jueves, 25 de diciembre de 2008

... MANUEL DE BLAS (Noviembre 2006)


La Compañía de Comedia de Manuel de Blas, fue creada en 2000. Entre sus producciones destacan “Madrugada” de Buero Vallejo y “Su juguete preferido” de Vittorio Franceschi... pero, a Manuel de Blas, le quedaba por rendir su propio homenaje a Samuel Beckett; por esta razón surgió “Función Beckett” Una obra, en la que confluyen tres textos del gran autor. “Nana”, “La última cinta de Krapp” y “Fragmento de teatro II”. La soledad y la incomunicación como nexo de unión de tres radiografías sobrecogedoras. Hemos charlado con Manuel de Blas, hemos conocido al actor y también, a una persona entrañable:



Pregunta: Tras dos años de silencio, regresas con tu compañía y con “Función Beckett”. ¿Por qué habéis tardado dos años en crear un montaje nuevo. Por qué “Función Beckett”, quizá para rendir homenaje al autor en su centenario?

Manuel de Blas: Sí, es así. Realmente la razón de estos dos años de pausa... es que estaba agotado. Piensa que lo mío es ser actor... meterse a productor es un lío tremendo, es muchísimo trabajo y me dije “ya no hago más, se acabó. He hecho esto...” tampoco quería hacer una carrera de empresario... Era, tal vez, recuperar aquella tradición que había antes... los actores, cuando ya llegaban a la veteranía, formaban compañía, en fin, tener, si quieres, incluso mayor presencia dentro del mundo teatral... donde los actores, sobre todo en la gestión, prácticamente, hemos desaparecido.... Y resulta que hace 20 años hice “Final de partida” de Beckett, dirigida por Miguel Narros, y me quedé colgado con este autor... existen autores maravillosos, geniales, fantásticos... y, a parte, está Samuel Beckett... me quedé colgado con él, y tenía que hacer algo... hasta me he atrevido a pechar con todo el trabajo... lo que significa hacer la producción... y esto he hecho. Estas tres obras en un acto, con las que estoy muy contento... a la mayoría de la gente le gusta... hay quien se va... porque aún Beckett sigue siendo vanguardia... al cabo de tantos años...

Pregunta: Dices que hay gente que se va, porque sigue siendo vanguardia, o tal vez, porque aún no estamos preparados para contemplarnos tal y como somos... porque habéis escogido tres fragmentos en los que el ser humano queda al desnudo...

Manuel de Blas: Sí... ahí has llegado... ésa es la propuesta de Samuel Beckett. Cuando este hombre empieza a estrenar, en los años cincuenta... pues, verdaderamente fue muy contestado y criticado... pero, también fue aceptado. Enseguida lo fue... Beckett, no fue un autor que no tuviera éxito; no tuvo grandes éxitos... nunca tuvo éxitos multitudinarios... pero, a Beckett siempre se le ha representado, y se siguen programando sus obras con mucha continuidad. Este año del centenario ha sido una verdadera explosión, en países como Japón, Argentina, EEUU... con la excepción... porque, España es diferente... de nuestro país... en el que Beckett nunca ha tenido aceptación... la verdad es ésa, ni por parte de la crítica, ni por parte del público... le ha costado mucho... tengo que hacer la salvedad de algunas compañías de teatro independiente que sí han hecho teatro de Beckett... pero lo que sería, digamos, una compañía profesional o un teatro público... la verdad es que no le han hecho ni caso... ni siquiera en su centenario...
Lo más válido de Beckett es lo que comentabas... en su momento se le puso la etiqueta de teatro del absurdo, como el de Ionesco... fue sólo un momento, la gente estaba desconcertada y recurrió a la etiqueta... con el tiempo, esa etiqueta creo que se superó... yo estoy convencido de que no hay nada más absurdo que la vida del ser humano... poner un telediario y ver lo que te cuenta... todo es un terrible absurdo... entonces, él retrata lo que es el ser humano, la condición humana... y va a la síntesis, a la raíz, y con lo que otros autores necesitan tres actos, veinte personajes, cuatro decorados... él, sin decorado, con un solo personaje y en quince minutos, o en veinte... te está contando lo que ocurre en el alma, en lo más profundo... lo que, a veces, cuesta mucho... a lo que a veces no puedes enfrentarte... pero, creo, que merece la pena pasar el mal rato, porque en la vida vale más mirar las cosas cara a cara, y tirar para adelante...

Pregunta: Supongo que también para el actor será complicado interiorizar estos personajes, sobre todo, como ocurre en vuestra función, en la que lo que es hablado está incluido en una grabación y el personaje, el actor, ha de responder con su reacción, con su expresividad a lo que esa voz dice...

Manuel de Blas: Sí, es cierto... por eso es muy difícil y al mismo tiempo, ese riesgo lo hace más interesante... y te atrae... es como un ejercicio al que también hay que arriesgarse, hay que probarlo, hay que experimentarlo... esas dos obras (La última cinta de Krapp y La Nana )las escogí, porque creo que son dos caras de la misma moneda, es la soledad... la soledad, en este caso en la vejez... lo que ocurre es que... creo que la soledad es algo que todos los seres humanos lo sentimos y no sólo en la vejez... porque forma parte de la vida... no vamos a criticar la soledad, vamos simplemente a aceptar que forma parte de la vida, igual que forman parte de la vida otras cosas que son mucho más gratificantes... Beckett es un autor que enseguida aceptó las nuevas tecnologías y las incorporó al teatro... él utiliza mucho las voces, las grabaciones... con una intención, por supuesto, siempre de focalizar... lo único que tiene que hacer el público es escuchar... y esto, hoy día es muy difícil... la gente no escucha demasiado... pero, tal vez, en su momento era más fácil, la gente estaba más acostumbrada, tenía el hábito de ir al teatro... y el teatro es fundamentalmente la palabra... pero él para que la síntesis sea más pura, prescinde de los matices de la actriz o el actor y utiliza, ve claro, que el hecho de la grabación puede ser muy teatral, y puede darle una dimensión a su pensamiento que es de lo que se trata, el autor cuando escribe quiere contar algo que tiene dentro de sí y necesita exteriorizar...

Pregunta: Has hablado de La Nana y de La Última Cinta de Krapp, pero entre estos dos fragmentos, has incluido el de un hombre joven, que va a suicidarse, mientras otros dos evalúan, implacables, lo que has sido su vida...

Manuel De Blas: Sí, lo he incluido tal vez, porque al ser el centenario, dar también un vistazo a lo que sí está más dentro del teatro del absurdo... con ese humor sarcástico... no es ni humor negro... es otra cosa, aunque lo roza... Es una situación límite... cuando un señor está al borde de una ventana para suicidarse, hay dos seres que de lo que están preocupados es de sus cosas de hacer una relación exhaustiva de lo que ha sido la vida de este señor y en el fondo... no les preocupa demasiado el hecho terrible de que este señor se va a tirar de un momento a otro por la ventana... esto que es absurdo, o lo parece... es como lo del telediario de antes... estamos viviendo verdaderos intentos de suicidio terribles... en la política, con los gobiernos, en las guerras... y qué vamos a hacer... pues preocuparnos de nuestras cosas... yo hago teatro y tú haces periodismo... porque tal vez, sea ésa, la única manera de tirar para adelante y de sobrevivir... Esta obra tiene ese punto de humor... dos personajes que en lugar de hacerse cargo de la situación, ellos hacen su trabajo y se preocupan de si se ha muerto un pajarito, y lloran por su muerte... y no gritan porque el otro se va a tirar por la ventana...

Pregunta: Es algo común en estos tres personajes, la soledad, la incomunicación, la deshumanización, en definitiva...

Manuel De Blas: Sí, ... pero mira, viendo y reflexionando sobre el teatro de Beckett, te das cuenta de que en el fondo, el mundo está deshumanizado, porque... no sé, todo es mentira... y es terrible, cuando la gente evoluciona, cuando te haces mayor... y estás viendo que desde pequeño, incluso con la buena idea, con el deseo de protegerte, lo único que te han dado es mentira... una mentira, tras otra... porque la vida es muy distinta y una de las mentiras, es eso también, sé bueno y haz las cosas bien y ya verás, como todo irá bien... Es mentira... eres bueno, haces las cosas bien y no te va bien, por eso mismo... y la persona, tal vez, por eso se aísla, se incomunica... y pierde todos esos elementos que son tan necesarios, como es el cariño, la ternura, la comunicación... todo esto se va quedando atrás y la gente se va endureciendo, se va deshumanizando...

Pregunta: Nos hacemos adultos, vivimos acompañados por las mentiras... pero, ¿podríamos vivir con la verdad?

Manuel De Blas: ... Todo esto lo encuentro en el teatro de Beckett, porque he oído y he leído y tal vez, incluso, en una época se le consideraba como una persona muy nihilista, muy negativa... pero cuando lo estudias a fondo, te das cuenta de que no es así... por ejemplo, él pone el dedo en la llaga en un aspecto del ser humano que es vital, la esperanza. Todos vivimos esperando algo, todos esperamos la felicidad, todos esperamos que lo que nos rodea cambie en algún momento para mejor, todos esperamos que todo vaya bien... con esa esperanza que, en el fondo, sabemos que no es más que una ilusión que tenemos... pero, Beckett no dice que no nos aferremos a ello... Beckett nos dice que sigamos esperando, que sigamos teniendo ilusiones... De acuerdo, serán mentiras, pero nos dice que no renunciemos a ello... no sé, yo creo que esas cosas, el enfrentarte a una verdad... pero sin que ello signifique... por ejemplo, las personas deprimidas o que piensan suicidarse... tal vez estén equivocadas... y lo hacen porque su mente se trastorna y cometen un error... Hay que ver la vida tal y como es, las cosas son como son y no pasa nada... también hay ratos buenos ¿no? Hay que vivirlos y aferrarse a todo lo que tenemos para sobrevivir... él fue un hombre que vivió hasta los ochenta y tantos años y lo lúcido que era ¿no? Hay que seguir... Beckett, creo que es muy positivo, hay una frase de él que te la voy a decir, que me parece muy reveladora de su actitud ante la vida: “ Siempre intentándolo, siempre fracasando. No importa, inténtalo otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.” Creo que esto es duro, pero si lo piensas, es positivo. Es igual, fracasa, bueno, muy bien; que tu fracaso llegue a la perfección, lo que no puedes hacer es pararte... nunca...

Pregunta: Sí, porque quizá ése es el verdadero fracaso, parar y dejar de intentarlo...

Manuel De Blas: Exactamente. Es igual, no hay que tener miedo a nada... lo que hay que hacer es vivir... Además, estudiando a fondo a Bekett, he encontrado aspectos muy interesantes... es tremendamente romántico, si te fijas, por ejemplo en la última cinta de Krapp, en el fondo no es más que una historia de amor... no es más que una historia del amor que cuando se tuvo entre las manos no se supo valorar y que sin embargo, te ha quedado en el recuerdo para siempre... aunque este recuerdo llegue a través de ese interlocutor que es el magnetofón...

Pregunta: Pero, en el final de esa obra, ¿cabe la esperanza? Porque es demoledor...

Manuel De Blas: Sí, hay sí tienes razón... “Krapp” es muy dura... porque es la soledad extrema... y por eso, no es casual, que el protagonista sea un hombre muy mayor... es terrible, pero creo que existe y existe más de lo que nos damos cuenta... o tal vez, por supuesto, no existe llevado a ese extremo...

Pregunta: Sí... sobre todo en la frase final, cuando ese interlocutor se pregunta si querría volver a vivir esos años, esa época en la que tuvo la felicidad entre las manos, la última oportunidad para ser feliz... y afirma que nunca querrá volver a vivir esos años... y el rostro demudado de Krapp, al escuchar esa afirmación...

Manuel De Blas: Claro que querría... pero se da cuenta de que el tiempo se pasó... y hay cosas que ya es muy difícil que vuelvan... es muy duro... ese final es tremendo... porque se da cuenta de que no le queda nada... de que sólo cuenta con la compañía de esa máquina... y fíjate que es terrible, por eso te decía que esa soledad, no con la expresión dramática que supone el teatro, se está dando... hay tanta gente que vive sola... lo único que tienes es la televisión, el teléfono, la máquina, en definitiva... y luego, sin embargo no tienen posibilidades... hay gente que no tiene capacidad o la pierde... y hay gente que no tiene posibilidades... y menos mal que le queda la máquina... y... ¿qué me dices de internet?... porque... ahí también verás que hay una terrible soledad en el terreno sexual, del personaje... se da cuenta de que ha perdido todo aquello... y cuando piensas, hoy día, al cabo de cincuenta años, de que Beckett escribía esto... que existe todo esto de Internet, con el tema erótico-festivo que supone... y que sí, que es erótico-festivo en un aspecto, pero por otro lado, es la soledad terrible sexual que este hombre cuenta, en “la Última cinta de Krapp”... hay gente que toda su vida sexual es, o lo más interesante de su vida sexual es conectarse a internet para ver qué sale...

Pregunta: Comentabas que hoy en día es difícil hacer una obra de este tipo, porque el público no sabe escuchar... y ha perdido el hábito de ir al teatro...

