martes, 6 de julio de 2010

... JUAN LUIS GALIARDO (Marzo 2010)




Con los principios más renovados que nunca, Juan Luis Galiardo emprende una nueva y ambiciosa aventura teatral. “El Avaro o la escuela de la mentira” de Moliere. Un proyecto que cuenta con una gran dosis de pedagogía social que lo convierte en mucho más que un número determinado de representaciones teatrales. A escasos días del estreno, que tendrá lugar el 8 de abril en el María Guerrero, hemos podido hablar con el artífice de esta gran aventura. Tres años por delante para alguien que sin duda ha dejado de ser una promesa como profesional y como ser humano:

Pregunta: Creo que “El Avaro” es un proyecto que tenía en mente desde hace bastante tiempo...

Juan Luis Galiardo: Como proyecto estaba acuñado hace tiempo, ahora es ya una realidad, no se puede hablar de proyecto porque estrenamos el ocho de abril... “El Avaro” me interesaba porque me parece que el teatro que no tenga pedagogía social... Primero diría yo que el teatro debe ser entretenido y con pedagogía social, si no la tiene, el teatro a mí no me interesa; no digo que no haya otro tipo de teatro, de puros entretenedores y bueno, también es cierto que hay espectáculos en donde hay un señor que es capaz de estar eructando y tirándose pedos todo el tiempo... y la gente se ríe. Eso es un acto de escatología pueril e infantil que la sociedad, hoy día, alimentada por una televisión procaz, lo consume... igual que la gente consume drogas, igual que la gente bebe alcohol... y la gente para ser feliz necesita beber un litro de vino... entonces, como hay para todo en esta humanidad, yo hablo de mi opción; mi opción como autor y productor es hacer un teatro entretenido y que tenga pedagogía social, que tenga un cierto didactismo para poder marcar y ser un pequeño factor corrector de los instintos brutales de la sociedad.

Pregunta: Esa pedagogía social, ese didactismo es lo que llamamos “función social” del teatro ¿no es así?


Juan Luis Galiardo: Sí, efectivamente. Decía Pascal, aquel pensador, que lo primero en la vida es comprender, si no lo hacemos es difícil... para cualquier cosa, el primer paso es comprender; no entenderlo todo, pero sí comprender determinadas acciones de nuestro comportamiento y creo que el teatro, esa función social, no la puede perder.

Pregunta: “No la puede perder” ¿La está perdiendo, quizá?

Juan Luis Galiardo: Yo creo que vivimos oleadas... Lo primero que ha perdido la sociedad es la estructura de la familia. Yo creo que la cultura básica está en la familia, luego, la instrucción está en el colegio, en la universidad... Había un ministerio hermoso en la república que se llamaba “Ministerio de instrucción pública” que es hoy el Ministerio de educación, ha cambiado el vocablo. Yo creo que la educación nace con tus propios genes en el ámbito familiar y que es el amor y la comprensión a través del amor, lo que nos lleva a la base fundamental de la estructura social que tiene que estar sustentada en una ética y en una moral que se aprende y se digiere en la familia y luego el resto te instruye la vida... entonces, yo creo que cuando se ha roto básicamente el núcleo familiar como base de cultura, tenemos que tener otros factores correctores, uno de ellos puede ser el teatro.

Pregunta: ¿Tal vez uno de los problemas para que este factor corrector no lo pueda ser el teatro, es que desde diversos sectores no se le considera “cultura” sino únicamente “ocio”?


Juan Luis Galiardo: Yo no diría como ocio, porque a mí me parece que la voracidad de determinados empresarios (por eso el estreno de “El Avaro” es tan oportuno) la voracidad y la repercusión del parámetro único económico como factor de síntesis de cualquier cosa, yo veo en cine, en donde participo mucho como actor y productor, también el televisión, el rating... pero claro, nadie desglosa que en el rating de seis millones de personas puede haber una falta de fidelización con el producto que se ha consumido a las nueve de la noche agotado en casa, el televisor abierto como una cosa de fondo... y entonces, nadie matiza, usted consume pero con qué grado de fidelización, de intensidad, al producto... entonces claro, como se ha elegido un parámetro vicioso y absolutamente torticero que es el del dinero... ahí estamos equivocándonos... entonces los empresarios buscan dinero rápido fácil... con lo que podríamos permitir la venta de droga en los colegios, sería muy bueno, un negocio que me permitiera tener la licencia para vender marihuana y tabaco y cocaína a la puerta de los colegios, me daría muy buenos ingresos... pero no, parece que el Estado aplica ese factor corrector en algunas cosas pero no ante el ocio malversado, que es el que realmente existe. Deberían cerrar algunos teatros y deberían cerrar algunas televisiones por procacidad y agresión a los valores básicos del humanismo... algunos puticlubs han cerrado... porque consideran que la trata de blancas no es bueno ¿no? Estoy haciendo una metáfora y la ha comprendido perfectamente...

Pregunta: Sí, sí, desde luego. Con lo que podríamos decir que en cierta forma “todo vale”...

