tenemos una industria raquítica en el sentido de que es realmente difícil... es como la televisión, es muy complicado que salgan cosas muy nuevas, muy originales, muy rompedoras... Por ejemplo, quién se puede permitir en España hacer películas que no sean muy taquilleras... poca gente; excepto los que saben que más o menos con los cuatro protagonistas que va a tener esa película y con el nombre del director, cuatro cosas más y sabiendo que la han vendido a una televisión, ya saben que han recuperado el dinero... pero si no, realmente es muy difícil hacer cine en este país. No hay una industria lo suficientemente diversificada donde además de las grandes, estén las pequeñas y las medianas y sirvan para hacer productos menos mayoritarios... Es como la televisión, en EEUU por ejemplo, hay series de televisión donde uno se queda con la boca abierta... en España, tú ves lo que hay y te quedas... en fin, empezando porque aquí, una serie de televisión se empieza a grabar y en función de cómo vaya la cosa, qué personajes gusten más o menos, la serie va por un lado o por otro; en EEUU no, en EEUU una serie se concibe como un producto, con un principio y un final, como tal se rueda y como tal se entrega a la productora... Aquí no, aquí hay tantos factores que tienen que ver, que dices... es un poco triste, desde mi humilde punto de vista.

Pregunta: Y aún así, tu popularidad te llega con la televisión y con la serie “El comisario” donde permaneciste ocho años...

Patxi Freytez: Sí, lo que ocurre es que yo empecé a trabajar muy tarde, empecé con 32 años. Hasta esa edad fui carne de compañía deficitaria, de sala alternativa, de recorrer pueblos, de hacer teatro infantil...

Pregunta: Pero quizá sea ésa una gran escuela...

Patxi Freytez: Seguramente sí, porque te acostumbras a pasar hambre. En esta profesión es muy importante saber lo que es no tener un puto duro, porque esta profesión es muy ingrata, tú puedes estar arriba del todo y a los cuatro años estar muchísimo más abajo y luego unos años después volver a estar arriba, otra vez... todo esto porque vivimos en una sociedad que consume gustos y tendencias a la misma velocidad con que las suelta... yo por ejemplo, fíjate, recuerdo, antes de entrar en El Comisario, venía de hacer una serie que se llamaba “Ellas son así” que produjo Trueba, con María Barranco, María Adánez, Maribel Verdú... de allí pasé a hacer El Comisario y me tiré ocho años... cuando salí de esta serie, resulta que todo había cambiado totalmente, uno estaba metido en esa burbuja donde claro, como te acostumbras al pesebre, a que te pasen el dinerito todos los meses, estás ahí, cómodamente instalado, a gustito, haciendo tu temporadita año tras año... cuando salí de allí, realmente me di cuenta de que quienes producían hace ocho años, ya no estaban, que estaban otras personas que no tenían nada que ver con los anteriores... que el sitio que tú ocupabas hace ocho años ha desaparecido por completo, que habían aparecido otras hornadas de actores, que los motivos por los que antes se contrataban a los actores ahora ya no valen, el actor que está de moda es de otro tipo... cuando salí de El Comisario me quedé con la boca abierta, diciendo “madre mía dónde estoy”... cambia todo tan deprisa...

Pregunta: Como empezar de nuevo...

Patxi Freytez: Sí, por eso te digo que conviene acostumbrarse a, en esta profesión, estar arriba y abajo, porque nunca sabes dónde vas a acabar...

Pregunta: Quizá por ello sin vocación es complicado dedicarse a la interpretación...

Patxi Freytez: Está clarísimo... Cuando estaba en El Comisario, igual que la mayor parte de mis compañeros, todos hacíamos teatro... era una paliza descomunal, compaginar el plató con el teatro... agotador... sin embargo, ninguno podíamos dejar de hacerlo, ni Juanjo, ni Marcial... todos estábamos de un modo u otro, ligados porque necesitábamos sentirnos actores de alguna manera; no es que no lo fuéramos en la serie... pero el teatro tiene algo que no lo tiene nada más... y gracias a eso, a que cada año empalmaba función con función... fíjate casi echo de menos la televisión por la tranquilidad de la cuenta corriente que por la satisfacciones que me da a la hora de actuar y eso que no me puedo quejar, porque El Comisario era una de las series más dignas y espléndidas que se han hecho en este país... porque luego ves las cosas que se hacen ahora y menos mal que nos hemos dejado ya de hacer comedias de éstas graciositas y nos hemos puesto ya con temas un poquito más serios... me refiero a que ahora nos ha dado a todos por ponernos muy de época y bueno, lo celebro, porque ya estaba bien de tanta comedia española y tanto policía y tanto bombero y tanta ambulancia y tanto... ya me entiendes...

Pregunta: ¿Cómo evalúas tu camino en la interpretación?


Patxi Freytez: Yo me considero un obrero de la interpretación, siempre lo he visto así. Mi trayectoria... bueno, fui un actor que tuve la buena o mala suerte de empezar protagonizando (siendo un tremendo desconocido) una película de Isabel Coixet, (A los que aman) y eso te da una proyección absolutamente tremenda y que en cierto modo te hace perder la noción de la realidad y el saber realmente dónde estás; porque yo, durante siete años, fue una vorágine de cine, películas, series, televisión... hasta que acabé en El Comisario, esos ocho años, y ahora digamos que he aterrizado; ahora es cuando me estoy dando cuenta de dónde estoy y bueno, pienso que ha sido una trayectoria muy fructífera porque me ha hecho crecer mucho más como persona que como actor, mucho más ¿eh?. Como actor creo que soy bastante resolutivo y eficaz. No me considero ninguna maravilla en ninguno de los géneros, pero sí creo que soy un actor que cumple y, sobre todo, que no da problemas. Soy buen compañero, soy una persona solidaria trabajando y sobre todo, no doy problemas... e igual me da hacer clásico, comedia, drama... lo que sea... Yo me amoldo a todo, porque ante todo soy un obrero...

Pregunta: ¿Qué proyectos acaricias tras “El galán fantasma”?


Patxi Freytez: “El galán fantasma” todavía sigue. Tenemos un mes de enero muy movidito de bolos, el de febrero más todavía. Es que lo de esta obra ha sido una cosa asombrosa... cuando me dijeron que íbamos a hacer todos los bolos que hemos hecho, no me lo podía creer... tenemos bolos hasta abril, por lo menos...

Pregunta: Pues con el permiso de “Astolfo” ¿qué proyectos tienes entre manos?

Patxi Freytez: De teatro sí tengo algún proyecto. En cuanto “Astolfo” termine nos pondremos con “el nuevo”... y la televisión, depende de tantas cosas... de muchas cosas...

Sofía Basalo.

sábado, 12 de noviembre de 2011

... REBECA VALLS (Junio 2010)



“Los monólogos de la vagina” han regresado a la cartelera madrileña. Maite Merino les abrió la puerta, permaneciendo con ellos más de nueve años en cuatro teatros madrileños (Alfil, Arlequín, Muñoz Seca y Nuevo Alcalá). Ahora es el Teatro Maravillas el lugar donde el viaje de Eva Ensler toma forma teatral. Con un tono más festivo y más jocoso, Gabriel Olivares ha dirigido esta nueva puesta en escena que interpretan Ruth Núñez, Marta Belenguer y Rebeca Valls. Hemos hablado con ésta última de los monólogos y cómo no, de su aventura teatral lorquiana. La actriz valenciana, como es habitual, nos ha atendido más que amablemente:

Pregunta: Regresan “Los Monólogos de la vagina” pero no son como los recordamos. Gabriel Olivares ha dado una pequeña vuelta de tuerca, esta propuesta es más loca, más hilarante ¿no es así?

Rebeca Valls: Sí, no son monólogos al uso. Es una puesta en escena muy divertida, creo que la gente lo pasa muy bien y las tres (Ruth Núñez, Marta Belenguer y ella misma) hemos congeniado muy bien, somos un equipazo. Es una experiencia muy bonita, con el público y entre nosotras.