Manuel De Blas: Sí, es verdad... claro, esto es un cambio que yo, precisamente, he vivido... desde que yo empezaba en el teatro, hace más de cuarenta años, hasta ahora... ha cambiado mucho el ocio, las costumbres... la gente, en ese sentido... porque, por ejemplo, aún el cine, lo pueden ver en el televisor, en el DVD... pero el teatro hay que verlo, y hay que ir allí para verlo... y como todo necesita un poco de hábito, de costumbre... no hay que entender en el sentido más profundo de la palabra... pero sí hay que estar habituado, entender un poco de teatro... y claro, el teatro te pide esa participación en la obra... si el teatro no tiene su público, si no hay esa conexión que se establece... una conexión invisible, pero en la que los actores representamos aquello, en vivo y en directo, pero el público está allí y esta comunicación existe... es un pacto, es un código... yo no podría hacer una función sin público... pero, es una pena que esto se haya perdido, porque yo siempre pienso que, en general, en la vida, hay muchas cosas a las que agarrarse para aprender, para vivir... y creo que es muy triste que la gente haya perdido algo que tenía y que ayuda a vivir, a distraerse, a que se te aclaren las ideas... o simplemente a entretenerse...porque no todo el teatro tiene que ser como el de Beckett... hay un teatro de entretenimiento que también está muy bien... porque te relaja y pasas un buen rato, y ya está... (Se detiene, piensa y me pregunta si habla mucho... y yo le digo que no... nunca es mucho cuando de lo que se escucha se aprende ¿no?)


Pregunta: Comentabas que comenzaste en el teatro hace bastante tiempo, desde tu perspectiva, ¿Cómo ha cambiado, cómo ha ido evolucionando?


Manuel De Blas: He visto un poco la pérdida del teatro de texto y también, lo que sí hay, particularmente en España... y en España hay cosas muy buenas... con lo que no todo es así... pero hay demasiada influencia del gran espectáculo... entró de pronto hace unos años, lo que llamábamos el teatro de festival, grandes decorados, gran espectáculo, muchos efectos luminosos... eso está bien, pero lo que no se puede pensar es que si no haces eso, lo que presentas es un aburrimiento... y no... una cosa puede ser muy espectacular, muy divertida y todo lo que tu quieras... y otra cosa es que un día, veas un buen texto, bien interpretado... y eso también forma parte del teatro... creo que sí, en España todavía... además yo, particularmente lo digo, porque cuando toca hacer una de éstas... tienes que dejar de lado la verdadera esencia de lo que es el actor que es interpretar el alma del personaje, buscar en ella, bucear en ella... para estar pendiente de no pegar un resbalón... te lo digo porque me ha pasado... sentir que me estaba resbalando... y tener que decir el texto y a un tiempo, tener cuidado porque tengo que subir por ahí, y bajar por allá... y cuando de pronto te echan humo a toneladas... esa manía del humo, que es odioso... todavía en España, raro es el montaje en el que no te echan humo... ¡hombre, no por Dios!... que es muy antiguo lo del humo... y para los actores os podéis imaginar lo que es... estar allí, respirando aquella porquería...Hay un poco de abuso en España... y esto, también, engaña al espectador... porque el teatro no es eso... no son efectos ni grandes decorados... el teatro es un texto... unas ideas... unos personajes...

Pregunta: ¿Podemos decir que al poner el acento en esos efectos, en lo accesorio, el actor queda en un segundo plano...?

Manuel De Blas: Exacto... tanto es así, que la gente no se entera de lo que el autor quería decir... sino que se le apabulla, con todo aquel tinglado que se forma...

Pregunta: ¿Quizá, con esto al actor se le puede exigir menos... “cualquiera” con esta forma de concebir el teatro, puede subirse a un escenario... puede parecer más fácil la labor del actor?

Manuel De Blas: Sí, claro. Parece más fácil porque como tiene menos responsabilidad, menos protagonismo... en definitiva, todo se disfraza... todo se disimula... todo se maquilla... Esto es así, también... también, ya sabes, hay influencias, está el mercado, la comercialidad... de pronto, un actor, una actriz que ha protagonizado una serie de televisión, tiene una popularidad, pues lo ves haciendo una cosa de teatro... y claro no está como debería estar... pero bueno, si aquello se adorna bien... traga y encima, el chico o la chica, venden entradas... se supone...

Pregunta: ¿Qué te queda por hacer?

Manuel De Blas: Pues, si te digo la verdad.... ¿ves? Hay que afrontar las cosas a las claras... los años te van limitando... has hecho tantas cosas, en su momento... y ahora ya, cuando llegas a una edad, los límites te van cercando, te van encerrando... entonces... evidentemente, claro que haré cosas, seguiré haciendo cosas... pero, aunque no es un ejercicio recomendable... a veces, sí, tengo que echar la vista atrás y decir, pues la verdad sí he hecho una buena carrera...sin embargo... el futuro, por un tema biológico, tampoco puede ser muy largo...

Pregunta: ¿Girará “Función Beckett”?

Manuel De Blas: Sí. Precisamente hemos terminado el Festival de Otoño, lo terminamos en Majadahonda, el 4 de noviembre... y el 15 iremos a Reus; el 22 viajaremos a Valencia, donde estaremos 12 días... También recalaremos en Alicante y en 2007 seguiremos con la obra... porque con todo lo difícil y lo duro que es el teatro de Beckett, sí he encontrado alguna respuesta puntual... hay personas que sí son conscientes de su importancia y sí me han apoyado, entre ellas El Festival de Otoño o los Teatres de la Generalitat Valenciana... a este Señor hay que ponerlo y está muy bien que alguien se atreva a ello.

Pregunta: ¿Tienes algún proyecto entre manos, a parte de la obra?


Manuel De Blas: Ahora ya que, afortunadamente, ha pasado todo lo que es el estreno y la preparación para ello... ahora que ya, la obra está en marcha, ya la cosa es más fácil y hay menos trabajo... y sí, empiezo una serie que además, pinta muy bien, es una serie que se llama “Quart” que está basada en la novela de Pérez-Reverte “La piel del Tambor” y se empieza a grabar, ahora, este mes de noviembre... tengo un personaje fijo... la produce Zepelin para Antena 3... hay un buen reparto, se van a cuidar muy bien las cosas... y mira, está muy bien, e interesante... claro, un actor es todo... es teatro, cine, televisión... esto también forma parte de la carrera del actor...


Con estos proyectos dejamos nuestra charla con Manuel de Blas... no sé, me suena a “justificación” la última frase... tal vez, no... pero, como en todo, en la televisión también hay calidad, sólo hay que saber verla y quedarse con ella... y doy por seguro, que nuestro interlocutor se ha quedado con ella.

Sofía Basalo.

lunes, 22 de diciembre de 2008

...VERÓNICA FORQUÉ (Febrero 2007)


“Veinte años no es nada” dice la letra de uno de los tangos más universales. Y es cierto. Verónica Forqué vuelve a ponerse en la piel de la mujer sensible y pasional; la mujer incapaz de humillar a unos espectadores especiales... en una noche tristemente especial... Verónica Forqué vuelve a encontrarse cara a cara ante esa mujer, de la que ha extraído más matices con el tiempo, a la que ha vuelto a conocer más humana, más entrañable, más conmovedora... Es muy fácil hablar con esta mujer, con Verónica. Hace unos meses conversábamos con ella. Junto a Santiago Ramos (Paulino) viajaban por todo nuestro país, regalándonos los ecos de uno de los mejores textos teatrales contemporáneos. Acaban de llegar a Madrid. Al Teatro Fígaro. Recinto en el que veinte años atrás, comenzaba a ser Carmela:



Pregunta: Esta nueva aventura teatral, supone tu reencuentro con “Carmela” después de veinte años. ¿Cómo ha cambiado tu mirada hacia este personaje en todo ese tiempo?

Verónica Forqué: Ha sido un reencuentro muy bueno, muy dulce, emocionante, muy divertido, muy estimulante... Estamos muy contentos Santiago Ramos, mi compañero, y yo. Ahora, mira, nos pillas de camino de Écija a Cartagena... hacemos, un poco, la vida que hacían Paulino y Carmela, en plena guerra, en su carro... nosotros lo hacemos en coche y en hoteles más cómodos, por supuesto... tenemos mucha suerte... pero hay cosas parecidas como ésta, no parar de viajar... Ayer (por el día 25 de abril) tuvimos actuación en Écija, hoy viajamos, y mañana (por el 27 de abril) actuaremos en Cartagena y al otro en Orihuela...

Pregunta: Una pregunta que puede surgir tras ver esta obra es, con la aparente inocencia que despliega tu personaje, ¿es consciente de a lo que se expone, cuando en plena actuación, empuja a ese doctor llamado “Tocametoda” y canta, con ese público tan especial la canción “¡Ay Carmela!”... es consciente de que hay otras personas viendo esa función, es consciente de que eso le puede costar la vida?

Verónica Forqué: Has visto la función hace poco ¿no? (le respondo que sí, que la vi el 23 de abril en Getafe)... ¡Ah, claro!... es que veo que tienes muy presente todo lo que pasa... yo creo que Carmela tiene un gesto de rabia; ella ya le ha dicho a Paulino que no quiere hacer el número de la bandera republicana, porque es un número que, evidentemente, ha montado el teniente fascista para burlarse de los milicianos, de las brigadas internacionales... y no sólo eso... porque los fascistas hacían burla de todo lo que era... en fin... los rojos, la república formaba parte de eso... era por lo que ellos estaban combatiendo... lo que estaban matando era la república... entonces, Carmela, no quiere hacer ese sketch que ha montado ese militar italiano, porque se entera de que los milicianos están ahí y no quiere hacer eso, humillarlos y además, esos pobres van a ser fusilados al día siguiente... ella no quiere, no quiere, no quiere... pero Paulino la obliga... ella cede porque no tiene fuerzas para salir corriendo y lo hace, pero de mala gana, con mucho dolor, mucha vergüenza, mucha angustia... y es un gesto del corazón, un gesto completamente emocional de generosidad, de amor hacia esos chicos que van a ser fusilados y, desde luego, su corazón está de parte de ellos, mucho más que de parte de los fascistas... ella, por temperamento y por manera de ser; a ella no le gusta lo que está pasando, no le gusta la guerra provocada por el fascismo ¿no? Aunque no tiene una ideología definida, no pertenece a un partido político... pero como tanta gente que sufrió la guerra, su corazón estaba de ese lado.

Pregunta: Miguel Narros escribe en el programa de mano que Paulino es un perdedor... realmente pierden los dos, pero, en cierta medida, ¿puede ser que él pierda más al someterse de lleno a las directrices de ese teniente...? Ella, Carmela, muestra su dignidad al cuestionarse, al rebelarse de alguna manera ante ese sketch humillante y doloroso...

Verónica Forqué: Hombre, pierde más Carmela porque la matan y el que muere, siempre es el que más pierde, para qué nos vamos a engañar. Lo único que tenemos es la vida... lo que pasa es que sí tienes razón en lo que dices, es mejor morir con dignidad y morir por una causa de amor que vivir como vive, luego, Paulino, medio borracho, con la camisa azul, muerto de miedo ¿no?... pero, al fin y al cabo, Paulino sigue vivo y ella... no.

Pregunta: En el epílogo de esta obra, tu personaje le habla a Paulino y le dice, le manifiesta la necesidad de la memoria, del recuerdo, del saber, conocer qué paso y por qué paso... Es importante la memoria para saber quiénes somos, ¿verdad?

Verónica Forqué: Yo creo que es fundamental. La memoria, en este caso, entendida como no sólo recordar lo que pasó, por el ejercicio de recordar, meramente... sino hacer examen de conciencia, mirarse dentro, mirarnos dentro cada uno de nosotros, los que estamos sobre el escenario y quienes están en el patio de butacas... hacer lo que nunca hacemos, lo que nunca hace el ser humano, las personas... cada vez menos... hacer un poco de introspección... ver qué vida estamos viviendo, si estamos viviendo la vida que queremos vivir, si estamos siendo honestos, buenos... y yo creo que, en este momento y en cualquier momento, pero en este momento de proceso especial en nuestro país, es muy importante recordar el horror de la guerra... no hay nada más horrible que una guerra entre hermanos, paisanos, vecinos... lo horrible que fue, para que no se vuelva a repetir y que las derechas son derechas, pero tenemos una democracia que nos ha costado mucho conseguir, recuperar y que para eso sirve la memoria, para acordarnos de lo maol que es perder un estado democrático.

Pregunta: ... Quizá ese pasar página, olvidar, partir de cero, como si nada hubiera pasado, puede resultar un tanto peligroso...

Verónica Forqué: Sí... hay que recordar que tuvimos una república votada democráticamente que, de forma violenta, nos fue arrebatada por unos fascistas que decidieron que “tenían que salvar al país” en esa “cruzada”... fíjate, los millones de personas que murieron y lo horrible que fue... eso no se tiene que volver a repetir. Recordar que la violencia, siempre, en nombre de lo que sea, es un error tremendo... el mayor error que puede cometer el ser humano.

Pregunta: El personaje de Carmela es enormemente rico, inocente, lleno de humor, tierno, repleto de humanidad, conmovedor... es quizá de esos personajes que enriquecen, que tras una función te deja llena...

Le cambia la voz a Verónica, en este momento, adivinamos que “quiere” a Carmela... de fondo escuchamos a Santiago Ramos preguntar a algún viandante que “pasaba por ahí” por dónde se va a Granada...

Verónica Forqué: Sí, sin duda... no sólo el personaje que me gusta mucho... me gusta mucho hacerlo, me conmueve mucho hacerlo, me divierte mucho y todo a la vez... también, la obra en una belleza... Santiago y yo tenemos mucha suerte al poder hacerla... es muy difícil encontrar un texto, además escrito por un autor español, vivo, encantador, listísimo, que todavía no la ha visto, por cierto... estamos esperando que la vea, pero está en Italia, contratado por un teatro, para programarlo... tener la suerte de hacer una obra tan hermosa, tan conmovedora, tan emocionante, tan patética y divertida... la gente... ya viste en Getafe, siempre es así... entonces piensas “ haber elegido este oficio no ha sido una mala decisión...” hay veces que tienes dudas y dices qué oficio más tonto, tenía que hacer otra cosa más útil en la vida, y cuando haces cosas bonitas como ésta, te sientes muy agradecido de poder ser actriz, en mi caso ¿no?

Pregunta: ¿Por qué te invaden dudas de haber elegido este oficio... yo lo veo algo tan hermoso...?

Verónica Forqué: bueno, a mí me invaden dudas sobre esto y sobre todo... ¿A ti no?... (cómo no... soy la indecisión en persona...) la duda es lo que te hace pensar. He dudado muchas veces sobre si había llevado a cabo una buena elección o no... también las cosas vistas desde fuera, siempre se ven más hermosas, pero desde luego, sí es una profesión maravillosa... ahora mismo no la cambiaría, pero en otros momentos de mi vida, probablemente, sí la hubiera cambiado... en fin, no lo sé... soy muy dudosa, yo... (ríe)

Pregunta: lleváis, ahora mismo lo estáis haciendo, recorriendo muchos lugares de España y los que aún os quedan por visitar... viendo la reacción del público, ¿podemos decir como ese tango legendario que “veinte años no es nada...”?

Verónica Forqué: Sí... veinte años no es nada... porque la verdad, te digo, tengo una niña que cumple dieciséis años en septiembre y me parece que esto ha sido un sueño... cómo pasa el tiempo tan rápido... me da mucha rabia, me gustaría pararlo... y eso es imposible... y cuanto mayor te haces, creo que pasa más rápido... y desde luego, estos veinte años no han sido nada, se me han pasado volando... recuerdo exactamente el estreno en Zaragoza, recuerdo la ropa que llevaba... Ahora disfruto mucho más la función, tengo más años, más experiencia, más oficio... me siento más libre para hacer lo que quiero hacer... el oficio en un actor es algo fundamental y hacen falta veinte años o más para poder tener dominio del oficio y para que las decisiones que tomes puedas llevarlas a cabo hasta el final... Cuando hacía “¡Ay Carmela!” hace veinte años, había cosas que quería hacer y no me salían y ahora sí... ahora tengo, me siento más libre para ello... eso es una de las pocas cosas buenas que te dan los años, ¿no?

Pregunta: Cine, teatro, dentro de este ámbito, actriz, directora, profesora... ¿Cómo compatibilizas todas estas facetas?

Verónica Forqué: Un poco todo a la vez... ahora soy actriz, estoy de gira y llevo ya unos cuantos años así, desde que me encontré con Miguel Narros al que quiero, respeto y admiro muchísimo... fue en 2003, nos encontramos por casualidad, me ofreció trabajar en “El Sueño de Una noche de Verano” con el papel de la reina Titania, un papel precioso y luego hicimos “Doña Rosita la soltera” y por último a Celestino Aranda se le ocurrió hacer “¡Ay Carmela!” otra vez... y pensé, ¿por qué no? ¡Qué buena idea!, porque como decías, han pasado veinte años y hay toda una generación que no ha podido verla... y de hecho la respuesta del público no puede ser mejor... Ahora el teatro, ahora el teatro, desde luego... Aunque he hecho dos películas también, “Reinas” con Gómez Pereira y “La Dama boba” con Manuel Iborra, con mi compañero... pero sobre todo, el teatro.

Pregunta: Sobre todo el teatro... ¿Lo afirmas?

Verónica Forqué: Sí, lo afirmo... sin dudarlo, como actriz, el teatro... el placer, la alegría que te da el escenario, no te lo da ninguna otra cosa... pero luego, es más duro, se trabaja más, muchas horas de viaje... en la tele, todo es más fácil, si la serie tiene éxito, se gana mucho dinero, luego puedes ahorrar... en fin, todo tiene sus ventajas...

Pregunta: Como profesora y directora y desde esa experiencia y desde ese punto de vista, ¿Cómo ves al actor hoy en día, cómo ves el teatro en la actualidad?

Verónica Forqué: Creo que los actores jóvenes tienen ahora una formación, una preparación que ya hubiera querido tener yo cuando empecé... en ese sentido hemos avanzado muchísimo. La gente joven sale al mundo del trabajo con una base infinitamente superior a la que tenía la gente de mi generación... entonces aprendíamos como por casualidad... nadie te enseñaba nada... ahora tienes muchas más opciones... Hemos mejorado en general en ese aspecto.

Pregunta: ¿... Y con respecto a las oportunidades de esos jóvenes...?

Verónica Forqué: ... Eso ya no lo sé, como soy de otra generación, no estoy metida en ese ámbito y cuando uno está fuera... no puede opinar o no debe... Te puedo decir que son buenos porque los veo, ¿opciones?... no lo sé, hay más porque todo el mundo quiere ser actor, hoy en día, en mi época estaba incluso mal visto, en mi casa no, porque mi padre era director de cine, mi madre había sido actriz en su juventud, pero en esa época ser actriz era una cosa... en fin, entre el franquismo, las monjas y los curas siempre en medio de la vida de uno, no de la mía porque yo iba a un colegio laico, pero sí en la vida de todo el mundo... ser actriz era una cosa de dudosa honorabilidad... pero ahora no, afortunadamente, ahora hay muchas más puertas... y oportunidades de trabajo, pues pocas me imagino, porque siempre salen pocos adelante... difícil sigue siendo difícil, porque siempre hay más actores que producciones, no sé por qué...

Pregunta: Volviendo a la obra, ¿Con qué momento de la obra te quedarías, qué momento lo vives con más intensidad, con más emoción...?

Verónica Forqué: No sé, me gusta mucho toda la obra, todos sus momentos, me gusta mucho la primera escena... cuando aparece Carmela por primera vez, después de lo que ha pasado... ese primer reencuentro con Paulino... cuando se vuelven a ver los dos de nuevo... me gusta muchísimo esa escena... es la que más me gusta...

Pregunta: Al comienzo me comentabas que estabais de camino a Cartagena... Os queda mucho por recorrer... Llegaréis a Madrid, supongo...

Verónica Forqué: Sí, por supuesto, después iremos a Orihuela... Y claro que iremos a Madrid, en enero llegaremos al Teatro Fígaro, justo el teatro en el que estrenamos hace veinte años...

Pregunta: Será emocionante, volver al mismo lugar y con la misma obra...

Verónica Forqué: Sí, me hace mucha ilusión ir a ese teatro...

Esta conversación, la manteníamos con la actriz el pasado mes de abril. Le quedaban aún muchos teatros, muchas ciudades, muchos caminos por recorrer... le quedaban aún muchos lugares donde regalarnos uno de los textos mejor escritos en las últimas décadas, a través de los cuales dejarnos una historia y unas interpretaciones conmovedoras.
El 24 de Enero se estrenó oficialmente “¡Ay Carmela!” de José Sanchis Sinisterra en el Teatro Fígaro de Madrid.

Sofía Basalo.

domingo, 21 de diciembre de 2008

...HELIO PEDREGAL (Noviembre 2006)


De vez en cuando tenemos la oportunidad, el privilegio, el lujo de ver algo más que una obra de teatro. De vez en cuando se unen las palabras, la interpretación, la sensibilidad, la puesta en escena, el ambiente propicio... y surge “Afterplay”. Todos nos prestamos al juego de preguntarnos, de imaginarnos, de crear una nueva historia con los deseos depositados en unos determinados personajes... Hasta los propios intérpretes juegan a ello... quizá vivir sea otro juego ¿verdad? Hemos charlado con Helio Pedregal, Andrei, en este encuentro apasionante...



Pregunta: Siguiendo el título de esta obra, “Afterplay” y siguiendo el posible futuro de estos personajes, ¿volverán a encontrarse... le escribirá Andrei a Sonia?

Helio Pedregal: (risas) Eso pertenece al juego al que todos nos prestamos en seguida... Estamos hablando de dos personajes de otras dos funciones anteriores, a los que se les ha hecho un lapsus de veinte años, para saber qué podía ocurrir con ellos. Estamos en ese momento y es verdad que todos nos preguntamos qué pasará después de esos últimos veinte años también... sería un “AfterAfterplay”... Yo no puedo saberlo... a los actores siempre nos pasa lo mismo... mucha gente apuesta con relación a los personajes que acabamos de representar... y tu personaje, ¿qué hace después? Yo creo que los actores tendemos a pensar que los personajes van a tener más suerte que en el pasado. Yo puedo imaginar que Andrei y Sonia vuelven a encontrarse, sin duda, y... no sabemos qué va a pasar, porque la imaginación de los autores es muy jugosa, de manera que podíamos pensar incluso en que hay una obra posterior, donde Andrei y Sonia tienen hijos... o viven juntos y tienen una finca maravillosa llena de árboles, que es lo que le propone él a Sonia... hay tantas opciones, tantas posibilidades... quizá, de aquí a un tiempo... yo mismo decida, decidirlo... piense en cómo hacerlo...

Pregunta: ...Pero una decisión es ya, pensar que van a tener más suerte que hasta ahora...

Helio Pedregal: Estamos hablando de dos personajes que viven una soledad enorme. Dos personajes fracasados. Dos personajes llenos de dolor... sin embargo, son dos personajes muy vitalistas. Lo que más les importa en este mundo es vivir y lo hacen con verdadera pasión... no obstante, uno cuando termina la función... siente como una desazón importante, al ver que al final no son capaces de encontrarse de una manera definitiva... porque parece que termina la función y que la soledad aparece de nuevo merodeando el panorama... Yo como tengo una muy buena relación con Andrei, el personaje que interpreto, le deseo una suerte un poco mejor de la que ha tenido hasta este momento...

Pregunta: Como bien ha dicho “Afterplay” es el encuentro de dos personas solas, de dos soledades, podríamos decir. Una, Sonia, espera eso que Andrei asegura nunca va a ocurrir y él que vive su fracaso extrayendo de ese presente lo poco o mucho de positivo que contiene. En esa noche, ¿Quién aporta más a quién. Quién necesita más del otro?

Helio Pedregal: Yo creo que en eso, los dos comparten la situación. Siempre me gusta decir que en el fondo lo que ocurre es que se encuentran por pura necesidad primaria, se piden asilo mutuamente. Yo creo que se lo conceden de manera que cuando uno ya se encuentra asilado y se encuentra en una situación con más o menos posibilidades, uno se abre... para mí la gran maravilla, el gran valor de esta función es que vemos todo el proceso de personas que manifiestan una historia o una personalidad que le cuentan al otro llena de cosas que se inventan para poder acceder a esa persona, para no ser rechazado por esa persona... y sin embargo, a los dos les pasa lo mismo... llega un punto en que una vez que están asilados mutuamente van quitándose caretas, van quitándose mentiras y actitudes de personaje, para convertirse en personas tal cual son... para mí ése es el gran valor; que la función termina con una Sonia y un Andrei absolutamente desnudos ante ellos mismos. De ese modo, creo que los dos reciben por igual. Son dos personajes que se complementan estupendamente, de hecho la función termina con ella, asumiendo parte del discurso de él y él asimilando esa esperanza que no tenía, escribiendo y tratando de mantener un futuro en esa relación. Los dos se han intercambiado lo esencial de lo que disponía cada uno.

Pregunta: Creo que tanto Blanca Portillo como usted son productores de esta obra. No sé si es la primera vez que asume esta labor en un proyecto teatral. ¿Qué le ha aportado. Cómo se afronta una propuesta tan personal?

Helio Pedregal: Es mi primera experiencia como productor. Hacía mucho tiempo que tenía claro que para no tener que sufrir los embates de la oferta y la demanda, necesitaba hacer algo que me permitiera acogerme a lo que realmente me importa y me interesa. En este caso me he lanzado porque esta función me gustaba mucho y he querido hacerla mía. Un proyecto en el que yo tuviera una parte en todo tipo de decisiones. En ese sentido la experiencia es absolutamente maravillosa para mí. Sé que no es lo más frecuente, porque hablando de esto con otras personas, otros compañeros y con gente que lo había hecho antes, las perspectivas no parecían muy buenas... la mayoría me hablaba de experiencias muy frustrantes... en este caso no ha sido así. En este momento estoy absolutamente satisfecho del proceso que ha seguido esta función tras presentarse en público y no he tenido dificultades. La verdad es que he ido muy bien acompañado. El hecho de que haya sido posible juntar un equipo como el que hay es un auténtico lujo. En este sentido la experiencia es absolutamente positiva y, desde luego, a mí me carga pilas para volverlo a intentar inmediatamente y decir que yo seguramente seguiré produciendo porque eso me permite hacer lo que quiero hacer y “Afterplay” es, para mí, una auténtica declaración de principios. Es el resultado de un trabajo que yo asumo desde la primera hasta la última circunstancia. He hecho lo que he querido hacer. Somos productores por lo tanto, no hemos tenido que hacer ninguna concesión. No hemos padecido ningún tipo de interferencia y al final hemos hecho lo que nosotros queríamos hacer. Para mí, el teatro es o se puede explicar por el resultado de esta función. Decir esto es mucho, pero desde luego, me comprometo a mantenerlo y a defenderlo. El teatro que a mí me interesa es exactamente éste.

Pregunta: ¿Es difícil, hoy en día, hacer lo que uno quiere hacer...?

Helio Pedregal: Es difícil siempre que uno se plantea... da igual la actividad que desarrolles... yo creo que cuando alguien se plantea hacer esa actividad, y más si hablamos de cuestiones creativas o culturales... es complicado porque la demanda no te da demasiadas opciones, tienes que hacer un esfuerzo enorme por satisfacer esa demanda y no renunciar a tu criterio y a tus principios; en ese sentido, es difícil. Yo sé que probablemente, en mi caso, otras personas habrían decidido para su primera experiencia, algo más acorde con esa demanda... una comedia, que están muy en boga y que son las que se solicitan, en gran parte, por el público... pero, yo creo que cuando uno realmente tiene claridad en su cabeza sobre lo que quiere hacer y se encuentra, se tropieza con un asunto como “Afterplay”, que es una función, a mi modo de ver, absolutamente generosa y muy sabia por parte de Brian Friel, uno no puede remediarlo... uno lee eso... yo leí eso y pensé “esto es muy bueno y por qué no va a encajar con la demanda que hay en este momento si se hace de un determinado modo” Nosotros sabíamos que no podíamos hacer esta función sin el director adecuado, y peleamos por eso. Llamamos a José Carlos Plaza que tenía problemas porque estaba ocupado... pero, creo que a él también le interesaba mucho el asunto, porque poco tiempo después nos llamó para decirnos que sí, que estaba dispuesto a hacerlo... creo que el equipo es lo que tiene, realmente, contundencia. Empezando por el autor, por el traductor, Juan Caño y el director José Carlos Plaza... y Blanca Portillo que es... una cosa... inconmensurable... con quien poder compartir el trabajo...

Pregunta: “Afterplay” es una obra muy íntima... ¿También pensaron en la Sala Pequeña del Teatro Español, un recinto muy acogedor y proclive a la intimidad y a la proximidad..?

Helio Pedregal: Sin duda, sin duda alguna... Creo que todo esto toma visos de realidad cuando nosotros sabemos que Mario Gas está de acuerdo en que sea allí donde se pueda estrenar... a partir de que nosotros sabemos que esa sala está disponible para la obra... es cuando todo empieza a rodar. Creo que es lugar ideal. Nosotros hemos trabajado para hacerlo en ese espacio y, la verdad, es que muy pocas veces en mi vida profesional he podido sentarme en un escenario para hacer mi trabajo con tanta libertad. Aquí, como dices, tratándose de un asunto muy íntimo y muy privado... el lugar ideal era éste, donde uno se puede comportar de esa misma manera, con esa misma intimidad... aquí el menor suspiro, el menor respiro, el menor detalle del comportamiento de los personajes es perfectamente audible y visible. Nosotros tenemos ahora que comprobar qué pasa en otros lugares, porque terminamos aquí el 23 de diciembre y tenemos ya organizada y firmada una gira que nos va a llevar a espacios, algunos de ellos, muy diferentes... pero ése es otro trabajo... yo creo que una vez que lo esencial está bien definido, circunstancias como la diferencia del local, la distancia de los espectadores etc, es algo que nosotros, profesionalmente, podemos solucionar... aunque, creo que vamos a recordar mucho las funciones que estamos haciendo en el Teatro Español, justamente por esa razón.

Pregunta: Hablaba anteriormente de la demanda, del público... En el programa de mano, podemos leer algo escrito por José Carlos Plaza, “Después de una buena obra de teatro el espectador debe salir transformado” ¿Es costosa, hoy en día, esta empresa?

Helio Pedregal: Yo creo que el espectador tiene que estar dispuesto a eso. Es lo mismo que ocurre con otras disciplinas. Cuando uno lee un buen libro, uno sabe que ese buen libro, si es que lo es, va a aportar a su vida cosas útiles... José Carlos se refiere a eso. Uno no lee un libro por puro ocio... aunque hay mucha gente que lo hace... pero estamos hablando de gente con los ojos y las puertas abiertas para recibir un resultado creativo lo que pueda significar algo útil para su vida real. En ese sentido yo creo que el teatro como definición tiene esa característica. El teatro que no es útil para el espectador, es un teatro que para mí está muerto. No tiene valor ni sentido. El teatro se inventó para hablar de las cosas que nos importan y si hablamos de cosas que nos importan en esa conversación, los resultados todos pretendemos que sean positivos y útiles...

Pregunta: ¿Hoy se habla en el teatro de las cosas que nos importan...?

Helio Pedregal: Es algo muy complejo... se habla con mucha frecuencia y desde hace muchísimo tiempo de que el teatro atraviesa por dificultades... yo creo que esto no sólo pasa en el teatro, sino que también pasa con la música, con la literatura... las librerías están llenas de Bestsellers, están llenas de libros de gran éxito y todos sabemos que hay, en cambio, otros libros con mucha más enjundia y mucho más útiles y generadores... que no son bestsellers... este es el mundo que hemos creado y estamos en ese mercado en el que no siempre lo bueno es lo que más éxito tiene. Esto lo sabemos todos... pero creo que hay personas que sí están dispuestas a no hacer demasiadas concesiones y que insisten en sus propios criterios... no se someten de una manera total a los criterios del mercado que, lamentablemente, en todos los sentidos, en este momento son bastante deficientes, creo yo... hablemos de cine, de la televisión, de la música, de la literatura... hay cosas que tienen mucho éxito y no son las mejores cosas que se están haciendo...

Pregunta: Como bien ha dicho, Andrei y Sonia son personajes que a lo largo de esta obra se van desnudando... en ese proceso vamos descubriendo su humanidad y descubrimos que hay muchas “Sonias” que pueden haber muchos “Andreis”... ¿Hay más “Sonias” que “Andreis”. Es más difícil esperar... o afrontar la vida con lo que tenemos, aunque no sea eso que soñamos...?

Helio Pedregal: Yo creo que, en definitiva, todas esas cosas nos pasan a todos. Creo que el fracaso es algo que le ocurre o que se plantea... si realmente uno se lo quiere plantear... si uno quiere verlo ¿no? Porque hay gente que está sometida al fracaso y sin embargo no lo mira de frente, simplemente pasa al lado y no se lo plantea... pero creo que cualquiera de las dos cosas está en cualquiera de nosotros. Yo mismo como persona real... si me separo un poco de mi trabajo y de mi profesión y demás... cómo no voy a entender lo que es fracasar, es decir, no haber cumplido los sueños que uno ha podido tener a lo largo de muchos años... claro que lo entiendo y claro que me ha pasado... y en el caso de Sonia, igual, quién no ha sentido el dolor de la no correspondencia... yo creo que son cosas que no se pueden separar... en el fondo están hablando de lo que le ocurre al ser humano, en un sentido general... y al personalizarlo no hacemos posible que una cosa sea más mala o menos mala que la otra, sino que son dos colores diferentes de una misma paleta...


Esperar a que algo ocurra... mientras asumimos nuestros fracasos... propiciar que eso esperado ocurra... quizá eso es lo que nos quiere decir “Andrei”... mientras fundiéndose en la penumbra de un encuentro probable... comienza a escribir una carta...

Sofía Basalo.

viernes, 19 de diciembre de 2008

...JOSÉ SACRISTÁN (Mayo 2007)


Faltan más de dos horas para que el escenario del teatro Jaime Salom de Parla acoja “Un Picasso", el último proyecto teatral que dirige y protagoniza José Sacristán junto a Ana Labordeta. El actor y director madrileño ultima los detalles para la puesta en escena. Le pedimos que nos dedique un ratito y con suma amabilidad accede. Nos conduce a su camerino, aún no lo ha visto, nos dice; sobre la mesa una fotografía, en blanco y negro,“¡Mira, Picasso!”... nos la muestra con ilusión... Unas botas reposan también sobre la mesa, protegida por un plástico. Una alfombra pequeña, un neceser... y comenzamos a charlar... a propósito, se siente cómodo con el sombrero que lo acompañará también, en gran parte de la obra...

Pregunta: Se nos dice que esta obra de teatro está sirviendo para conocer a uno de los más grandes genios del siglo XX. ¿Qué vamos a descubrir de Picasso y qué está, qué ha descubierto usted?

José Sacristán: Yo no me atrevería a decir... indudablemente todo lo que contribuya a hablar de una figura... contribuye de igual modo a conocerla un poco más... la mirada del señor Jeffrey Hatcher parte de un hecho de ficción, no se trata de un día en la vida de Pablo Picasso, no se trata de hacer biografía, sino que partiendo de un hecho que pudo ser real, todo lo que ocurre es provocado por un personaje de ficción y ocurre en la imaginación del señor Jeffrey Hatcher... lo que a mí sí me ha supuesto, es profundizar y conocer la figura de este hombre, o aportar todo aquel material que yo he considerado que era conveniente... pero llega un momento en que ya no me servía de nada porque, te digo, no se trata de hacer biografía. Lo que se va a conocer, creo que es, matizado, lo que ya se conoce previamente, su relación con las mujeres, su relación con el tiempo histórico que le tocó vivir, su pasión, su imposibilidad de separar su obra de su vida y todas las bajadas a los infiernos y las escapadas gloriosas a los cielos de la creatividad de este hombre que a mí me parece que junto a tres o cuatro más se explica todo el siglo XX... con Karl Marx, con Freud y con Einstein... con estos tres y Picasso... está todo “explicao”...

Pregunta: ¿Para un actor puede tener más dificultad interpretar a un personaje que ha existido que a otro fruto de la imaginación de un autor... a la hora de interpretar este último puede gozar de una libertad que en el primero es menor..?

José Sacristán: Yo creo que la facilidad o dificultad se encuentran en el soporte dramático, en cómo ha sido escrito el personaje. Siempre será mejor hacer de Napoleón si el guión es bueno que hacer de Mariano Fernández si el guión es malo. En este caso, creo que el personaje está... físicamente no me parezco a Picasso, con lo que tampoco se trata de hacer una imitación, sino que de lo que se trata es de recrear un carácter, un temperamento... pero, insisto, la facilidad o la dificultad se encuentran en la bondad del texto... si es un mal texto ya puede ser un personaje muy desconocido que será dificilísimo hacerlo... y si el texto es bueno, el material sobre el que trabajas es bueno... todo lo hace más fácil... y si hablamos concretamente de éste, quizá lo que más me ha gustado es que se encuentra en un límite, donde lo didáctico no le gana el terreno a lo dramático y donde la información, la reflexión y la invitación a la meditación no está sino provocada por un mundo de pasiones y de hechos vivos...

Pregunta: Se reflexiona en este texto sobre el arte, la cultura, la política... se parte de una situación concreta, París 1941... se habla también de la sociedad de consumo desde dos puntos de vista: Desde el punto de vista del artista y desde el punto de vista de una funcionaria nazi, creo. ¿La obra toma partido, es el espectador quién ha de reflexionar sobre ellos...?

José Sacristán: Eso ya conllevaría desvelar el final... porque la funcionaria nazi no es tan nazi y... a mí se me ocurre explicar esta función como una metáfora de “cosa cósmica”... son dos mundos, dos universos, como dos planetas, uno y otro: El poder del ejército nazi, el tercer Reich en pleno... y Pablo Picasso, nada menos... y entonces, gira uno sobre sí mismo... gira el otro sobre sí mismo... y giran uno alrededor del otro... rotaciones y traslaciones permanentes... y en todo este movimiento acabamos descubriendo tanto de uno como del otro cosas que en principio no eran las que se supone que iban a ser... el personaje de la nazi, es un personaje a observar desde otras perspectivas, otras latitudes intelectuales, morales y demás... que escapan al propio sistema que ella representa y en el mundo de Pablo Picasso hay unas... las bajadas a los infiernos, y unas contradicciones y unos miserabilismos, en ocasiones, que lo hacen un ser humano, por supuesto... pero lo coloca en una dimensión... desde una altura moral, digamos, cuestionable.
Por otro lado, el mensaje, la tesis, el compromiso, son palabras que me ponen un poco en prevención, porque remiten a la urgencia que se vivió en este país durante un tiempo, donde el teatro era el lugar de la ceremonia no artística sino, a veces, política... donde había que decir en claves, más o menos... ahora lo que hay que decir es que hagas lo que hagas, hazlo bien y que todo el mensaje y demás se desprenda de un comportamiento dramático. No hay premisas previas. No hay doctrina a dar previamente, ni hay nada que pretendamos enseñarle a nadie sobre nada, sino que se emocione, que se inquiete, y luego, camino de su casa, los segundos o terceros niveles de lectura a propósito del consumo, del arte, de los tiempos que le tocó vivir a este hombre... en fin, las cuestiones políticas, sociales y demás... que sean algo que estén en los bolsillos del espectador cuando va a su casa pero de entrada, que se inquiete, que se preocupe, que se emocione con lo que está pasando...

(No sé si es sólo mi percepción... pero tengo la impresión de que los que entrevistamos a los actores o directores... somos una especie de torturadores... hay un cierto tono de cansancio en las palabras de José Sacristán, de hastío... me empiezo a sentir culpable...)

Pregunta: ¿Se puede hablar de arte sin libertad?

José Sacristán: No. Yo creo que no y además en este país hemos sufrido durante mucho tiempo una forma de arte que era la permitida, la autorizada, la consentida... en ocasiones ha habido grandes artistas que han vivido en regímenes dictatoriales y han hecho grandísimas obras ¿no? Hay un dicho “Contra Franco se escribía mejor” qué duda cabe... aunque se pudiera... aunque el artista oprimido diera como fruto sus obras más maravillosas eso no justificaría, desde mi punto de vista, en absoluto el que nadie tenga que privar de libertad a nadie. Por encima de todo está la libertad. El ser humano puede vivir... hay una forma de hacer arte... pero, por encima de todo está la libertad y la justicia...

Pregunta: ¿Corren buenos tiempos, en la actualidad para el arte... teatral, en este caso?

(Se quita, por fin, el sombrero y comienza ha hablar con más energía, con más rapidez... )

José Sacristán: Corren otros tiempos y otros vientos... yo no me apunto ni al catastrofismo ni al triunfalismo, estamos hablando en una ciudad que se llama Parla (Recordamos: estamos en abril, concretamente el 27 de abril, dentro de una hora y media más o menos, en el Teatro de esta ciudad, José Sacristán, volverá a ser, sobre las tablas, Pablo Picasso) y esto, hace unos años, no tantos, sería impensable... que tú y yo estuviéramos aquí, hablando de una función que voy a hacer... aquí mismo... o en Pinto, o en Getafe... cuando todo esto, ahora, es un lugar, un teatro que ya lo quisiéramos en Madrid... ahora todo se ha descentralizado, me atrevo a decir, se ha democratizado, a unos les sienta, esto, de una manera y a otros de otra... ahora, el teatro privado, prácticamente ha desaparecido... tienes que depender del criterio, de la bondad, de la sensibilidad del que programa, si te programa, si no te programa, porque si dependes de la taquilla, generalmente los números no salen... ¿de qué informa todo esto? De que el fenómeno social llamado teatro ocupa, hoy, un lugar en la sociedad que es distinto del que ocupaba hace unos años, lógica y naturalmente, cuando no tenía competencia... entonces, lo que está pasando hoy, me parece perfectamente normal, que a unos les jode más y a otros les jode menos, pero yo creo que es que sencillamente, si tuviésemos que depender hoy de, en una ciudad como ésta, considerando el número de habitantes y considerando el número de personas que va a venir a ver la función... yo sé que me dedico a algo que a la gente no le interesa... claro, porque es aterradora la proporción... y sin embargo venimos... el sitio es estupendo... estará lleno el teatro... habrá entusiasmo... pues... es lo que hay... no me atrevo a señalar esto como algo que haya que sufrir y seguramente tampoco como algo por lo que haya que dar saltos de alegría. En mi caso concreto, creo contar con la fidelidad de un número de personas que, a partir de una propuesta determinada, me ofrecen una respuesta y hasta ahora para mí la relación es cordial, es de respeto, es satisfactoria y para mí es suficiente... entonces, el tiempo que me quede todavía para andar incordiando por aquí confío en que esto siga así...

Pregunta: Afirma pues que a la gente no le interesa el teatro...

José Sacristán: No, no digo eso... le interesa a un número de personas...

Pregunta: A una minoría...

José Sacristán: Claro, a un número de personas que no hace posible que esto sea una forma de ganarse la vida en ocasiones... He estado dos años haciendo “El Hombre de la Mancha”, dos años haciendo “My Fair Lady”... he tenido la suerte de estar en éxitos teatrales... pero la realidad es ésta... Madrid, Barcelona, son las únicas ciudades... pero en general, la afición al teatro o la gente que sigue siendo fiel al teatro... ya digo para mí es suficiente, yo no dramatizo, pero si calculas el número de habitantes de una ciudad y proporcionalmente la gente que viene al teatro, las cifras son más bien aterradoras...

Pregunta: No sé si puede haber un claro porqué...

José Sacristán: Sí, sí, mira, sencillamente... la vida es otra, hay otras formas de entretenimiento... yo tengo en mi casa un aparato que le doy a un botón... y llega un momento en el que estoy harto ya de tantas... doscientas mil películas... yo qué sé... ¡es la leche! De hecho al cine le pasa lo mismo... se están cerrando los cines de la Gran Vía...

Pregunta: Sí, pero el cine es distinto al teatro... ves una película y siempre es igual, no hay variación, el actor, la acción en sí siempre va a ser la misma... en cambio cada función de teatro es diferente, hay matices distintos, es distinta en sí...

José Sacristán: ¿Pero quién se atreve a ir a ver dos veces la misma función... si la mayoría no va ni una...? (Risas) No quisiera que se interpretara esto como “¡¡Oh qué pena el teatro...!!” No, es lo que hay y punto. Es lo que hay y punto... y lo que hay, desde luego, es lo que es... pienso que sería de desear que el interés de la gente por el teatro fuera mayor, pero si no lo es, yo entiendo perfectamente las razones... por otro lado, creo que aquí, el otro día lo señalaba Colubi (Alejandro Colubi, empresario del teatro Marquina y Príncipe Gran Vía) en una entrevista, creo que aquí nos queda todavía un camino por recorrer a la gente del teatro para estar a la altura de las circunstancias... yo, por ejemplo, en Argentina, Buenos Aires, tengo muy buena relación, y es envidiable la relación que tienen en esa sociedad con el mundo de la cultura, con el espectáculo, la reciprocidad con la que el profesional del espectáculo en Argentina... tiene una preparación, un interés, una... entiende que hay una relación a cuidar y a alimentar para con la sociedad y la sociedad igual. Hay gente que trabaja gratis y tienen infinitamente más talento que nosotros, lo hacen mucho mejor que nosotros y están mucho más inmersos, más amados y queridos por su propia sociedad, porque ellos se interesan por la sociedad. Aquí nos queda todavía un camino largo por recorrer, en ese sentido. Hay unos modos y unas maneras de entender esto que me parece que, salvo excepciones, por supuesto, no informan de la naturaleza del hecho dramático, como ocurre en otros sitios.

Pregunta: Volviendo a la obra, no sé si es la primera vez que dirige y se dirige a sí mismo...

José Sacristán: En cine he dirigido y me he dirigido ya tres veces... en este caso concreto, siempre hay un espejo... la suerte de contar con la gente, el equipo que me acompaña y a partir de ahí, el nivel de consejo, alguien puede estar viendo algo que yo no veo... pero, son muchos años ya en esto y creo que sobre la base de un texto así, yo no... me atrevería con otras cosas... y contando con la gente con la que he contado no me parecía demasiado difícil.

Pregunta: El pasado año lo veíamos en “Almacenados”... ahora “Un Picasso”... ¿Se quiere centrar en el teatro en la actualidad, se decanta por el teatro...?

José Sacristán: No. Me centro y me decanto por los buenos personajes y las buenas historias. El género y el medio están en un segundo plano, no soy de los actores que dicen donde esté el teatro... pues hay un teatro mal hecho... y prefiero hacer una buena serie de televisión... no hay un género o un medio que se redima por sí mismo... “Siempre será mejor hacer teatro”... eso es mentira... si se hace bien, sí... pero si no... qué coño... “Siempre será mejor hacer Shakespeare”... mentira... mejor hacer Arniches... o lo que sea... o Muñoz Seca... y hacerlo bien. Hagas lo que hagas, hazlo bien. El teatro tiene la ventaja de una disciplina, una gimnasia que te favorece... la independencia del actor con respecto a otros medios... pero el hacerlo bien es igual de difícil... o más, delante de una cámara que delante del público...

Pregunta: ¿Y es difícil encontrar un buen personaje en teatro?

José Sacristán: Hombre, a mí no me es tan difícil... vengo últimamente teniendo la suerte de poder elegir y vengo haciendo desde el Phillip Gellburg de “Cristales rotos” de Arthur Miller, pasando por el Salieri de “Amadeus”, El Hombre de La Mancha, el Profesor Higgins, “Muerte de un viajante”, Edgar de “Danza Macabra”, El Señor Lino de “Almacenados” y ahora este Picasso... tengo la suerte de que si no me gusta lo que me ofrecen o lo que me ofrezco yo, me puedo quedar en mi casa tan tranquilo... si no me divierto, si no me divierto en el escenario o delante de la cámara, fíjate que la palabra es “si no juego”... si esto no es un juego, yo me quedo en mi casa...

Pregunta: Lo personajes que ha nombrado son de escritores extranjeros... no hay personajes interesantes, buenos compañeros de juegos, en las obras de autores españoles...


José Sacristán: No es fácil. Al menos... yo he descubierto en David Desola, el autor de “Almacenados” un talento fuera de serie... y estoy deseando que volvamos a coincidir, pero al menos el material que tengo leído, no... fácil no es... no quiero decir que sea difícil o imposible, pero fácil no es...

Pregunta: “Un Picasso” nos sitúa en un momento histórico, recordamos París, 1941. Actualmente, en este momento histórico, está recorriendo España...

José Sacristán: Sí, y ayer se cumplían los setenta años del bombardeo de Guernica...

Pregunta: ¿Cómo es este momento histórico... cómo lo ve usted, cómo lo analiza...?

José Sacristán: Hombre a nosotros no nos afecta, este período preelectoral, el 11 de marzo, el ayuno de De Juana Chaos... en fin, todas estas cosas que... como actor no me afecta, como ciudadano sí... pero como actor no me afecta y la gente viene al teatro o no viene, eso es otra cosa, pero no... no hay ninguna repercusión...

Pregunta: ¿cómo le afecta como ciudadano?

José Sacristán: Estoy deseando que pase toda esta confrontación electoral y que ocurra la siguiente para que las aguas vuelvan, confío, a un cauce menos crispado, más normal, más tranquilizador... y más próximo a la realidad. Creo que desde el once de marzo de aquel siniestro año en el que ocurrió lo que ocurrió, ha habido un sector de la sociedad española que se ha negado terminantemente a aceptar aquello como un acontecimiento que ocurrió... lo bueno y lo otro... lo terrible y lo que consiguió y lo que subió y todavía esas secuelas siguen... hay una negación, una obstinación en no aceptar ni moral ni políticamente unos hechos e intentar cambiarlos, tergiversarlos, manipularlos... yo creo que todo esto se va a resolver, ahora, en esta primera confrontación electoral y luego por supuesto en la siguiente... y mientras tanto esperamos lo más serena e inteligentemente posible...

Pregunta: “Un Picasso” llegará a Madrid, supongo...

José Sacristán: No, de momento no. Vamos a seguir dando vueltas, porque ya tenemos compromisos adquiridos y hablaremos más adelante, porque no hay tantos teatros... por unas razones y por otras hay que negociar...son muchas cosas...

No hay proyectos en la cartera de José Sacristán, al menos eso me ha dicho... la verdad, me resulta increíble y penoso... sí, penoso... que este actor me diga que no sabe si llegará a la capital, porque no hay teatros, porque es difícil, porque son muchas cosas... y sí haya teatros en la capital para ciertas obras que... en fin...

Sofía Basalo.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

...NATALIA DICENTA (Noviembre 2007)




Natalia Dicenta protagoniza con total autoridad el nuevo proyecto teatral de Calixto Bieito. “Los Persas: Réquiem por un soldado”. Está orgullosa de ser la nueva “Chica Bieito”. Habla rápido, de una forma muy expresiva y consciente de su trabajo. Le gusta lo que hace y remarca el interés y la curiosidad que pone en cada proyecto. Afirma que no le gusta dar clase sobre el escenario aunque desea que lo que se pone sobre ellos despierte algo más que el mero entretenimiento en el espectador. Es fácil hablar con Natalia Dicenta, ahora Jerjes, hasta enero, en el Teatro Bellas Artes:


Pregunta: Calixto Bieito, director de “Los Persas: Réquiem por un soldado” nos hace unas preguntas. Se las traslado a usted: ¿Hay guerras justas e injustas. Hay alguna guerra justa?


Natalia Dicenta: Eso es una aberración. Es una perversión del lenguaje. La guerra, por definición es injusta y es aberrante y... en fin no, ¡¡no, no!! Si tengo que contestar de una manera breve: No eso es una aberración del lenguaje y la guerra por definición es injusta y es un puto infierno. (le digo que no tiene que contestar de una manera breve que se puede extender en las respuestas) ¡¡Ah!! Pues, mira, es que hay un libro fabuloso de donde sacamos... bueno, a mí me lo recomendó a leer Calixto. Cuando empezamos a trabajar sobre esto, dije, a ver, dame documentación, bibliografía, incluso películas... todo ¿no?... hemos visto mucho cine bélico, pero también hemos leído libros fantásticos y hay un libro magnífico que está escrito por Howard Zinn, él es profesor en la universidad de Boston... es un libro que se llama “Sobre la guerra. La paz como imperativo moral”... pero ya anteriormente en un librito maravilloso que es la correspondencia que establecieron Albert Einstein y Sigmund Freud, establecieron una correspondencia sobre la guerra a raíz de la primera guerra mundial; Einstein como persona más humanista, como científico pero a la vez, persona que como él se declaraba amigo de la condición humana quería preguntarle a Freud, que en ese momento era el psicólogo de más renombre, cómo era posible, qué pasaba con el ser humano que éramos capaces de hacer esto. La terminología “guerra justa” se acuñó durante la segunda guerra mundial, no durante la primera... y es una barbaridad. Es una perversión del lenguaje... y es de un cinismo brutal, porque además das pie y abres puertas a pensar que, bueno, el asesinar personas en un momento dado puede ser lícito... pero es que esto es salvaje... la guerra es asesinato, destrucción, tortura... la guerra es sacar al peor animal que llevamos dentro... la guerra es infierno, es el peor infierno del ser humano...

Pregunta: Ha hecho ahora una pregunta, la que le trasladaba Einstein a Freud, que también la formula su personaje en un momento de la obra ¿Qué ocurre con el ser humano que es capaz de hacer barbaridades como ésa?...

Natalia Dicenta: ... Si lo supiera... sería una gran teórica de la humanidad... y no estaría haciendo esta obra de teatro... porque como persona también me lo pregunto... necesito preguntármelo para crecer como persona y desde el escenario, preguntarlo para que quien esté escuchando, si alguien se queda con la pregunta y decide investigar y reflexionar sobre ello será lo más importante que podamos hacer como seres humanos... no sé lo que ocurre con el ser humano... ya lo preguntaba Einstein a Freud y ya se lo preguntaba Esquilo cuando escribió su obra “Los Persas”, documentando aquella batalla de Salamina del 480 a.C.... ya Esquilo se lo preguntaba cómo es posible que el ser humano tenga este doble canal; por un lado tan creativo, tan empático, tan solidario y tan compasivo entre seres humanos, creador de vida y por otro lado un canal tan destructivo y tan bestia... ¿cómo es posible que el ser humano sea así?... ¿Cómo es posible 25 siglos después de que Esquilo escribiera esa obra que el ser humano no haya aprendido que los conflictos no tienen salida mediante la violencia, que los conflictos tienen solución mediante la paz, un diálogo absolutamente justo y ecuánime, pero nunca mediante la guerra y la violencia...? y no hemos aprendido, es tremendo que utilizando la esencia de una obra de un autor anterior a Cristo, de tantos siglos atrás, resulta que estemos hablando del aquí y del ahora... es tremendo...

Pregunta: Hablaba de la pregunta que le hace al público para que éste reflexione y piense...

Natalia Dicenta: Bueno, la hace mi personaje, Jerjes, yo espero que la pregunta, es mi esperanza... yo no doy clases desde el escenario... yo espero ser un canal de transmisión, una correa de transmisión de ideas y de sentimientos...

Pregunta: Como decía, quizá por eso Calixto Bieito ha manifestado que esta propuesta no es un canto a la concordia de los países o un alegato pacifista... quizá lo que “Los Persas” coloca sobre el escenario es una realidad y es en el público en el que debe renacer ese sentimiento...

Natalia Dicenta: Sí, es una realidad lo que hay ahí arriba... al ponernos en la piel de una tropa española en una misión de paz en Afganistán, es lo que hay aquí y ahora en este momento... en diferentes conflictos, no sólo en Afganistán... en Irán, Irak, Líbano... ya sabes, el mundo está rodeado de conflictos, estamos en guerra permanente, es tremendo pero es así... entonces, desde ahí, desde esa realidad... Calixto habla al final de que esto, efectivamente, no es ningún alegato, no estamos haciendo un panfleto desde ahí arriba... no es un alegato pacifista ni en pro ni en contra de nada... es una realidad... son poner hechos sobre un escenario y que cada persona saque sus propias conclusiones... lo que sí que es cierto y no puedo evitar decirte es que todo el equipo, el de producción, el técnico y el artístico estamos a la misma y la misma es en contra de la guerra, en contra de la violencia, en contra de la injusticia, en contra del asesinato, la tortura, la censura.... cuando una persona despierta ya no puedes no mirar, porque ya lo has visto... ya no puedes girar la cabeza hacia otro lado, diciendo no me quiero enterar... y ahí están todavía muchas personas que dicen “¡uf, no me cuentes estas cosas que son tremendas!” pero estas ocurren y a nuestro lado... entonces no es solamente un “Réquiem por un soldado” como en un momento dice Calixto en el programa de mano... no es un Réquiem por un soldado muerto sólo... yo creo que si abrimos más las miras, es un poco réquiem por las personas, por la humanidad, porque claro que mueren soldados, pero por cada soldado, cuánta gente civil muere... cuántos niños, cuántas mujeres... es un réquiem por la humanidad... pero la palabra réquiem estaba en la esencia original también de Esquilo... porque él nos cuenta una batalla desde tres puntos, es decir, primero la expectativa de un ejército prepotente, superior, como en este momento son los ejércitos occidentales, un ejército muy grande que piensa que la batalla va a ser como un aperitivo, que no va a haber bajas... que hacen estadísticas de cuánta gente va o no va a morir... ésa es la primera parte. La segunda parte es el temor a ver si esa prepotencia va a hacer que se relajen y la batalla dé la vuelta. La tercera parte es el réquiem por cientos de miles de soldados muertos que se suponía que iban a hacer una pequeña maniobra de la que sólo vuelve vivo Jerjes, el capitán de aquella tropa convertido en el siglo XXI en mujer... cosa que me parece fabulosa e importantísima.

Pregunta: Eso mismo le iba a preguntar, como bien dice el protagonista, en esta relectura es una mujer, hoy en día buena parte de las tropas están formadas por mujeres...

Natalia Dicenta: Sí en este momento hay más de un veinte por ciento en la armada... con lo cual hay que contar con ellas... ya no es la visión de muchachos jóvenes que van a la guerra... hay muchachas y muchachos, es importante... y yo siempre lo he considerado muy importante porque soy mujer, porque estoy muy concienciada de ello y estoy muy comprometida con ello... y no tengo que decírtelo a ti que eres mujer, las mujeres hemos sido... somos, somos... creadoras y sustentadoras de vida, sustentadoras de la semilla, del alimento... las mujeres somos por esencia, por vida y por historia buscadoras de paz, de diálogo, de relaciones totalmente horizontales y no piramidales que son las que crean los hombres... los hombres han sido los creadores de la guerra, las mujeres somos las grandes perdedoras, somos motín de guerra, se nos considera así en las guerras... la mujer es un caso especial, es botín de guerra por el simple hecho de ser mujer... es violada, torturada, masacrada, masacrados sus hijos ante sus ojos para que lo vea y sufra... quiero decir... botín de guerra se usa además... es una táctica psicológica clarísima para debastar la autoestima y la seguridad del enemigo, del supuesto enemigo... cargarse a sus mujeres... es así de tremendo, nena... qué importante es, entonces, que tanto Calixto con Pau Miró, trabajando juntos, hayan decidido convertir a ese hombre en una mujer, porque ahora es una mujer la que habla de una manera muy ambivalente de la guerra y la paz. Es importante que haya una mujer ahí arriba... soy la única de hecho en todo el equipo, estoy rodeada de hombres...

Pregunta: Quizá también se haya convertido a Jerjes en mujer porque se quiere llegar al público desde la sensibilidad, se quiere mostrar el rostro más humano, si lo tiene, de la guerra...

Natalia Dicenta: ... no creo que vaya tanto por ahí... yo confío en que el ser humano, la persona sin sexo cultive esa sensibilidad y la empatía... todas y todos tenemos esas capacidades... lo que pasa es que históricamente... es una cuestión educacional y cultural también... todos y todas tenemos esas capacidades... yo creo que no... yo quiero creer, además trabajando con Calixto hemos hablado mucho de esto, es que es importante poner a una mujer ahí arriba por todo lo que te he contado antes... y que bueno, cuando estuve trabajando, documentándome, estuve hablando con mujeres soldado que habían estado allí y siendo como son, como somos nosotras femeninas, guapas y estas cosas absolutamente externas que no tienen importancia... pero a la hora del pensamiento, de una mentalidad, no había sexos... había una idea muy clara o tú o yo... si somos dos personas apuntándonos, voy a procurar dispararte mucho antes porque yo soy la que quiere sobrevivir... ante esto, que es una cuestión de instinto absolutamente primario que está en nuestro cerebro primario más interno, que no está en el córtex cerebral, que es donde desarrollamos otro tipo de capacidades más empáticas... pues esta parte del cerebro tan primaria es lo único que se desarrolla en guerra, ese instinto, el instinto de supervivencia, el centro de protección... y por supuesto de ataque en el supuesto de que me ataquen... entonces para eso no hay sexos... es así de tremendo, se cosifica a las personas porque así es más fácil... el trabajo mental en el ejército es muy bestia, muy cruel... pero es la única manera, supongo, que tienen de aguantar la presión, cosificar a las personas, cosificar a tu supuesto enemigo, para poderlo quitar de en medio sin ningún problema... porque como se den cuenta de lo que están haciendo... bueno, ahí están los casos... cómo vuelve la gente, tanto chicas como chicos, históricamente los chicos... cómo vuelven de losa enfrentamientos... el trabajo psicológico y terapéutico con ellos tiene que ser bestial, porque el infierno se les ha instalado en el cerebro, en el alma... y es muy difícil salir de ahí...

Pregunta: Ha comentado que ha conversado con mujeres soldado, que han ido a la guerra... ¿Cuáles son sus razones, sus ideales, sus principios...?

Natalia Dicenta: Pues... creer en ello... son razones muy lícitas y las mismas razones que pueden tener los chavales cuando se alistan. Creen en ello, creen en la noción de patria, en la noción de país, la bandera es algo importante y quieren defenderla... y con mucho orgullo ¿no? Son nociones que quizá para mí pueden ser lejanas pero que por supuesto respeto porque, de verdad, ante todo, tolerancia... si no... no hay manera. Creo que tenemos que ser tolerantes con las ideas de los demás... eso es lo que yo escuchaba, eran nociones que para mí podían ser lejanas pero que las respetaba muchísimo porque es el concepto general en un ejército, cuando es el estímulo... y además también la dignidad como personas y el orgullo de sentirse personas que van a defender a su nación en unos casos, que van a ayudar a la población a reconstruirse en otras... es decir, la fe en lo que están haciendo y la convicción es espectacularmente fuerte... es lo que les lleva a donde van... claro, luego, la realidad es muy contradictoria y es muy otra, pero hay una fe y una convicción en lo que están haciendo y es de donde yo quise tirar para componer mi Jerjes... de escuchar a una mujer encantadora como tuve delante de mí... hablé con una mujer soldado y hablé con una mujer médico-psicólogo de la marina una mujer encantadora, por cierto... cómo hablaba de los chavales o chavalas que recogía cuando volvían del frente... era tremendo cómo tenía que trabajar con ellos... y además es gente que nos ha dado las gracias por hacer lo que hacemos sobre el escenario... lo que es importante... son mujeres que tienen un concepto muy claro de lo que están haciendo, el trabajo que están haciendo es su oficio, su profesión, hay una dignidad muy grande que yo respeto y eso es lo que yo quería interiorizar en mí para entender mejor a mi joven Jerjes, interiorizar la convicción de Jerjes; es una chavala muy joven, que andaba despistada, su madre había muerto, el referente femenino se le había ido a la porra... y qué... tenía un padre que se empezó a apoyar en ella... esa muchacha necesitaba salir, encontrar un norte... y hay muchos posibles... ella lo encontró en el ejército... y lo cuenta “encontró su dignidad de persona y de profesional en el ejército...” y allí tenía sueldo y seguridad social, seguro de vida, formación cultural y deportiva... y bueno... encima iba a ayudar a la gente... y piensa, si me han enseñado a usar armas, espero tener la oportunidad de usarlas... es todo un complejo y ambivalente ser humano que me encanta interpretar...

Pregunta: ¿Cómo ha trabajado con Calixto Bieito?