Juan Luis Galiardo: Bueno, vale todo para algunas personas y evidentemente no estamos todos en la misma cesta. Es más fácil que otros sectores como la sanidad, la justicia... tengan parámetros más cercanos y que pueda juzgarse al sector profesional porque tienen elementos comunes. En el mundo del teatro no somos todos de la misma familia, estamos juntos pero no revueltos... entonces yo no tengo nada que ver con determinados actores ni con determinados productores ni con determinados empresarios. No se puede globalizar el sector. El sector es como el género humano, en este caso, porque el teatro tiene que ver mucho con el género humano, con la presencia de los distintos arquetipos, entonces no debemos confundir el atún con el betún y a unos con otros.

Pregunta: ¿Es complicado caminar en este ámbito, también en el de la vida, tan independientemente como lo hace usted?


Juan Luis Galiardo: Me ha costado mucho trabajo encontrar un camino de cierta verticalidad. He estado perdido mucho tiempo y he pedido ayuda a buenos psiquiatras, a buenos psicólogos, a buenos intelectuales como Rafael Azcona, Carlos Saura, Manolo Gutiérrez Aragón... me he rodeado de personas que me han estimulado y tengo amigos como Juan Diego, Juan Echanove, Imanol Arias... no estamos todos en la misma familia, somos distintas familias que formamos una tribu que es la del mundo del espectáculo. Me ha costado, me ha costado trabajo... y evidentemente soy todavía una promesa como ser humano, me queda mucho camino por recorrer para seguir aprendiendo y para no desviarme nunca más de principios que los tuve, los perdí y los he recuperado.

Pregunta: Eso es muy loable. Es difícil hoy en día encontrar alguien que apueste por algo tan grande como “El Avaro”, que apueste por el teatro como pedagogía social y que arriesgue de esa manera manteniendo sus principios...

Juan Luis Galiardo: Y además de todo, vamos a hacer una gran campaña escolar con esta obra... vamos a llevar a los colegios al teatro, al marco idóneo; no hacerle una pirueta de dos actores recitando unos chistes, no. Vamos a hacer una campaña escolar con mayúsculas.

Pregunta: Eso he leído, “invitando a la reflexión de los grandes textos clásicos”...

Juan Luis Galiardo: Sí, entreteniendo, que reflexionen riéndose, eso es muy importante. “El avaro” es una obra muy divertida y no tiene por qué estar hecha como un sainete, como una caricatura. “El avaro” somos todos, una gran parte de avaricia, de codicia, de nepotismo. “El avaro” no tiene por qué ser una persona de un metro cincuenta, jorobado... eso fue un error y quien ha hecho de “El avaro” un sarcasmo satírico se ha equivocado y no ha traducido el espíritu de Moliere, de hecho esta obra la estrenó el autor en su madurez, cuando era un primer actor, con una presencia importante, con lo que no tenemos que hacer el guiño patético, diciendo “El Avaro” es otra cosa, un espécimen... no... “El avaro” somos todos y los arquetipos de los quince actores que están sobre el escenario son los arquetipos del género humano. Hay que hacerlo de verdad, para que sea risible y divertido hay que llenarlo de verdad.

Pregunta: Sí, hay que tener mucho cuidado para no cruzar la línea. El humor y la crítica está en el texto, no hay que buscarlo en otras cosas que lo empobrecen...

Juan Luis Galiardo: Exacto, no hay que buscarlo fuera. No hay que hacer comentarios al texto, sólo haciendo, interpretando la verdad sobre el personaje y el texto... no hay que hacer guiños, eso es un error de tantas personas que comentan... y los comentarios están en las clases, son los comentarios de texto que allí se hacen, pero en el teatro se tiene que interpretar y no hacer un comentario a lo que ya en sí, se está diciendo. Eso lo hacen los malos actores, los patéticos personajes que se mueven en el subvencionismo y en el pesebre alimenticio de su mediocridad.

Pregunta: Por tanto, entiendo que no está del todo de acuerdo con las subvenciones...


Juan Luis Galiardo: Estoy en contra de la subvención barata y alimenticia por autonomías que crea el clientelismo, no del apoyo que revierte en impactos sociales y que hay obras que tienen una repercusión en su recorrido, quinientas representaciones, doscientos cincuenta mil espectadores y no en unos señores que son alimentados para que no salgan a la calle a criticar a los gobiernos autonómicos o a defender las lenguas las lenguas autonómicas y periféricas que impiden que un espectáculo pueda salir, como éste, al mundo, a seiscientos millones de hispanoparlantes o amantes del castellano, de esto estoy preocupado, de la mediocridad del pesebrismo.

Pregunta: ¿Cree que el gobierno central o los autonómicos están manipulando a ciertos sectores del mundo del espectáculo?