Pregunta: Como dices, no son monólogos al uso y aún más, como antes he comentado Gabriel Olivares le ha querido acentuar el carácter teatral y de comedia en la puesta en escena...

Rebeca Valls: Sí, porque Gabriel es un director que trabaja desde lo que tiene, desde el aquí y el ahora; mucho el presente y mucho con los intérpretes... Eso es muy importante, porque ya que hay varios montajes sobre este texto, está bien que cada uno tenga su visión. Ésta es nuestra visión, la de las tres intérpretes y la de Gabriel como director. Hay monólogos dialogados, hay monólogos que se hacen como si fuera una terapia con el público, hay monólogos en los que hacemos homenajes a otros cómicos... hay un poco de todo para variar y todo ello ha surgido desde la improvisación pura y dura. (risas)

Pregunta: Has comentado que habéis aprendido mucho y es que según he leído, antes de iniciar los ensayos sobre el escenario, ha habido dos semanas de intenso trabajo de mesa...

Rebeca Valls: ¡Trabajo de mesa! Que casi diría “trabajo de pie”... porque Gabriel empieza a trabajar en la mesa, empieza a decir “haz esto con este acento”, se emociona, hace que te levantes, te pone delante y comienza a decirte “hazme esta improvisación sobre este personaje que ahora intuyes...” entonces uno pasa por la oficina de producción y es capaz de decirle que pase a ver qué opina... es súper exhibicionista y eso hace que tú te vengas arriba desde el primer día y que investigues a fondo desde el primer día, porque te lo tienes que currar sí o sí... (risas)

Pregunta: Es desde luego un gran examen teatral y artístico, por todo lo que has comentado y porque son muchos los personajes, muchas las caracterizaciones, muchas las distintas vaginas que tenéis que interpretar (risas)

Rebeca Valls: (risas) Sí, vaginas que son mujeres al fin y al cabo... es como contar un poco desde el punto de vista más femenino, cómo vive el tema de su sexualidad, que al fin y al cabo, somos mujeres, somos corazones, somos un sexo y somos un todo...

Pregunta: Como bien dices, sois mujeres... y este es un montaje feminista pero en el buen sentido... ¿es que hay un mal sentido del feminismo?

Rebeca Valls: Yo... creo que sí. No se trata de adoctrinar, ni de dar mensajes, ni de culpar a nadie. A nosotras los hombres nos encantan y están ahí, y vienen muchísimos a vernos y están encantados. Creo que practicamos el buen feminismo, y lo digo así, porque no adoctrinamos, intentamos que la gente aprenda pero desde el sentido del humor, no echamos la culpa a nadie; simplemente hablamos de vaginas y como dice Ruth (Núñez): “no estamos hablando ahora de ellos, estamos hablando de nosotras” entonces, no culpamos a nadie, ni tan siquiera los mencionamos.

Pregunta: ¿Le falta quizá un poquito de sentido del humor al feminismo?


Rebeca Valls: Es que... por un lado creo que sí, pero por otro lo entiendo. Creo que son muchos años en los que la mujer ha estado en silencio, en represión y eso... qué te voy a contar, si acabo de hacer “La casa de Bernarda Alba”... o sea, que... lo he vivido en mis carnes... Creo que ahora mismo la mujer también ha tenido que tomar las riendas y defender esa parte que ha tenido prohibida o en silencio... Y es defender muchas cosas... Nos cuesta reírnos de nosotras mismas, y nos cuesta y de hecho hay menos cómicas que cómicos... Menos mujeres humoristas que hombres humoristas... y creo que todo es por esto... es cuestión de empezar a reírnos de nosotras y eso cuesta, porque nuestra lucha lleva muchos años de atraso.

Pregunta: Quizá además de costarnos, es que nos duele y casi sentimos ese humor como una ofensa...


Rebeca Valls: Sí... debemos relajarnos, porque ya no creo que nos estén ofendiendo y en tal caso, lo vemos nosotras desde dentro... hay que empezar a quitárnoslas desde nosotras mismas, como dice uno de mis personajes, la terapeuta americana, que hace un taller, una mujer que realmente existe y que enseña a las mujeres a encontrar sus orgasmos y a masturbarse. Es una mujer muy especial y dice que tenemos que empezar a encontrar eso nosotras mismas, y nos corresponde a nosotras comenzar a encontrar nuestra sexualidad, nuestros propios orgasmos y nuestra masturbación, para empezar a disfrutar, para encontrar el placer... por eso mismo, nosotras debemos empezar a eliminar la ofensa desde nuestro interior, nosotras mismas...

Pregunta: Quizá también nos han enseñado que todo lo que se refiere a la vagina está prohibido, es malo, es pecado...

Rebeca Valls: ¡Ostras! Es que son muchos años... mi madre mismo, cuando le bajó la regla, la encerraron en casa y le dijeron que no le podían hablar de lo que le estaba pasando porque era una cosa muy mala... ni siquiera se lo explicaron, y a su propio hermano que era menor de ella, le dieron las llaves de casa para salir... entonces... son muchos años en los que no se ha hablado de lo que tenemos ahí, entre las piernas... y encima el órgano está para dentro... como para que enciman no nos hablen, lo que nos faltaba, vamos (risas)

Pregunta: Hablabas del personaje que ha interpretado en “La casa de Bernarda Alba” que dirigió Lluis Pasqual, una aventura, supongo, apasionante...


Rebeca Valls: Hacer “La casa de Bernarda Alba” con Nuria Espert, con Lluis Pasqual y con Rosa María Sardá fue muy bonito... Una lección de maestros que sólo te puede pasar sobre un escenario... es maravilloso vivirlo así, y descubrir un poquito más el mundo lorquiano, que a veces es tan bonito de conocer de la mano de Lluis, que parece que han nacido unidos en algo... no sé en qué... pero han hecho muchas cosas que tienen algo en común, los dos...

Pregunta: Y formar parte de ese dúo...

Rebeca Valls: Sí, sí... y descubrir la Martirio que hice al lado de Nuria (Espert) y Rosa María (Sardá) que me fueron guiando... era muy bonito ir descubriendo poco a poco el mundo de Lorca de su mano y ver cómo trabajaban a nuestro lado... incluso Nuria, se permitió en un ensayo hacer una improvisación donde nos marcaba el terreno que como madre, nos estaba dando un límite, nuestra educación en esa casa... y eso fue muy revelador, mucho... y fue una lección como te he comentado, una lección de estar al lado de Nuria, a la que hemos admirado siempre, y de pronto tenerla como madre, como compañera y como sabia... Es una gran mujer...

Pregunta: Personalmente, creo que uno de los puntos más interesantes de este montaje fue la feminidad, la sensibilidad de Bernarda, frente a la rigidez y vertiente masculina que en casi todas las propuestas hechas se le han otorgado...

Rebeca Valls: Claro, es que dentro de esa rigidez, de esa masculinidad, hay muchas capas escondidas. Esa masculinidad es la capa externa, el rostro que Bernarda ofrece a los de fuera, a los del pueblo, a las vecinas, para lo que es la fachada... y luego, por dentro, hay mucho más... y hay más de una capa, muchas más... y al fin y al cabo somos mujeres... mujeres y familia y madre e hijas... es muy importante...

Pregunta: Volviendo al presente, y éste es “Los monólogos de la vagina”... un cambio de “chip” importante, algo de lo que eres una auténtica experta...

Rebeca Valls: (risas) Sí... para mí, realmente ha sido más difícil “La Martirio” porque el trabajo de “Los Monólogos de la vagina” primero, yo soy mujer, con lo que, de antemano tengo vagina... entonces, eso ya me crea un vínculo muy cercano y por otro lado, Gabriel nos deja crear a nosotras mismas y eso, claro, ya te da una cercanía a todo lo que haces y una soltura... yo me divierto muchísimo cada día que hago la función y salimos las tres... Cuando llegamos, lo hacemos un poco con el bajón del día, del no saber qué va a pasar... pero cuando salimos por la noche al escenario... lo hacemos alegres, eufóricas, orgullosas de ser mujer y de poder compartirlo con un público que se ha conmovido con nosotras, que se ha reído con nosotras...

Pregunta: Algo interesante es la combinación de los diferentes gags, la risa, la locura y la seriedad y poesía, la trivialidad y la profundidad... El parto, las violaciones, la terapia de grupo...

Rebeca Valls: Sí, las partes poéticas son complicadas porque son difíciles de encajar en un espectáculo... pero creo que igual que escuchamos la risa del público y paramos y sabemos hacer un hueco según el público que acude cada día, lo mismo funciona con el público... él también sabe escuchar nuestras transiciones para dejarnos meter esas partes más delicadas, más poéticas y más reales... porque al fin y al cabo también se trata de contar la parte real de la vagina, tantos sus partes buenas como sus partes más tristes... y ésas también deben estar... con lo que es necesario un momento de concentración, de silencio y que el público escuche eso y pare un poquito también...

Pregunta: Hay algunas “cosillas” por ahí que no están en el texto original... ¿De quién fue la idea de meter esas cancioncillas? (risas)


Rebeca Valls: (risas) Ah... Gabriel (risas) La de “Secretaria” fue Gabriel y la de Tina Turner fue porque nosotras investigamos... te habrás dado cuenta de que hemos incluido el viaje que hace la autora, Eva Ensler, para contar esa investigación... Ella tuvo problemas, la violó su padre durante mucho tiempo y a raíz de tener una mala relación con su propia vagina decide investigar sobre el tema y empieza a hacer entrevistas a diferentes mujeres... de todas las entrevistas surge ese espectáculo... De pronto, nos dimos cuenta, que Tina Turner era su cantante favorita...

Pregunta: Con lo que al final, con esa marioneta, le hacéis un pequeño homenaje...


Rebeca Valls: Sí... para nosotras, también es el símbolo de una mujer potente; entonces, decidimos juntar el parto con el movimiento de la marioneta que hacemos al final, con la canción de homenaje a la autora y también a Tina Turner... y hacemos un minishow que es muy chulo...

Pregunta: Y muy bonito, porque esa marioneta está hecha con flores, como las que os “enviáis” cada una al final de cada monólogo...

Rebeca Valls: Sí, es como si al principio Eva Ensler, la autora, está fragmentada y de todas las mujeres que ha entrevistado y de todas las vaginas que ha conocido, de pronto, se vuelve una, y se construye a sí misma a partir de todas y cada una de las mujeres, es como una terapia para las demás y también para ella misma... se encuentra y se reconoce como mujer...

Pregunta: Y supongo también, que esa maleta roja que está presente en el escenario es el símbolo del viaje...

Rebeca Valls: Claro, es el viaje y es ella. Eva Ensler siempre lleva, en unas entrevistas que hemos visto, siempre una chaqueta de cuero roja; entonces, en lugar de incluir la chaqueta, que era un poco raro... como elemento rojo, quisimos incluir la maleta... y es un poco el viaje que ella tiene, donde va metiendo todas sus experiencias, que son vaginas, corazones, flores...

Sofía Basalo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

... EUSEBIO LÁZARO. (Mayo 2011)



El Festival de Otoño en Primavera
, nos aguarda con un estreno absoluto. El estreno de la última obra de un autor español. Autor polifacético donde los haya. Dirige su obra, la interpreta y también la produce. Hablamos de Eusebio Lázaro. El autor y director cartagenero, ha escrito “Las más fuertes”. Una obra donde se recogen otras dos: “El ensayo” y “El Premio”, ambas protagonizadas por dos mujeres que han de convertirse en “las más fuertes” para sobrevivir. La obra podremos verla en el Teatro Fernán-Gómez del 13 de mayo, hasta el 29 del mismo mes. Aunque su gira, esperamos, sea muy extensa:

Pregunta: ¿Se paga algún precio por ser la más fuerte o por tener que ser la más fuerte?


Eusebio Lázaro: Sí, la verdad es que siempre se paga un precio, cuando se quiere ser “el más” o “la más” algo... El asunto es si compensa o no.

Pregunta: ¿Compensa?


Eusebio Lázaro: Depende de cuál sea la lucha. A veces la lucha se plantea mal y a veces... Yo creo que no compensa querer ser el más fuerte, yo creo que la lucha es precisamente conseguir que no haya “más fuertes”...

Pregunta: Ha comentado “No compensa querer ser el o la más fuerte” pero a veces se necesita ser el o la más fuerte...


Eusebio Lázaro: Desde luego, sí, a veces la fortaleza... más que la más fuerte, lo que se necesita es tener una fuerza extra para poder salir de situaciones extremas. Entonces, efectivamente, a veces, es necesario una fuerza suplementaria para poder arrostrar las dificultades, que a veces son más para unos que para otros... Ése es el problema en general de nuestra vida social, que las dificultades no son para todos iguales, es decir, siempre hay unas dificultades mayores... hay que superar montañas, a veces, y otras personas lo tienen más fácil...

Pregunta: ¿Las dos mujeres que protagonizan “Las más fuertes” Podrían ser la misma, en diferentes momentos de la vida?


Eusebio Lázaro: Sí. Me pareció más acertado la dualidad porque daba más riqueza de matices, pero efectivamente al ser además, dos historias de dos actrices, podrían perfectamente ser peripecias diferentes de un mismo personajes, pero tiene más riqueza siendo dos, así además tenemos la ventaja de contar con dos magníficas actrices, Ana Marzoa y Yolanda Ulloa.

Pregunta: “Las más fuertes”, estreno absoluto; es una obra que ha escrito, dirigido, también interpretado... ¿Cómo fue su génesis?

Eusebio Lázaro: En realidad escribí las dos funciones para una sola actriz, hace bastante tiempo. Ésa es una parte muy interesante porque escribir teatro en directo, me refiero, para actores; ha sido siempre la base del teatro y es la más viva. Ahora incluso en los ensayos ha sido muy interesante ver a las actrices cómo en momentos determinados han dado sugerencias, hemos cambiado frases, escenas... quiero decir, ha sido un proceso vivo y muy enriquecedor.

Pregunta: Entonces, estamos ante una obra que nació para lo que vamos a ver, precisamente, en el Teatro Fernán-Gómez...

Eusebio Lázaro: Sí, exactamente. Yo he escrito ensayo, guiones de cine, traducciones, pero realmente una obra de teatro o dos obras, en este caso, es la primera vez. Se ha creado en un proceso muy vivo y muy continuo.

Pregunta: Quizá es en estos casos cuando se vive realmente y se siente lo que llaman “magia teatral”...

Eusebio Lázaro: Sí, porque es como teatro dentro del teatro... Y son dos actrices que a su vez interpretan a dos actrices, es una paradoja... el teatro en sí, es una paradoja y en definitiva es una metáfora de la propia vida... Y en este caso se dan esas circunstancias, con lo que es más mágico, sí.

Pregunta: ¿Teme que se tilde esta obra de reivindicativa o feminista?

Eusebio Lázaro: No, porque reivindicar o vindicar derechos es una cosa que está muy bien, y debe ser continua en la sociedad; sino reivindicamos continuamente, cuando se establecen unos derechos conseguidos ya se establecen e inmediatamente, al día siguiente de establecerse comienzan a anquilosarse o empiezan a abusarse o empiezan a ningunearse, ¿no? Entonces, es una buena postura en la vida, más que reivindicar que es un poco molesto y antipático, en sí cuestionar las cosas... Está muy bien, porque si no, la vida se convierte en una rutina poco atractiva; pero no es una propuesta reivindicativa, yo creo que son instantes de vida con la complejidad que tiene la vida de las personas, entonces dentro de esa complejidad hay contradicciones, hay puntos de vista acertados y hay puntos de vista erróneos, pero yo creo que el principio tiene que ser teatral; todo teatro que quiera ser un teatro de ideas... está condenado al fracaso. Yo soy un gran amante de Shakespeare y lo que he aprendido de él es que la ambigüedad y la complejidad es lo que le da la riqueza a las funciones, por eso Shakespeare sigue siendo actual, porque nunca toma partido por ninguno de los personajes; es el gran ejemplo de una obra que se llama “Coriolano”, él no toma partido con lo que podemos ver esa función, tanto si eres partidario de un gobierno más estricto, más duro o de un gobierno más democrático... Entonces, no importa cómo pienses, porque te sigue gustando “Coriolano”... Mientras que Bertolt Brecht, hizo una adaptación y lo puso como un dictador, entonces ya a nadie le interesa y nadie hace la obra de Brecht. ¿Me comprendes? Entonces, desde luego la idea no es un teatro revindicativo de ideas porque no interesa, lo bonito es que las ideas nos surjan una vez hayamos visto la obra, que salgamos a la calle y entonces, sí, pensemos sobre lo que hemos visto.

Pregunta: Con lo que usted estima que el teatro ha de poner ante nuestros ojos una realidad de la que el público ha de extraer esas ideas, esas posturas...


Eusebio Lázaro: Claro, el universo del escenario... Ahí cabe todo el género humano y toda la complejidad y es lo que se expone... Es un encuentro maravilloso de opiniones, sentimientos, emociones... Lo que los griegos llamaban “Agon” en su significado de “lucha” y “agonía”... pero si vamos a resolverlos, para eso escribimos un ensayo mejor ¿no?

Pregunta: ¿Estima que este teatro de ideas ha politizado el arte teatral en general?

Eusebio Lázaro: No, creo que durante toda la historia... Las emociones también tienen ideas y las ideas tienen emociones, o sea que no hay un teatro de ideas... en el siglo XX el teatro más ideológico ha sido el de Brecht, pero las mejores piezas de Brecht no son necesariamente... tienen ideas pero también tienen emociones, tienen personajes vivos, ésa es la cuestión, que haya personajes vivos, con conflictos que nos interesen, porque cualquier gran obra tiene ideas, por ejemplo, “Antígona” quiere enterrar a su hermano y le parece injusto que no lo sea en su tierra... y por ello lucha contra el tirano, con lo que hay una idea, hay una postura ética en “Antígona”, pero lo que nos conmueve es su pasión al hacerlo, su lucha, su castigo, su muerte, eso es lo que nos conmueve; con lo que tienen que estar las dos cosas.

Pregunta: Además de escribir, dirigir e interpretar “Las más fuertes”, también la ha producido, con su compañía “E Lazar”, que anteriormente se llamó “Espacio Abierto” y que lleva ya más de dos décadas en la brecha...

Eusebio Lázaro: Sí, ya somos mayores (risas) Sí, un amigo mío me dice “no pasan las décadas por nosotros”... La verdad es que empezamos en un momento teatral en el que era necesario un esfuerzo de teatro semipúblico y es lo que hicimos, generalmente con Shakespeare, con las grandes tragedias de Eurípides y de Sófocles en Mérida... hemos hecho un recorrido bastante amplio, y ahora en los tiempos de crisis no podemos hacer obras de veinte o treinta personajes, así que se van reduciendo los repartos, pero es igual, vamos a seguir con el mismo entusiasmo.

Pregunta: ¿Este camino ha sido siempre igual de complicado, ha habido etapas más “llanas”. Cómo ha cambiado el teatro, la sociedad, las instituciones?


Eusebio Lázaro: Yo creo que siempre ha sido complicado. Realmente lo de cualquier tiempo pasado fue mejor, es como dice Jorge Manrique “según nuestro parecer”... Es nuestro parecer el que lo refleja mentalmente, pero no creo que los años cuarenta fueran mejores que ahora, para nada... Estoy convencido de que fueron peores... Entonces, cada época tiene su complejidad y sus dificultades; ahora mismo el teatro está mucho más vivo que hace dos décadas, por ejemplo. Hay una asistencia del público mucho mayor, curiosamente, en la crisis, la gente va más a ver un espectáculo en vivo, porque entiende que les habla de sus problema mucho más directamente; en ese sentido creo que el teatro está en crisis desde que nació, pero nada más.

Pregunta: La crisis no le afecta al teatro en lo que al público se refiere pero, ¿y en la esencia, en la creación; y a sus profesionales y en la forma de afrontarlo...?

Eusebio Lázaro: Tampoco, no crea... Esto es como el otro día, que hablaba con una doctora y le pregunté que qué tal iba la sanidad, la consulta... Y me decía que iba bien, sobre todo por el gran esfuerzo de los profesionales, porque institucionalmente se les hacía cada vez más difícil... Entonces eso sí es verdad; yo, hace veinte años, podía montar un Shakespeare con veinte o treinta personajes, ahora no puedo, pero porque las instituciones han ido reduciendo el compromiso cultural y lo han ido convirtiendo en una herramienta política para ellos, en un momento determinado (me da igual, en este sentido, el grupo político) pero lo han ido instrumentalizando... Entonces, han dicho, si damos muchas pequeñas ayudas, tenemos muchos pequeños demandantes... entonces, no han apostado por proyectos serios, por proyectos importantes, de asentar unas bases, de crear un teatro semipúblico... Eso no lo han hecho. Hace veinte años sí, porque les pilló a ellos más bisoños y quizá con más ganas de hacer cosas ¿no? Pero una vez que se han instalado y se han hecho políticos en el sentido pequeño... Hay una política pequeña, con respecto a la cultura de España, en general por supuesto; porque hay gente muy valiosa incluso en el mundo político que tiene una visión más amplia, pero en general no es un país que se caracterice por una visión cultural en profundidad... para nada; en esto, algunos países europeos nos llevan una ventaja atroz... porque se han dado cuenta hace tiempo que es un boomerang, que es una industria que revierte para el país... Aquí hay una racanería... aquí se ve a la gente de la cultura como gente, como unos artistas que andan por aquí dando la lata, que a veces hay que darles de comer y echarles un poquito de... Además incluso se ha creado una cierta corriente de que los artistas reciben subvenciones y cosas de ésas, algo que es realmente incierto, es decir, que las subvenciones institucionales en realidad son como aquel sueño de Quevedo de “La hora de todos”, donde estaban los menesterosos en cola odiándose unos a otros... es decir, que son unas migajas lamentables, en ese sentido...

Pregunta: ¿Puede ser que se cofunda en cierta forma la cultura con el ocio, o que se simplifique la cultura, su papel en la sociedad?

Eusebio Lázaro: Yo creo que son las dos cosas. En ese sentido creo que el público lo entiende muy bien. La palabra cultura como una carga muy seria... tampoco... El teatro isabelino y el nuestro maravilloso del barroco no estaba planteado como cultura y sin embargo fueron los grandes momentos; estaba planteado como una expresión social maravillosa que existe desde tiempo inmemorial, donde unos seres hacen de otros, y otros van a ver como otros hacen de otros... Lo que es un fenómeno fantástico desde un punto de vista antropológico... En los tiempos de Shakespeare la gente iba a comer manzanas, a ver teatro, bebían cerveza, seguramente habría citas eróticas... y las obras de Shakespeare son un compendio de entretenimiento, filosofía y de cultura pero después... Lope es lo mismo y nuestro Calderón... Eso de la cultura, es una cosa del Siglo XIX, de ponerle la etiqueta de algo serio y pesado y no es así; tiene que ser un divertimento, lo es... Pero el “delectare” no impide “aprender”, es enseñar deleitando, el divertimento pero con la cabeza, con todo. Lo de la cultura creo que es un invento... pero es una cosa viva, a la que luego se llama cultura, pero Mozart se divertía mucho con sus sinfonías y no pensaba en su trascendencia y Bach tampoco creo que tuviera una noción de que estaba haciendo cultura... Yo lo veo desde una perspectiva mucho más viva, con más energía interior...

Pregunta: ¿Es complicado contagiar esa energía?

Eusebio Lázaro: Sí, es difícil porque es un problema también de preparación y de vocación; creo que eso siempre está en los artistas... los artistas vocacionales, es como en todo, como los médicos, arquitectos... los hay buenos, regulares, pero el artista que alcanza un determinado punto de comunión con el público, ya sea en pintura etc, tiene una energía interior contagiosa, porque sino, a mí no me interesa... Habré hecho espectáculos mejores, peores, pero siempre tienen un lugar común, es una energía que al público no le deja moverse en el asiento con tedio o con un poco de aburrimiento. El aburrimiento, como dice Peter Brook es el demonio del teatro... Quienes vienen a ver mis espectáculos, saben que eso no lo van a encontrar.

Pregunta: A lo largo de su carrera ha hecho de todo. Escribe, dirige, produce, actúa, en televisión, cine, teatro... también ha organizado eventos culturales...


Eusebio Lázaro: La verdad es que me da un poquito de pudor, porque muchísimas de las cosas que he hecho ha sido por hacer de la necesidad virtud, porque en este caso, lo mismo no me hubiera subido al escenario, me hubiera quedado mucho más cómodo... lo que pasa es que cuando tienes pocos medios, piensas, como tenga que contratar a un actor... ya no llego... Pues es igual, actúo yo... En fin, luego efectivamente tengo una tendencia a la dispersión que durante un tiempo me pesaba, aunque ahora ya me he acostumbrado, no importa... me disperso, bueno, si me lo paso bien, vale. Lógicamente la sociedad está estructurada para que hagas una sola cosa, si haces dos o tres, no está bien visto... Y lo que pasa es que luego si profundizas en una... llegas más lejos, pero también me preguntaba ¿Dónde quiero llegar?... Tampoco quería llegar a ningún sitio... Lo importante es que la actividad te gratifique...

Pregunta: ¿No está bien visto hacer varias cosas a la vez?


Eusebio Lázaro: En general no, hay una tendencia a la especialización... Eso es muy interesante y muy del mundo moderno y ahora, se están dando cuenta, yo no lo sabía pero en Estados Unidos, en un viaje reciente que hice, me contaban que en el ámbito universitario se está volviendo a instaurar las disciplinas humanistas porque habían hecho mucho hincapié en las técnicas, entonces, se han dado cuenta de que es un error práctico tremendo porque la gente que tenía una formación humanista era más capaz de ver a la larga cosas como una crisis económica o cambios sociales... entonces, eso se algo importante, algo para replantear, el tema de la excesiva especialización del mundo contemporáneo y se están plegando velas, recogiendo velas en ese sentido...

Sofía Basalo.

sábado, 29 de octubre de 2011

... JORGE MURIEL (Enero 2011)



Siempre resulta gratificante charlar con alguien repleto de pasión, que contagia ilusión y fuerza en cada palabra. Jorge Muriel rebosa energía. Energía y constancia es lo que ha necesitado para ver sobre las tablas “El proyecto Laramie”. Una propuesta que va más allá del teatro. Un teatro necesario en el que este actor, guionista y director se ha comprometido con el fin de recordarnos que este arte tiene una función la de cambiar el mundo, cambiando nuestras conciencias.
Hemos charlado con Jorge Muriel, traductor del texto original de este proyecto y antes de leer el resultado de esta entrevista, no podemos por menos que felicitarlo por su trabajo, por su nominación a los Premios Goya y por concebir de esta manera el teatro y la vida:

Pregunta: Creo que has sido tú el artífice del estreno de “El proyecto Laramie” en España, ¿no es así?

Jorge Muriel: Así es. “El proyecto Laramie” habla de un caso real de homofobia que ocurrió en Estados Unidos en 1998 y yo tenía una beca en EEUU en 1999; entonces allí, a través de una amiga que conocía Tectonic Teatre, supe que este grupo teatral estaba inmerso en la elaboración de una obra de teatro sobre el caso, y tuve la suerte de verlo en 2000, en Nueva York, cuando se estrenó. Desde ahí, tenía la idea del texto en la cabeza y no fue hasta 2005, que estaba de gira con el Teatro de la Abadía por Granada, cuando leí que un chico había sido apaleado en las afueras de un pueblo de la ciudad andaluza... y dije, “como Matthew Shepard, como en Laramie”... y entonces, pensé que era el momento de contar esta historia. Se había aprobado la ley del matrimonio homosexual, pero también a nivel social había mucho revulsivo... Soy un enamorado del texto y pensé que me encantaría contar esta historia, me puse a traducirla y desde 2005 hasta la actualidad ha sido el proceso...

Pregunta: ¿Y cómo es el camino a partir de esa traducción que haces... Cómo es el proceso de buscar a alguien que se arriesgue contigo, porque es un texto muy comprometido... Un texto que nos recuerda que el teatro aún no ha perdido su función principal?...

Jorge Muriel: Así es. Sí, eso mismo fue lo que me enganchó del texto y ha sido difícil; ha sido arduo, ha habido mucho trabajo y se han ido sumando cosas. Lo primero que hice fue traducir el texto, lo empecé a mover y la mayor dificultad que encontré es que en realidad nadie se lo terminaba de leer; nadie se lo leía y entonces no había un apoyo en firme, desafortunadamente yo no tenía el dinero para sacarlo adelante y lo que fue crucial fue presentarlo a las ayudas del Matadero, en Madrid; entonces, a través de Fernanda Andura que es la que lo lleva, lo leyó, le gustó y me dio una ayuda para sacarlo adelante. Con eso compré los derechos de autor y una vez que tenía los derechos, lo pude mover más en firme y encontré a Julián Fuentes, el director del proyecto, que es un chico joven de Aragón, de Zaragoza. Había visto algún trabajo suyo, sabía que se había formado más internacionalmente y se añadió al grupo como director y a través de él, conocimos al Proyecto Kieu, que es una ONG, una asociación que promueve proyectos culturales y nos ayudaron en la producción y se fueron añadiendo granitos de arena. Hicimos el elenco, gracias a la ayuda del Matadero, el Teatro Español empezó a interesarse en el proyecto, nos cedieron un espacio de ensayos, la productora La Zona empezó a interesarse y nos va a distribuir... Ha sido un proceso muy bonito... Largo, pero sumando siempre...

Pregunta: Me ha parecido interesante lo que has dicho; que te fue un poco difícil, porque no conseguías que terminasen de leer el texto ¿Cómo se puede decidir sin saber el contenido, sin leer una propuesta...?

Jorge Muriel: No lo sé, pero...

Pregunta: Resulta muy extraño...

Jorge Muriel: Sí... Yo también soy de los que creen que todo ocurre cuando tiene que ocurrir, pero durante mucho tiempo intenté, aunque ahora me alegro de que no fuese así, que grandes nombres o que productoras o que incluso grandes teatros nacionales, intentaran leerlo... porque yo pensaba que el texto en sí, es muy interesante, y pensé que tenía un interés social y teatral, pero no... hubo respuesta... y a mí también me sorprende, es un poco como, tristemente, delata el panorama teatral en el que nos movemos, que cosas nuevas no interesan cuando lo de siempre y los de siempre, que tienen un lugar muy merecido no quiero tampoco quitar importancia, pero... que es difícil alzar la voz cuando no estás dentro del círculo. Al mismo tiempo, quiero comentarte que es muy bello que alguien como María Andura, gerente del Teatro Español, Mario Gas... a quienes les mandamos el texto, estuvieran alerta y nos hayan apoyado tanto, nos hayan brindado un lugar de ensayo gratuito; también el Teatro de la Abadía nos ha cedido parte de la escenografía y del vestuario... Una vez que el proyecto arranca, hay mucha respuesta y en este caso en particular, el Teatro Español con la acción tan bonita que está haciendo... con la gerencia, con el servicio de cedernos la sala pequeña... No habíamos estrenado el texto y vamos a estar cinco semanas en cartel... Eso también demuestra la apuesta por un teatro joven, por un director joven, por un elenco sin cabezas de cartel... Al mismo tiempo, tantos meses esperando... Y la recompensa es muy gratificante, poder mostrarlo donde se muestra...

Pregunta: Sois ocho actores, interpretando setenta personajes...

Jorge Muriel: Así es, lo bueno de esta obra es que llega un momento en el que no importan los personajes. Son testimonios de personas reales... Entonces como también tuve la suerte, este verano, de ir a Nueva York para encontrarme con los autores de la obra; ellos han escrito una segunda parte de la obra que llaman “El epílogo. El proyecto Laramie diez años después” (han vuelto al pueblo y han hecho nuevas entrevistas) Entonces, con ellos quise reafirmar el texto y la propuesta. Tectonic Teatre se fue durante dos años a Laramie para hacer entrevistas a la gente del pueblo; todo es testimonios reales de esa gente; entonces, llega un momento, en el que en esta obra, aunque somos setenta personas diferentes, lo que aparecen son setenta seres, setenta voces, setenta discursos... Así pues, llega un instante en el que como todo tiene un ritmo bastante ágil, lo que se pretende es no tanto hacer un personaje, sino empatizar con el discurso de esa persona y compartirlo con el público. Lo hacemos con cambios muy sutiles de elementos de vestuario; unas gafas, un gorro, un pañuelo... que luego se mantienen a lo largo de toda la función para que el público lo vaya relacionando y los reconozca.

Pregunta: Algo muy interesante que se incluye en el dossier de prensa y muy ambicioso es la afirmación de que “El proyecto Laramie” es más que una representación teatral. Es un acontecimiento humano y real que no debe olvidarse, quizá el ser humano es un tanto olvidadizo...

Jorge Muriel: Sí, mucho y más que eso, es reiterativo... Y además de una forma no consciente. De lo que habla esta obra que es la agresión al diferente; en este caso es un homosexual, pero lo vemos con la mujer demócrata que ha sido tiroteada en Arizona, que es el diferente... El diferente respecto a la `persona que tiene otras ideas políticas y entonces, se cree con el derecho de poder asesinarla; el diferente por la mujer de violencia machista, a la que el marido maltrata porque cree que la posee... Entonces, cuando afirmamos que es más que una representación teatral, es porque en realidad esta obra lo que denuncia es el porqué esas cosas siguen ocurriendo; porqué el germen de un odio social existe... Y lo bonito de esta obra es que creo que se eleva del hecho ocurrido, para profundizar en el contexto; por eso lo interesante es que van a entrevistar a la gente del pueblo, porque así se entiende porqué esas cosas ocurren donde ocurren... entonces, va un poco por ahí. La idea sería qué hacemos como sociedad para que esto ocurra o qué responsabilidad tenemos sobre ello...

Pregunta: Tras esta experiencia, ¿has encontrado alguna respuesta. Por qué ocurre lo que ocurre?

Jorge Muriel: Es difícil, pero también es muy interesante... porque en realidad son las reflexiones que nos deja la obra... Querría apuntar que la obra también es muy esperanzadora; nos dice que debe haber esperanza; la idea no es “qué fuerte, cómo somos, qué mierda de sociedad...” La idea es “esto pasa, podemos hacer algo para que no pase” y respecto a la pregunta, lo que diría es que la esperanza es la aceptación de lo diferente... ¿Cuál es la respuesta? Son muchas respuestas; la educación, por ejemplo... la hermandad, aunque la palabra tenga alguna connotación religiosa... Pero lo que quiere decir es que debemos hermanarnos como seres humanos, todos somos iguales... El cambio debe venir desde una concienciación social... A tu pregunta, diría, humildemente, que textos como éste son los que ayudan, es decir, algo que no simplemente haya en el teatro una cosa para reírte, para pasar dos horas y desconectar... que está bien, que todos lo necesitamos... pero es que obras como ésta son necesarias y sería necesario incluso poder hacer estas obras en universidades, en institutos... tener un compromiso social, un compromiso como seres humanos; pero ya no sólo por la violencia machista, es vergonzoso lo que está pasando en Haití, entonces piensas “cómo como sociedad nos venden esta mentira...”... luego están los medios de comunicación, los políticos... unos elementos de manipulación y de egoísmo intrínseco en el ser humano y en la sociedad que hemos construido... que claro, pasan estas cosas...

Pregunta: Una sociedad hipócrita, también... porque rechazamos al diferente que no tiene dónde caerse muerto, mientras que si su statu social es elevado lo aceptamos de buen grado... Saludamos y damos la bienvenida al chino, pero al cubano no, y en los dos países existe una dictadura...


Jorge Muriel: Exactamente... O hasta que no me molestes o no pongas la música tan alta, porque en tu país se pone así, pero aquí no... O no me estés quitando la guardería de mi hijo... encima si nos venden eso... qué creamos.. más odio.

Pregunta: ¿Puede que interese crear ese odio, esa mentira... Tal vez no interesa fomentar el hermanamiento bien entendido como explicabas anteriormente?

Jorge Muriel: Tristemente sí. Creo eso mismo, hay una parte de los que dirigen el mundo a los que no le interesa, porque el mundo funciona así, porque hay gente que se está enriqueciendo de ello... y como se está enriqueciendo, no interesa... Lo interesante es explotar a esos países, sacar tajada del llamado tercer mundo... pero al mismo tiempo poner en las noticias, por ejemplo “Haití no se recupera”... ¿Cómo que el ciudadano medio tiene que intentar ayudar a que esto mejore, cuando los gobiernos deberían unirse como seres de un mismo planeta y decir “ha habido una catástrofe, ayudémosles?... Y no que seguramente, hay empresas... como las farmacéuticas... en fin... te das cuenta que lo que mueve el mundo es el dinero, no el amor... y eso es muy triste... siempre que el dinero impere por encima del amor hacia el prójimo, pasará lo mismo...
También decirte, que en esta obra, un elemento fundamental de la agresión es la diferencia de clase, la diferencia social. Es un pueblo de 26.000 habitantes, en una zona bastante rural, con una universidad carísima... entonces, el chico asesinado es de buena familia, con dinero, que va a ese centro de estudios y es asesinado por dos chicos con una infancia difícil, con abusos, que limpian tejados... y se encuentran con un joven de su misma edad... y también hay esa cosa de envidia social... de pensar “¿por qué este chico tiene esto, yo no, y encima está en mi pueblo?”... entonces, ahí es donde dices... es que... no nos importa, hay mucho egoísmo...

Pregunta: Volviendo a la obra, aunque de alguna forma seguimos en ella, en su planteamiento, Algo importante de este “Proyecto Laramie” son los actores, en un tiempo en el que parece que lo accesorio les resta protagonismo...


Jorge Muriel: Eso ha sido un acierto y un regalo por parte de Julián, el director. El siempre dice algo muy bonito. Para él, el teatro es contar historias... entonces, vuelve a lo que también Peter Brook, el gran maestro, ha recuperado en sus últimos montajes: La idea del cuentacuentos. Entonces, Julián decía que para él, lo importante éramos nosotros, los actores y al mismo tiempo, el público. En el montaje hay una idea muy potente, la de la comunicación directa con el público y claro, el que cuenta es el actor. También nos ha exigido mucho, un compromiso personal con lo que contábamos, para tener la idea, que a mí siempre me ha enamorado, de que el actor sea un canal de lo que cuenta y el actor también se quite de en medio. En realidad en esta historia no importa Jorge Muriel, importa lo que Jorge Muriel pueda pensar de lo que está contando pero debe ser canal del mensaje, del cuento... Ésta es también la dificultad y la facilidad, a un tiempo, de la obra, de al no tener que construir un personaje ni una escena, se rompe la cuarta pared y ante eso, la escenografía tampoco es interesante. Todo debe estar al servicio de la historia.

Pregunta: ¿Hoy en día es complicado encontrar algo en lo que comprometerse de este modo. Es difícil encontrar compañeros que compartan ese compromiso. Es difícil encontrar a un público presto a ese compromiso?


Jorge Muriel: Es difícil, pero lo bonito es que lo hay. He encontrado compañeros tanto técnicos como actores... Lo que siempre me ha ilusionado mucho es que la gente que ha leído el texto ha dicho “yo quiero formar parte de este proyecto”... también hay gente a la que no le gusta... Pero esto mismo nos ha hecho fuertes, porque esto se podía haber contado de muchas formas, pero queríamos hacerlo así y así lo hemos hecho. Habrá gente a la que este teatro no le interese, no le guste, pero lo bueno es que hemos encontrado a un grupo que quiere contarlo desde ahí y está unido y esto es muy hermoso... Por otro lado el público que quiera ser partícipe de ello estará ahí, de hecho ya lo está.

Pregunta: Eres un actor con una formación muy exhaustiva; danza, canto, has trabajado en EEUU. Tienes una perspectiva muy amplia, contando con ello, ¿cómo ves el teatro en España?

Jorge Muriel: Afortunadamente creo que cada vez estamos más cercanos. Estudié en EEUU desde 1999 a 2001 y a la vuelta sí notaba diferencias... sobre todo en la idea de compromiso... ahí estaba la diferencia mayor... Lo que me alegra es que en los diez años que han pasado, creo que estamos en ello... No creo que haya mucha diferencia y también quiero apuntar que mi maestro que fue Antonio Malonda me enseñó muy bien, porque cuando fui a EEUU muchas de las cosas que aprendí allí, Malonda ya me las había apuntado... es también muy hermoso descubrir que la gente que ama el teatro y la cultura están conectados independientemente del lugar en el que vivan... que es no darle importancia al ego y darle la importancia al mensaje y a la parte catártica del teatro... pues este arte también surgió de los griegos como un servicio social... y un servicio social que también implica el compromiso total del actor y del artista... Eso es también, y volviendo al hermanamiento, importante. El mundo del teatro es un universo simbólico de lo que es la vida, todos estamos dentro... El hermanamiento es la respuesta siempre.

Pregunta: ¿Se puede hacer teatro sin compromiso?


Jorge Muriel: Se puede hacer, pero a mí no me interesa... Se puede hacer, se debe hacer y si hay público que lo quiere ver es necesario... Para mí es tan importante esto que hago, dedicar mi vida a esto, que si no tengo compromiso... no lo quiero hacer... Pero lo mismo te diría, por ejemplo, el año pasado he estado dando clases como profesor de teatro y es el mismo compromiso, o los viernes soy camarero en un restaurante y también lo hago con absoluto compromiso... Entonces, es casi el compromiso que hemos de tenernos con nosotros mismos como personas... Entonces en esta profesión, a veces te toca y lo pasas mal cuando no es así. El regalo de “El proyecto Laramie” es darme cuenta que lo que quiero hacer es posible y mejor hacer algo de lo que quieras hablar que no hacerlo por hacer.

Pregunta: No sólo te comprometes con el teatro, también lo haces con el cine, con los largos y los cortos... ¡¡Enhorabuena por la nominación a los Goya!! ¿Qué tal sabe ese “Zumo de limón”?

Jorge Muriel: Hoy sabe dulce, dulce, dulce... (risas) La nominación al Goya ha sido una guinda... “Zumo de limón” es también una historia muy personal que habla de la vejez, de los ancianos y de lo efímera que es la vida... El título surgió porque es la historia de una abuela que tiene raíces extremeñas, mis padres lo son, entonces, lo que cuento es que la vida se exprime rápidamente y como no la disfrutes se te va... y a veces es muy ácida, agridulce... pero hoy tras la nominación es una limonada estupenda (risas) Estoy muy contento con ello...

Pregunta: No sé si hacer un corto es más complicado que un largo, como un micro relato respecto a una novela... Condensar tanta información en tan poco tiempo...

Jorge Muriel: Sí, es así... Para mí ha sido un regalo. También estudié audiovisuales y lo he codirigido con un amigo, con Miguel Romero para sentirme más fuerte y lo bonito es que te das cuenta que hemos algo grande en siete días, sabemos que hacer un largo sería dedicar un mes o dos meses intensos de tu vida a crear a contar algo más extenso y con más medios... pero es un aprendizaje tremendo... Y sí es más complicado, además por ejemplo, yo que he escrito también el guión, el rodaje de todo nos duraba 25 minutos... Y claro, había que cortar... entonces, lo bueno del corto es que nos ayudó a ir a la esencia... la escena está muy bien, las actrices son estupendas... pero, no es un largo, tenemos que ir a la esencia, me ha ayudado mucho a saber qué quiero contar y cómo puedo hacerlo de la manera más sencilla, sin reiteraciones, sin diálogos... te ayuda a ir a lo que importa...

Sofía Basalo.

sábado, 22 de octubre de 2011

... MAR REGUERAS (Mayo 2011)



Acaba de recalar en Madrid la adaptación de la novela de Warren Adler, que a su vez adaptó al cine y que hace unos siete meses, llevó a los escenarios Garbi Losada. Hablamos de una historia real, que ocurrió en la década de los cincuenta y que protagonizó un matrimonio aparentemente ideal; un matrimonio que vivía muy bien con el sueldo de su marido, un abogado de prestigio... Hasta que un día, su mujer se cansó de estar detrás, de ser la esposa sumisa y abnegada. Comenzó a trabajar y a reconocer su valía. A partir de aquí la aparente estabilidad de esa familia se resquebrajó hasta desembocar en una batalla campal que culminó con la muerte bajo los vidriosos brazos de la gigantesca lámpara que presidía el lujoso salón, ya en ruinas...
Mar Regueras interpreta la virtuosa esposa que en un momento dado, piensa que debe hacer algo con su vida, ha de hacer algo con su vida... No sé si “Porque ella lo vale”...

Mar Regueras: (risas) Entre otras cosas, sí, “porque yo lo valgo”.

Pregunta: ¿El amor y el odio son las dos caras de una misma moneda?

Mar Regueras: Dicen que del amor al odio hay un paso y efectivamente es así; de hecho así lo podemos comprobar en esta comedia negra... También es cierto que el matrimonio llevaba 18 años... Y que las cosas no suelen ocurrir de un día para otro; pero es cierto que durante ese trayecto de casi dos décadas, ha habido de todo y al final es una pena, que los dos personajes acaben perdiendo por una lucha de poder y en este caso pierden lo más maravilloso que tenemos, que es la vida.

Pregunta: ¿Estos dos personajes han perdido, son perdedores, desde un principio?


Mar Regueras: No te puedo decir en qué momento pierden, no sé en qué momento pierden del todo, pero creo que en el momento en el que una batalla comienza no hay ganadores, porque siempre por una parte pierden muchos más, aunque parezca que hay ganadores... Al final todos han perdido... No sabría decirte en qué momento, pero sí, en el instante en el que deciden llegar al final y no pactar unas razones justas, o terminar y convertirla en una batalla campal, desde luego los dos personajes pierden.

Pregunta: En un momento dado el abogado y amigo del Sr. Rose dice una frase que creo acertada y además puede ser lo que les ocurra a este matrimonio “Alguien que no acepta que tu pareja ya no te quiere. Alguien que no quiere ver que tu pareja quiere ser feliz lejos de ti. Alguien que no acepta que una relación se ha terminado”...


Mar Regueras: Yo creo que mi personaje, Bárbara, quiere divorciarse hasta el final, y cuando lo dice lo dice con todas las consecuencias; claro es que no quiere llegar a la muerte, pero sí se plantea que se acabó esa relación y es lo que ocurre con muchas mujeres; sin embargo lo que pasa con muchos hombres, y también en esta novela llevada al teatro es que el hombre no es capaz de entender que la mujer ya no quiere estar con él, y de hecho, sigue ocurriendo hoy en día que hay hombres que incluso “ni conmigo ni sin mí” y acaban matando a su pareja... Lamentablemente es algo que tenemos a la orden del día...Creo que esa frase se refiere más al personaje de Carlos Sobera...

Pregunta: ¿Cómo ha sido y está siendo la vuelta a las tablas?


Mar Regueras: La verdad es que está siendo muy bueno... Empezando a recordar ya lo que era subirse al escenario, aunque llevamos ya algunos meses de gira, empezamos en noviembre, pero así con una continuidad diaria lo estamos haciendo en Madrid, la verdad saboreándolo mucho, porque teníamos ganas de volver con algo interesante y creo que en este caso “La guerra de los Rose” nos proporciona a los dos ese aliciente, ese caramelo que necesitábamos para volver a las tablas...

Pregunta: Un caramelo muy exigente, y en tu caso una exigencia doble. El personaje en sí es muy rico dramáticamente y físicamente, te tienes que cuidar mucho para conservar la agilidad que sobre el escenario demuestras...


Mar Regueras: Sí, la verdad es que todavía me quedan algunos restos de cuando era bailarina, de hecho hace unos días, fue al teatro una de las coreógrafas con las que comencé, Lola González y le dije: “¿Qué hacemos algo?” (risas)... Y todavía me quedan algunos recursos de aquella época, y ahora también estoy volviendo a ponerme las pilas, entreno en un centro muy bueno... y estar aún mejor, porque a medida que pasan los años, una va perdiendo fuelle.

Pregunta: ¿Cómo surge esta oportunidad, cómo aparece en tu camino?


Mar Regueras: Apareció por mi compañero, que forma parte de la producción. Carlos tiene una parte de la producción. Nos conocíamos desde hace tiempo, nos habíamos cruzado por los platós como el de Telecinco, siempre había habido feelling, siempre habíamos tenido ganas de trabajar juntos, de conocernos; lo encontré en un estreno, acababa de hacer “Herederos” y me ofreció la función, la ojeé y sólo con el nombre, que es algo que ya tiene peso, recordé la película y me pareció que era una buena manera de volver a los escenarios. Me encantó porque es un personaje muy rico, donde puedes ir desde el amor al odio, pasas por bastantes registros que es muy interesante a nivel actoral.

Pregunta: Y del humor negro al dramatismo más absoluto. ¿Es complicado nadar entre esas dos aguas o facetas?


Mar Regueras: Sí es difícil encontrarle el punto, estar dando comedia pero a la vez meterle toda la carga que lleva la función; pero cuando lo encuentras, hay un día que se lo encuentras más otros menos, es bastante gratificante... También es verdad que si todos recordamos la película, veremos que ésta era mucho más dura y nosotros hemos querido llegar al público de una manera más cómica, porque creemos que desde la comedia, desde el humor, entran mucho mejor las cosas, son más fáciles de entender...

Pregunta: A la salida escuchaba a algún espectador comentar extrañado “Nos estamos riendo de esto”... Y realmente nos reímos de algo muy grave y lo peor es que resulta muy cómico ¿no?

Mar Regueras: Efectivamente (risas) A veces es porque la gente se siente en algunos comentarios identificados y otras veces el pudor de cosas que pasan nos hacen reír...

Pregunta: A veces podemos pensar que lo que nos mostráis sobre el escenario es imposible que ocurra, aunque se basa en algo real...

Mar Regueras: Sí, totalmente. Es un hecho real que pasó en los años cincuenta. La obra está escrita posteriormente, fue llevada al cine en los ochenta, a finales de la década, pero yo creo que una de las cosas que tiene la obra y por lo que engancha, es porque estamos hablando de algo que ocurre hoy en día; las bodas desde luego no están de moda, pero los divorcios sí... están a la orden del día...

Pregunta: ¿Podemos afirmar que dentro de cada ser humano hay una bestia deseando salir?

Mar Regueras: ... No sé si una bestia y no sé si está deseando salir... pero desde luego, lo que sí es cierto, es que todos tenemos nuestra parte buena, nuestros momentos más malos y que a veces hay que controlar esa agresividad y no llegar hasta los extremos que llegan los personajes, porque entonces viviríamos en un mundo más loco todavía...

Pregunta: Decías que las bodas están en crisis... ¿tal vez nos hemos dado cuenta de que para amar no son necesarios unos papeles que lo único que ocasionan son problemas?

Mar Regueras: No sé si nos hemos dado cuenta de eso o es que ya no creemos en el amor... o que la sociedad ha cambiado muchísimo... Yo creo que sí, que hemos cambiado pero para nosotras, para la mujer, porque el hombre sigue igual, mientras las mujeres seguimos ocupándonos de la casa y además trabajamos fuera, y esto es algo que descompensa muchísimo la pareja... tiene que haber una compensación... basta ya de que los hombres digan “ayudo en casa”... Ayudo, no; aquí todo es en un cincuenta por ciento... Ahora no nos olvidemos de que un hombre es un hombre y una mujer, una mujer y la caballerosidad no está reñida con la igualdad...

Pregunta: Sí, hay mucho comentario demagogo y machista que dice algo así como que las mujeres ya no queremos que nos dejen pasar antes o que nos abran las puertas...

Mar Regueras: Exactamente...No, una cosa es una cosa y otra es otra.

Pregunta: Has hablado de la crisis del matrimonio, hablemos de la otra crisis... ¿La estáis notando?


Mar Regueras: Bueno, se nota en todos los oficios, desde luego en el nuestro muchísimo... No entiendo lo de las televisiones porque no las veo en crisis, pero bueno, todo el mundo se une a la misma palabra y sacamos beneficio del trabajo de los demás... Lo que sí es cierto es que si antes se hacían dos o tres bolos en una plaza, ahora se hace uno; montas, haces el bolo y desmontas... y así andamos ¿no?... Haciendo bolos de un día, con lo que efectivamente se nota, quizá no tanto en el teatro, más en otros menesteres u otros medios, pero se nota...

Pregunta: Has hablado de televisión, algunos compañeros, comentan que en estos momentos se están viviendo buenos tiempos sobre todo para el actor, por el gran número de series españolas que se están emitiendo...


Mar Regueras: Pues no sé, será para algunos actores... porque desde luego los presupuestos y lo que te ofrecen es absolutamente demencial... Me imagino que los que están trabajando lo están (desde luego porque son buenos, pero ésta es otra historia) porque han aceptado una miseria de presupuestos que a excepción de algunos, son una auténtica miseria... Yo no entiendo cómo se puede comer así, porque a este paso, dentro de nada nos tocará hacerlo gratis...

Pregunta: ¿Cuál sería la solución... falta unidad quizá...?


Mar Regueras: Básicamente no tener los mínimos que tenemos, que todo el mundo se agarra a los mínimos; tener también otras leyes que nos apoyaran... desde luego como nuestra carrera no tiene nada que ver, es tan efímera y hoy eres famoso, ganas algo de dinero y dejas de salir en la tele un mes y ya no ganas ni vales nada... creo que tendríamos que tener unos mínimos... Ya hay gente que hace cosas, como “La casa del actor” para cuando te estás muriendo de hambre, entonces... pero deberíamos hacer más cosas, desde luego como dices, deberíamos estar mucho más unidos... y no aceptar depende de qué presupuestos...

Pregunta: Sí, si siempre hay alguien que acepte un presupuesto miserable...

Mar Regueras: Claro, el problema es ése...

Pregunta: Y paradójicamente, éste es uno de los momentos en los que contrariamente a lo que podría pensarse, se acentúa el individualismo, la desunión...

Mar Regueras: Sí, cada uno va a lo suyo y ahora los que pueden se aprovechan para trabajar aunque sea por poco, pero trabajar... entonces, al final, pasa lo que pasa...

Sofía Basalo.