Natalia Dicenta: Lo que más me importa es la persona... como siempre... qué suerte ¿verdad? Haber coincidido. Creo que ha sido muy bueno; hemos juntado talento, imaginación, creatividad para colaborar... creo que está muy bien... Es un hombre internacionalmente aclamado y reclamado... es un hombre, multitarea no sé cómo lo hace, es capaz de acudir a varios sitios... llevar montajes simultáneamente... está en Berlín, está aquí... ha sido una gran suerte por tener un hombre con un cerebro tan bien desarrollado, con una capacidad de inventiva y de ingenio, unos golpes de ingenio, un estímulo cerebral muy grande y todo esto no sería nada si no lo acompañara la gran pasión que tiene y por ahí nos hemos encontrado muchísimo. Soy una gran curiosa de la vida, me gusta mucho estudiar al ser humano, porque empecé estudiándome a mí para aprender y ser mejor persona y he terminado queriendo saber muchas cosas... y eso como actrices y actores nos ayuda mucho para luego componer nuestros personajes... conocer el fondo del ser humano... y bueno, soy una mujer muy apasionada de la vida, muy curiosa de la vida... deseo compartir... entonces creo que ahí hemos tenido Calixto y yo una buena colaboración, hemos intercambiado muy buenas ideas, hemos trabajado muy a gustito... hace algún tiempo por ahí, en algún bolo, me dijeron “hombre, la chica Bieito”... y me sentí orgullosísima, pero orgullosísima de verdad... y dije pues sí, por qué no... ya me gustaría volver a repetir, porque es todo un tránsito desde que un día empezamos a leer hasta que por fin estrenamos... es todo un tránsito un aprendizaje muy bueno...

Pregunta: Un aprendizaje muy bueno y muy duro, también, porque además de teatro de texto, tienen que cantar...

Natalia Dicenta: Sí... esta semana pasada lo he pasado francamente mal... y aún tengo restos de catarro... estuve muy resfriada y eso para la voz, pues es un crimen... lo pasé fatal porque sí se baja la posición, como toses tanto dañas las cuerdas... en fin, es muy sacrificado... pero bueno, sí, es la primera vez que puedo aunar esas dos capacidades que tengo como artista... espero tener más... pero bueno, estas dos que voy desarrollando que son la palabra y la música... comunicarme como actriz y como cantante y Calixto no me había escuchado nunca y cuando lo hizo se quedó, realmente, impresionado y se lo agradezco mucho... porque era mucho más de lo que se esperaba... muchísimo más... con lo cual, fantástico... con todos nosotros lo ha hecho, de todas maneras, con todos los actores ha hecho lo mismo... con Rafa, Javier, Chus, Ignacio, David y con Roberto... bueno, Roberto es el único que está un poco fuera porque es ese padre impotente que el hombre pues está... en fin... con la impotencia de que va a perder a una hija, de que ya la ha perdido... está perdido en un abismo de dolor... pero todos los que estamos arriba, los que somos la tropa, a todos nosotros nos ha sacado lo mejor... yo soy la cantante, la solista del grupo, pero todos mis compañeros tocan instrumentos, cantan también... la verdad es que el montaje a veces parece un concierto de rock con monólogo, pero no deja de ser una obra de teatro... creo que hay que desmitificar esta historia y hay que saber fusionar las diferentes artes ¿no? Y está muy bien, yo creo que aquí a parte de las canciones que hacemos concretas, de principio a fin, luego hay una banda sonora que acompaña el tránsito de emociones de la función potenciando mucho más esas emociones... está la música siempre ahí, potenciando el miedo, potenciando la expectativa, el horror, el optimismo en un momento dado, potenciando todas las emociones que salen... yo creo que está muy bien...

Pregunta: Natalia Dicenta como buena hija de actores, ha vivido el teatro desde siempre ¿Qué es ser actriz en su opinión y desde su vivencia?

Natalia Dicenta: El teatro es mi casa... yo he estado en la barriga de mi madre cuando estaba embarazada de ocho meses y ella estaba sobre el escenario y me apretaba con una fajita para que no se notara demasiado... así salí yo, un poco nerviosa... con dos vueltas de cordón y un poco nerviosa... pero lo cierto es que yo ya desde el vientre de mi madre ya debía estar escuchando cosas... me crié entre cajas... te digo que el teatro es mi casa porque es algo muy orgánico en mi vida... es muy natural... entrar en los teatros, estar entre cajas, subirme al peine... el telar, mirar los focos... para mí es una... no sé si llegar a decir, un modo de vida... realmente los artistas... es una opinión que voy sacando, según voy cumpliendo años, sí que es bueno que disociemos un poco nuestra vida del trabajo... porque al fin y al cabo es trabajo y la vida es otra cosa... lo que pasa es que cuando somos tan creativos, los actores, cantantes... a través de nuestro trabajo podemos crecer como personas también... yo no puedo negar que cada personaje que me ha tocado interpretar en estos casi... 28 años de profesión... todos me han enseñado algo de mí misma y de la vida... me he ahorrado muchas terapias... no todas, porque soy una persona a la que le gusta investigar el ser humano y practico mis terapias, pero me he ahorrado muchas, porque los personajes que he hecho me he lanzado a ellos muy valientemente y he tenido que rebuscar en mí, en lo más hondo... a veces son partes que podían no satisfacerme, precisamente y me he enfrentado a ellas y he procurado mejorarlas, por lo que he andado el camino con mis personajes y me han hecho crecer... eso es bueno, creo.

Pregunta: ¿Cómo contempla la situación teatral en la actualidad?

Natalia Dicenta: Bueno... te voy a decir mis deseos... Yo deseo que el teatro sea creatividad, que el teatro nunca pierda la cercanía a la sociedad, al aquí y ahora, y a las personas que formamos esa sociedad para que esté muy conectado a todos nosotros, que el teatro sea correa de transmisión no sólo de emociones sino de vida... hay muchas cosas... el teatro, por supuesto, ha de ser entretenimiento, ha de ser fiesta porque es una celebración, es lo que hacemos cada vez que levantamos telón... pero hay cosas importantes para mí y son el compromiso, no porque siempre quiera que el teatro sea militante... creo, insisto, hay que ser flexibles, tolerantes y hay muchas maneras de expresar ideas... pero que las ideas sigan fluyendo desde los escenarios... que no perdamos el contacto con la realidad... eso es bueno... y luego podemos contarla de una manera efectiva, cruel... como queramos... porque para eso estamos ahí y somos artistas, pero no podemos perder ese contacto, que el teatro sea vida, sea pasión... gran palabra, pasión... que no perdamos nunca la pasión... pasión por la vida... curiosidad por la vida...

Pregunta: Además de se Jerjes, por un largo tiempo, ¿tiene algún proyecto entre manos?

Natalia Dicenta: Sí, me toca ser Jerjes, durante un ratito... porque hemos empezado hace poco y terminaremos la temporada aquí en enero... luego seguiremos bolos y entraremos en Barcelona a hacer otra temporadita... más bolos... imagino que al ser Calixto quien está detrás de todo esto y ser reclamado internacionalmente, es posible que “Los Persas” se pegue una vuelta por ahí... es posible... en mi deseo... seguir disfrutando y trabajando... que no falte el trabajo... y que no falte la salud... y seguir desarrollando esa parte musical mía que me atrae mucho y que no puedo abandonar porque es una manera de comunicarme que me ilumina mucho, me eleva mucho por dentro... me hace sentir bien y sé que eso llega al público y es fantástico... de hecho estaba a punto de hacer un montaje sola yo, antes de que llegase Calixto... lo estábamos pergeñando con otro productor... hacer un montaje con una línea de acción... que llevaríamos por los teatros y por España... pero apareció Calixto y cuando Calixto viene hay que acudir, porque tampoco va a llamar dos veces ¿no? Llama ahora y si no está muy ocupado... pero eso está pendiente... y... la música creo que va a estar muy cerca siempre...

Pregunta: Y concretamente el Jazz...


Natalia Dicenta: Sí, ahí es donde yo me estoy desarrollando más... claro, cómo no... y lo que quiero es, sin dejar, mis cafés de Jazz, Café Central, mi Clamores, o cuando vaya a Barcelona cantar en el lugar que sea... sin dejar esa esencia que es hermosísima... pero ya desarrollarlo más, irme a los teatros, hacer gira, desarrollarlo más... hacerlo más grande... creo que es un proyecto que tiene que crecer, me siento preparada para ello y rodearme de la gente precisa, con el talento más que necesario para sentirme bien protegida y acunada y tirar hacia delante. Me apetece muchísimo... es que en el escenario me siento muy bien... me da mucha vidilla... qué quieres que te diga, chica, que no falte el trabajo... y a hacer feliz a la gente...

Pregunta: Para terminar, volviendo a las motivaciones que llevan a Jerjes a alistarse en el ejército, ha comentado que una de ellas es “encontrar su dignidad en ese ejército”... en el momento en el que el personaje entra en este pueblo devastado por el ejército invasor, en el momento en el que descubre a esos niños muertos... ¿Jerjes puede sentir que esa dignidad no es tal?... esa escena es realmente sobrecogedora...

Natalia Dicenta: Sí, sí lo es... sobre todo porque así lo intento con esa cercanía, bajando hacia el público... era la idea de Calixto... porque quizá describiendo semejante horror y dolor, acercándote a la gente con un fusil, vestida de camuflaje... ésa es la puta guerra... eso yo lo he visto en documentales reales... que los mismos soldados han grabado... los chicos llevan sus cámaras y con ese material han hecho documentales sobrecogedores y nos han mostrado eso que yo cuento... Jerjes... de momento, dice las palabras... describe lo que está viendo... pero en ese momento no reacciona, lo hace después... es un shock tan bestia que dice “estoy viendo muertos, algunos niños, unos huesos, sangre...” describe todo el horror y de momento queda en un shock traumático... bueno, quedan todos ellos... es un shock tan grande que viene después la reacción, ella sube y dice que Dios los acoja en su absoluta misericordia... se queda totalmente bloqueada... empieza Rafael Castejón maravilloso actor y compañero, la continuación donde se pregunta qué pasa con mis creencias, me habéis traído aquí, me enseñáis todo esto... que el cuerpo era divino, que había que creer en Dios, y resulta que esto con lo que pensamos es un amasijo de... pero qué me estáis contando... cuando Jerjes empieza a escuchar a ese compañero, al otro que ha entrado en “locurita”... al otro que dice “pero qué mierda es esto... he venido aquí porque me han dicho, como es real, que cuando vas a misiones ganas más de medio kilo al mes, con lo que puedes comprarte mil cosas...” ella empieza a escuchar las motivaciones de cada uno... y entra en un proceso mental muy intenso en el que les dice a todos “basta ya, no quiero seguir escuchando más, quiero estar sola” y empieza a reflexionar y empieza a pensar en su padre... es una vorágine sin retorno... es demasiado joven, eso lo podemos hacer tú y yo que somos más maduras y estamos aquí en paz y en casa, pero yo creo que estos chavales y chavalas cuando se encuentran con semejante infierno y Apocalipsis real no pueden reflexionar... es demasiado trauma... no reaccionan... uno se ríe, otro llora, otro dice “me voy”... otro hace fotos, a otro le entra el pánico... parece que se han vuelto todos locos... pues sí... es la locura, es el horror moral... es la única manera de defenderse... tu “coco” qué va a hacer viendo esas cosas qué haces... tiene que haber mecanismos, los hay, para poder seguir viviendo...eres responsable de ese horror y eso no lo puedes ver...

Sofía Basalo.

...FERNANDO GUILLÉN (Junio 2007)






Seguramente, el vals, es el ritmo más indicado para decir adiós... Así dijo adiós en 1972 Louis Aragon y así lo dice Fernando Guillén... éste, dice adiós al teatro, a la escena... y en Madrid lo hace en el teatro en el que comenzó... Hemos charlado con un Fernando Guillén un tanto agobiado... es mucha la repercusión mediática que está teniendo esta propuesta teatral... Nos hace un huequito y comenzamos la entrevista:



Pregunta: ¿Cuál es el poder del dolor, hasta dónde puede llegar?


Fernando Guillén: Depende de las circunstancias y de las personas que lo soporten... pero efectivamente, lo que quiere decir Louis Aragon es que el dolor... creo que la frase es “Creo en el poder del dolor, de la herida y de la desesperación”... tienen efectivamente un poder catártico... y realmente es una de las pocas cosas que dice de una manera clara, porque todo el texto es un texto elusivo, un texto a veces difícil de comprender, a veces de una sencillez extrema, pero en esa zona de esa carta, porque realmente este texto es una carta que él escribió en el último número de “Le leerte française”, una revista que fue la línea cultural de la Francia de los años cincuenta y sesenta, comienzos de los setenta... él a parte de ser un gran escritor y un gran ensayista y periodista... y estar adscrito a los movimientos surrealista y dadaísta, estuvo también muy vinculado a la política y fue miembro del partido comunista francés hasta que su negativa a su posición a la invasión de los soviéticos de Checoslovaquia le enemistó con ellos y entonces el partido comunista lo expulsó del comité ejecutivo y le cerró la revista, con lo que en el último número, él escribe este grito contra la injusticia... y además fue lo último que, efectivamente, escribió porque al poco tiempo se suicidó lleno de contradicciones y de dolor... él defiende, frente al optimismo a ultranza que los partidos totalitarios y también la derecha, por qué no, también la derecha defiende el optimismo y la creencia en una vida mejor y... él dice que no, que hay que asumir la realidad y que no debemos tener demasiadas esperanzas... es eso lo que dice realmente... dentro de lo que yo entiendo como intérprete de su texto... a lo mejor quería decir otras cosas, este tipo de escritores nunca se sabe muy bien por qué camino van y a dónde quieren llegar...

Pregunta: Como bien comentaba, esta frase “Creo en el poder del dolor, de la herida y de la desesperación...” lo dice en un momento en el que ya no lee la carta... al final, la tira y habla directamente al espectador, de una forma directa, sumamente intensa... mientras casi la totalidad de la obra, casi la totalidad de la carta lee... ¿Tal vez, ésa es la síntesis, es lo que ha querido decir y en ese momento dice sin ningún tipo de evasivas, ésa es la conclusión y quiere que el lector, en este caso, el espectador lo entienda sin ningún tipo de metáfora o de recurso surrealista...?

Fernando Guillén: Sí... mucho más directo... sincero lo es siempre... él escribe su carta... no hay que olvidar que es un surrealista y escribe su carta a su modo... haciendo cabalgar la realidad con los sueños, entonces él de repente sin saber cómo ni por qué está en Montmartre, en el mercado de Lesalle, en el Mercado Central de París... y luego está en las afueras, viaja con un camionero que no sabemos quién es, que ha conocido... llega a esa finca maravillosa a caballo... todo es una mezcla de cosas reales y cosas soñadas al modo de los surrealistas, en los que, efectivamente, las cosas no se dicen de una manera directa... en cambio, al final, sí, se desnuda... yo por eso... yo me sé prácticamente todo el texto ¿eh? Lo que pasa es que el montaje está inventado así, una carta hay que leerla... qué voy a hacer en el escenario, si no... entonces Trintignant que fue a quién se le ocurrió hace diez años llevar este texto a los escenarios... que es un texto que no está escrito para teatro ni muchísimo menos pues lo hacía sin moverse nada, leyéndolo todo, sentado en la mesa... donde está escribiendo, corrigiendo esa carta, para a la mañana siguiente llevarla a la imprenta... yo y mi director, Carlos La rosa que fue el hombre que ayudó a Trintignant en España, cuando presentó el espectáculo hace, eso, ocho o diez años, estuvo tres días o así, en el Teatro de la Abadía... entonces, bueno, es un texto que naturalmente para darle una dramaturgia y para... es muy complicado porque es una simple carta que él escribe a su periódico, a su revista...

Pregunta: Esta obra concluye con una frase, realmente, sobrecogedora “Al menos, cuando sufro, ahora he aprendido a no gritar”... ¿Cuánto se ha de sufrir para aprender a no gritar...?

Fernando Guillén: ... A él le cuesta mucho aprenderlo... yo seguramente no podría contestarte a la pregunta porque quizá... no... he sufrido tanto... pero efectivamente hace falta un largo recorrido para poder... dejar de gritar a pesar de... sufrir... todos cuando sufrimos decimos (grita... más o menos...) ¡Ay mamá, Dios mío, ayyyy... qué desgraciado soy...!!! ... es realmente tremendo... es una frase tremenda... su grado de sufrimiento ha sido tal que ya cuando sufre no grita... no pide auxilio... es fantástico... sí... pero bueno, la vida de Aragon con una homosexualidad que él ocultó durante todo el tiempo... y que en esa carta de una manera también muy difusa habla de ella, cuando habla del chico que conoce en la taberna... y es el mismo chico que lo lleva en el camión... ya cuenta cómo nota que al chico le va a estallar la ropa... se fija en sus músculos... todo lo dice de una manera muy poética y muy bella y nada directa...

Pregunta: He leído que se ha sentido muy identificado y muy comprometido con este texto así como con su autor... ¿Cómo llegó la oportunidad de hacerlo?

Fernando Guillén: Carlos La Rosa es un escritor y actor argentino afincado en España que fue el promotor que trajo a Trintignant a España a representarlo en el Festival de Otoño de Madrid de hace casi diez años... entonces él se sintió fascinado por este texto se lo pidió a Trintignant, habló con los herederos de Louis Aragon y me lo ofreció a mí. Es un regalo maravilloso... ése ha sido el motivo de enfrentarme con este texto, encontrarme con un título tan sugerente como “El vals del adiós”... es lo que me ha llevado después de una reflexión que tampoco me ha llevado mucho tiempo... ha sido como un impulso de decir “éste es el momento más hermoso para dejar el teatro...” seguiré haciendo cine y televisión... en el teatro donde empecé... terminar mi vida teatral después de cincuenta y cinco años de hacer teatro... me ha parecido coherente...

Pregunta: Cincuenta y cinco años haciendo teatro... Balance positivo, supongo... un recorrido lleno de momentos emocionantes...

Fernando Guillén: No sé... hay varios hitos, no sé... “Todo en el jardín” de Albee... “Los secuestrados de Altona” de Sartre... “Equus” que yo no lo hice en Madrid, porque aquí lo hizo José Luis López Vázquez... yo lo hice en Barcelona y en el resto de España durante tres años... me marcó de una manera... hay varias cosas en mi vida... siempre he procurado hacer un teatro más o menos comprometido o comprometido definitiva e ideológicamente... y esto en la época franquista era mucho más difícil... y sólo Nuria Espert, Adolfo Marsillach y yo lo hacíamos... luego ya las cosas se pusieron un poco más sencillas... y llegó el grupo de Juan Diego y Lola Gaos, Juan Margallo y toda esa gente que sí, hicieron también un teatro... eran tiempos ya más fáciles... la muerte del dictador estaba cercana... pero a nosotros nos costaba mucho trabajo por la censura... pero procurábamos hacer un teatro que no sólo pretendiera entretener, sino hacer pensar... y acabo mi vida, haciendo un texto lleno de compromiso con el ser humano en general y con uno mismo.

Pregunta: ¿Se puede decir que el teatro alcanza su significado, su sentido máximo cuando hay en él compromiso...?

Fernando Guillén: El teatro... puede ser un teatro de evasión y siempre que sea bueno... lo bueno es bueno... yo no puedo rechazar a escritores que hayan escrito humor... en nuestro país... no sé... Mihura, por ejemplo, me sigue pareciendo un autor admirable igual que me puede parecer Moliere o yo qué sé... Jardiel... Hay autores que son estupendo a pesar de que cultiven el humor... lo que realmente es muy zafio e inútil... es la grosería... ese humor que habitualmente se hace... el humor de Lina Morgan, o el humor de Camoiras... o de Osinaga... no sé... eso me parece que es absolutamente inútil, aunque muy respetable... tiene su público y allá ellos... no sé... pero yo nunca he querido verme comprometido en este tipo de historias porque pienso que el teatro como la música, como la pintura... son artes muy nobles y muy hermosas que lo que deben pretender es enriquecer a los otros seres humanos que te contemplan, te oyen... y no embrutecerlos más de lo que están... eso lo podría aplicar al cine y no te digo a la televisión... bueno, la televisión ya... para qué hablar de ella... salvo alguna cadena... las demás... pues son verdaderamente un pozo de inmudicia...

Pregunta: ¿Es éste un buen momento para comprometerse?

Fernando Guillén: Yo creo que sí, estamos en un momento en el que... siempre es necesario estar comprometido. Ha habido una época en la que después de la transición creíamos que una vez terminada la dictadura... que ya no había nada que hacer... y no, ahora nos damos cuenta de que siempre hay que estar haciendo cosas por los demás y reivindicando derechos... no sé, por ejemplo con este gobierno, pues... la reivindicación de los homosexuales, la violencia de género... tantas cosas, siempre hace falta estar en la brecha y luchar por los desfavorecidos y... estamos en un momento en el que un noventa por ciento de la población mundial muere de hambre... pasa hambre... cómo no va uno a intentar comprometerse... pues cómo no va a hacer uno teatro de compromiso... “Kabul” sería un ejemplo de teatro de compromiso... porque ahí están los afganos... no sé... lo que te digo todos son lugares comunes y cosas muy sabidas... pero no por ser muy sabidas debemos olvidarlas...

Pregunta: Este texto nos invita a contemplar la realidad tal y como es... sin ningún maquillaje. ¿El ser humano tiende, en general, a maquillar la realidad a ocultarla, tiene miedo a verla tal y como es...?

Fernando Guillén: Sí, sí... el ser humano en general... sí... tiene cierta tendencia... Aragon hay un momento en el que lo dice; hay que enfrentarse con la desgracia y no disfrazarla de lo contrario... entonces, igual que asumes la muerte de un ser querido, tienes que asumir la pobreza que te rodea, el cambio climatológico que llevará a nuestros nietos, en mi caso a mis bisnietos, a la catástrofe... y sin embargo, efectivamente, los políticos, realmente no se preocupan demasiado de esas cosas, si no de sus luchas internas... son realmente como niños y a veces es incomprensible, cómo los ciudadanos depositamos en ellos la administración de nuestras vidas cuando en la mayoría de los casos no están ni mucho menos capacitados para hacerlo y sólo piensan en su poder... en tener poder y en su egoísmo personal... esos políticos... y políticos importantes... porque el acal... (interrumpe lo que iba a decir) el alcalde de un pueblo que de repente ha hecho una recalificación y... se lleva unos eurillos... pero no, no... personajes... no quiero dar nombres... personajes que son presidentes de diputaciones... son... en fin... gente muy importante... a su edad... porque tener ambición de dinero a los veinte años para pasártelo bien... lo entiendo... pero a los sesenta seguir acumulando dinero, acumulando dinero... para qué... qué interés tiene eso mientras tanta gente pasa hambre y calamidades... bueno... no me quiero poner demasiado serio...

Pregunta: Ha comentado que con este “Vals del adiós” dice “adiós” al teatro pero no al cine ni a la televisión...

Fernando Guillén: Sí... y además acabo de terminar una película para TVE y comienzo ahora otra película en junio... y más adelante haré la serie que prepara José Luis Garci para Telemadrid... bueno, tengo varios proyectos de cine y televisión... pero no demasiados porque también elijo que sean cómodos y que me gusten... pero sí seguiré trabajando en la interpretación, sí...

Pregunta: Volviendo al texto, como bien ha comentado nos advierte de que no hemos de tener demasiadas esperanzas, critica el optimismo, la espera por una vida mejor... Pero a veces, ese optimismo, esa esperanza nos ayuda a afrontar la realidad a verla tal y como es...

Fernando Guillén: Sí, siempre que sea un optimismo auténtico y no prefabricado... yo creo que Aragon se mete con el optimismo como dogma... ahí en esa zona Aragon reprocha los dogmas tanto de la izquierda totalitaria que para él eran los soviéticos, el partido comunista francés como a esa derecha católica sobre todo que te dice que hay que tener esperanza... incluso te cuenta la historia de que hay un más allá y que vas a ser feliz en el más allá... pero no esta religión, sino todas... la musulmana... te promete cientos de huríes, vírgenes... (risas) en un paraíso... siempre hay una tendencia... los poderes manipuladores tienen tendencia a ofrecerte el oro y el moro (nunca mejor dicho)... para tenerte contento y contra eso, es contra lo que se mete Aragon... otra cosa es que tú tengas un temperamento optimista y veas el vaso medio lleno en lugar de medio vacío... pero el optimismo como dogma de fe... hay una vida mejor después de la muerte... llegará un momento en el que los pobres de la tierra tendrán todo lo que tienen los ricos... o todos seremos ricos... eso son tonterías en las que no hay que creer... es una falsedad y es de farsantes...

Pregunta: Y no sé si la pregunta entonces sería ¿Por qué queremos creernos esas historias?

Fernando Guillén: Bueno... yo no me las creo... pero hay gente que sí las cree... y yo lo respeto... no sé... el que es católico... pues allá él... el que es comunista a ultranza... pues allá él... no lo sé... no lo sé... yo efectivamente no soy así... y no comprendo cómo hay gente así... me pasa lo mismo que a ti...

Me dice que está un poquito fatigado... que ésta es la quinta entrevista del día... que está teniendo un seguimiento mediático que lo está superando...

Pregunta: Terminamos... “El Vals del adiós” llega al Teatro Español tras hacer una gira por diversos lugares de España... seguirá esa gira o termina aquí...

Fernando Guillén: “El Vals del adiós” tiene aún una vida larga... incluso quieren llevarlo... para mí es un misterio... una cosa incomprensible que un texto tan hermético, tan difícil pueda emocionar y llegar tanto a los espectadores... me decían esta mañana en el teatro que lo tenemos vendido para toda la semana, que está lleno... es una sala pequeña, pero bueno... yo es que pensaba que nadie se iba a interesar por esto... y entonces, seguramente iremos, a partir de la temporada próxima a Argentina y México... y empezaremos quizá en Buenos Aires en el mes de septiembre...

No sin cierto “apuro” digo adiós, sin vals de fondo, a Fernando Guillén...

Sofía Basalo.