Juan Luis Galiardo: Yo creo que es un viaje de ida y vuelta. El sector se deja, la política lo usa y tanto monta, monta tanto... no creo que sea un problema de los gobernantes. Los gobernantes ya se sabe que lo que quieren es el poder y usan a quien se deja... No hay excusa. La crisis no la ha creado sólo Botín o el Banco de Santander, no. El Banco ha podido poner una zanahoria que usted ha comido, el taxista que ha comprado tres pisos creyendo que era un inversor inmobiliario... y en este caso, quien se ha equivocado ha sido el taxista... no el Banco de Santander dándole créditos fáciles ¿me explico? La crisis la hemos creado todos, la burbuja la ha creado toda la sociedad, toda la ciudadanía... porque yo no tengo más que una casa y tenía muchas más posibilidades que el taxista que me hablaba (hablo del taxista metafóricamente)... entonces, creo que en este sentido no es el gobernante el que crea el vicio, es el propio ciudadano, las asociaciones de actores que quieren ser... cuando esto no es una obligación, no es obligatorio ser actor y los gobiernos autonómicos y nacionales no tienen que pagar las carreras de arte dramático a nadie, esto es una opción... soy actor, no me llaman... tendrá usted que preguntarse por qué...

Pregunta: Pero también encontramos a veces, sobre los escenarios a actores a los que llaman... y nos preguntamos por qué los llaman...

Juan Luis Galiardo: No, no los llaman... están dentro de determinados lobbies... los lobbies de determinados circuitos, porque son baratos, son fáciles, son eso que se llama “políticamente correctos” y sobre todo, manejables... son dóciles al poder nepotista de directores que han ocupado espacios singulares que tampoco les correspondía y de todo un engranaje que arranca por una administración que tiene demasiados funcionarios... en la administración, en los propios teatros, en técnicos que tiran el martillo porque le ha llegado la hora... eso, claro, en el teatro, en las profesiones libres, no se puede dar... El cirujano, a las tres, con el enfermo abierto, no le dice “muérase que me tengo que ir”... pues esto está lleno de mucha diarrea, de mucha miseria y de mucho engaño...

Pregunta: Adolfo Marsillach, solía decir que uno de los grandes peligros del teatro era que se estaba convirtiendo en un funcionariado...


Juan Luis Galiardo: En funcionariado, efectivamente... van al café en su provincia, o donde sea, a decir “somos artistas que tenemos sueldos fijos” eso no puede ser, eso no ha existido en la historia del mundo. Shakespeare no tenía un sueldo fijo, ni Cervantes... y aquí se ha cambiado el atún por el betún...

Pregunta: Dada su gran experiencia en el teatro y para concluir esta charla...

Juan Luis Galiardo: Bueno, gran experiencia... mi experiencia es razonable, tampoco es excesiva... lo digo porque creo que tengo que trabajar diariamente con una vigilancia y una humildad para no... una cosa es que tenga una cólera, como decían aquellos hombres de la generación del 98 “me duele España” pero me duelo yo mismo, y el dolor se manifiesta no en altanería sino en una definición y una exteriorización del dolor existencial de esta sociedad que me rodea, pero tengo que seguir manejando la humildad permanente para ser lo que soy, una promesa de mí mismo.

Pregunta: ¿Qué le añadiría a nuestro teatro, qué le restaría?

Juan Luis Galiardo: Yo creo que el teatro como a la propia vida de nuestra incipiente democracia le falta consolidar principios. Estamos en una época de adolescencia democrática en donde todo va en esta dirección, somos adolescentes de una democracia que está naciendo... en este sentido faltan dos o tres generaciones para consolidar principios y al teatro igual.

Pregunta: “El Avaro” está a punto de ver la luz, cuál será su recorrido, tengo entendido que va a ser muy extenso...

Juan Luis Galiardo: La verdad es que para esta obra tengo previstos tres años de gira nacional e internacional. Este es el compromiso que he contraído con mi compañía y con las instituciones que han colaborado y con el propio público y así va vendida la obra, vamos a festivales internacionales, hay una gira por Hispanoamérica y por América... y cuando se tienen setenta años recién cumplidos, como decía mi abuela tan simpática, aquélla andaluza cuando en mi adolescencia en los veranos de mi pueblo, San Roque, de mi ciudad, la muy ilustre y leal ciudad de San Roque, en aquellos veranos yo dormía con mi abuela Victoria que murió con 104 años y aquella matriarca maravillosa, cuando me agitaba en mis principios de la sexualidad “Hijo mío, los polvos de uno en uno”...

Pregunta: Una última pregunta, el título original de esta obra es “El avaro o la escuela de la mentira” ¿Cuál es la mentira más dolorosa?

Juan Luis Galiardo: Yo creo que la más dolorosa de las mentiras, y lo he vivido, es la suma de mentiras que vas acumulando en tu subconsciente con lo que te anestesias... eso tiene un tratamiento que es la cirugía del dolor para salir de ahí... la más terrible mentira es la suma de las mentiras no asumidas, que las conviertas en medio verdades. Las mentiras tienen que ser cada minuto de tu vida en donde hayas mentido, debes reconocerlo y dolerte de él... con lo que, la mayor de todas las mentiras es mentir a tus mentiras.

Pregunta: Muy interesante respuesta...

Juan Luis Galiardo: Bueno, la de un psicoanalizado... que ha mentido mucho en otra época...

Sofía Basalo.

No hay comentarios: